Desvelo de Redención

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El silencio absoluto del pasillo me intranquiliza. Ellos deberían estar aquí.


Soy ArthiaAH657, Arconte de Silizia. O lo era, ya no lo sé.


Se abren las cortinas automáticas, la voz mecanizada del sistema de ambientación me informa que será un día despejado y frío. No hay mensajes en mi comunicador.


Jamás me cuestioné mi deber como Arconte.
Tal cual todos los nacidos después del 3040, pasé por el control de ADN que dictaminó mi pertenencia a aquel grupo "selecto" de la evolución humana cuyos genes habían "ascendido". Me sentía especial, una elegida para algo importante. También mis padres lo pensaron, al menos hasta notar que cada vez eran más y más los nacidos como parte de ese grupo que ya no parecía ser tan selecto. De pronto a los quince años, dejé de ser especial.


Poco después, el gobierno decidió darme la posibilidad de serlo nuevamente. Para cuando cumplí dieciocho años, habían ocurrido varias masacres, accidentes terribles, debido a personas mutadas que no podían controlar sus dones, o los utilizaban para hacer el mal. Los "pradusta", como les llamaban, eran consumidos por su poder, su humanidad les era arrebatada. Según el gobierno, debían ser detectados y eliminados por el bien de la mayoría. Buscaron entre los "niños selectos" de la primera generación de "ascendidos", las habilidades más aptas para esa nueva organización. Los Arconte, aquellos destinados a detectar entre la población a posibles pradusta.


Era una labor idónea para alguien como yo. Pronto me destaqué entre mis colegas como quien más acertaba en límites de riesgo; cuando sometían a quienes condenaba a pruebas de estrés, en un noventa y ocho por ciento eran detectados como pradusta, y desechados. En dos años, el departamento de Silizia eliminó un total de quinientos "individuos indeseados", potenciales criminales. Muchos de ellos no alcanzaban la mayoría de edad.


¿Cuánto tiempo tardé en darme cuenta que la amenaza de los pradusta era un engaño? Demasiado. La debilidad de ya no ser alguien especial me impedía ver lo evidente; yo seguiría siendo la mejor detectora de amenazas mientras las hubiera. A causa de ello, cuando MaethAH678 me habló de sus dudas respecto a los pradusta, no dudé en denunciarlo. Pensé que lo degradarían, o le cambiarían de departamento, pero al saber su condena a muerte, la sospecha comenzó a quemarme.


Por eso no eliminé sus estudios de genética como me ordenaron. No era mi campo, así que poco y nada comprendí acerca de la relación de los núcleos mutados y el entrelazamiento cuántico, pero sí descubrí, que ante las pruebas de estrés cualquier mutado con leves desequilibrios anímicos o emocionales, resultaba positivo a pradusta. No me costó atar cabos. Los líderes del gobierno de Silizia, humanos remanentes sin mutaciones, estaban manteniendo el control de los nuestros, asesinándolos, usando a los de primera generación, Arcontes, como arma.


¿Es suficiente redención publicar los documentos y esta disculpa en la red general? ¿Valdrá la pena lo que hice?


Han comenzado las explosiones. Creo que será mi única respuesta.

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