Un par horas antes
Sin previo aviso Tyron le asestó un puñetazo en la mejilla a Hugo. Oyó como se le rompían los huesos de la mandíbula y un dolor lacerante empezó a subirle por el estómago. Tyron tenía una barra metálica terminada en punta en la otra mano. La barra tenía el extremo pintado de un color rojizo. Hugo se dio cuenta al mirarse el estómago de que lo que decoraba la barra no era pintura, sino su sangre.
- Debes ser más rápido. Ellos no te van a dejar respirar.
- Ya lo intento, pero me falta entrenamiento.
- ¿Acaso te crees que te estoy enseñando ballet?
Hugo no tuvo tiempo de levantarse del suelo. La bota de Tyron aterrizó en su estómago haciendo que su cabeza golpeara el duro pavimento. Tanya había insistido en que entrenaran en el exterior, a pesar de que Tyron había sugerido de empezar en el gimnasio que había en la planta baja de la mansión.
- No tenemos tiempos para andarnos con remilgos - fue lo último que dijo antes de volver a entrar y dejarles con el entreno.
Hugo seguía teniendo un montón de preguntas de las que necesitaba la respuesta. Sabía perfectamente que no se la iban a dar de ninguna manera por la vía fácil. Intuyó que aquellas respuestas debía ganárselas. Puso todo su empeño en el entrenamiento pero empezaba a estar agotado, dolorido y magullado. Observó a Tyron fijamente y se dio cuenta de que antes de cada ataque desplazaba su pierna izquierda un poco para atrás para cargar el peso.
- ¿Seguimos?
- Por supuesto - creía que tenía una pequeña ventaja.
Tyron fue a asestarle de nuevo un puñetazo dirigido hacia la herida que le había hecho con la barra metálica. En el instante preciso, des del suelo, Hugo estiró la pierna clavándole un puntapié en la espinilla que hizo que Tyron perdiera el equilibrio y cayera. Con una velocidad que le sorprendió incluso a él mismo se puso de pie y de una patada apartó la barra metálica de las manos de Tyron. Ese mismo pie lo levantó y lo situó encima de la cara de Tyron. Su intención era plantarle un puntapié que le rompiera la mandíbula.
- Adelante, no lo pienses, así creeré que te he enseñado algo - Hugo obedeció como buen alumno que era y unos segundos después oyó como los huesos de la mandíbula de Tyron se rompían y donde Tyron tuvo antes la mejilla ahora había un maratón y una mancha de sangre.
Tyron estiró su mano indicándole a su aprendiz que le ayudara a levantarse. Con un fuerte apretón en la mano dio la sesión de entrenamiento de aquel día por terminada. Le indicó que entrara dentro para descansar un rato. Durante un segundo Hugo se hizo la ilusión de que el tormento había terminado pero supo que al cabo de un par de horas después tendrían que volver a reiniciar el entrenamiento. Su instructor no se lo dijo pero el supo que la siguiente vez iba a ser más duro, más violento y que no iba a tener tanta compasión.
Entró dentro de la mansión y se encontró a Tanya recostada en el mármol de la cocina con una copa de vino en la mano. Le hizo una señal para que se acercara a él y cuando estuvieron muy cerca el uno del otro le besó tiernamente en la mejilla. ¿A qué demonios estaba jugando aquella mujer con él? Hugo abrió la nevera y se sirvió una cerveza. Al abrirla esta le mojó todo el torso. Ante aquella imagen Tanya no puedo evitar lamerse los labios y ese gesto al chico no le pasó desapercibido.
- De momento lo estás haciendo muy bien. Has de entrenar más tiempo y más duro.
- ¿Por qué? ¿Qué esperas de mi?
- Todas las preguntas tendrán respuesta a su debido tiempo. - Marchó de la cocina y empezó a subir por las escaleras de cristal en dirección a su habitación. - Ahora acompáñame, tu entrenamiento aún no ha terminado.
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Los siervos de Anubis I. Tarik
RomanceTarik nunca se ha cuestionado nada. Ha acatado las ordenes de su dueña sin poner objeciones. Todo esto cambiará en el momento en que conozca a Chris. ¿Es posible que una simple persona pueda cambiar toda su existencia?