Kitchen sink

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KITCHEN SINK [ 2 5 . 0 6 . 1 7 ]

La campana sonó a las 17:32, se había retrasado por dos minutos, pero al parecer nadie se dio cuenta, salvo a esos impacientes que veían la hora a cada segundo que pasaba, esperando las 17:30 y, cuando se pasó por dos minutos, seguramente se quejaron, ganándose la mirada y murmullos de todos mientras veían la hora junto a la profesora. Porque así funciona, es un círculo vicioso, si alguien hace o dice algo inmediatamente la sociedad se vuelve loca copiándolo, queriendo encajar o destacar. Pero, todos terminan siendo iguales.

Tyler Joseph, un chico de diecisiete años claramente no era uno de ellos. El raro, el marginado, el "enfermo". Nadie se acercaba a él y hacía lo posible por no destacar y pasar desapercibido escuchando música o leyendo algún libro, haciéndose invisible y encogiéndose en su asiento cada vez que alguien quedaba con la mirada puesta en él y susurrando cosas (quizás un nuevo rumor), por la simple razón de que es gay. Si lo piensas bien es estúpido, ya que eso no tiene nada de raro, no te hace diferente. Realmente los únicos diferentes son aquellos que lo molestan. Él no es un raro, ni un marginado, ni mucho menos enfermo; es el mejor amigo y persona que alguien puede conocer, pero ese es el problema: nadie se toma el tiempo de hacerlo sólo por escuchar rumores que, seguramente, son esparcidos por Steph, el acosador que vivía y respiraba sólo para verlo agonizar y soltar quejidos cuando lo golpeaba.

Esa tarde, Steph, acompañado de su grupo de amigos fue a verlo al momento de que el timbre tocó para marcharse a sus casas, reteniéndolo en un rincón para pedirle un favor de "amigos". Lo tomó de la mochila y lo amenazó con que fuera a lavar los trastes en la cocina por un castigo que le dieron por haber rompido un vidrio en el área de historia y, que si no lo hacía, sería mejor que no viniera a la escuela ni mañana ni nunca. Tyler asintió tímidamente junto a unas tímidas mejillas rojas y Steph se marchó, no sin antes escupirle a la cara, seguido por sus amigos. Intentó huir de ahí, pero rápidamente uno de ellos lo atrapó por la mochila antes de siquiera dar un paso y lo tiró hacia el suelo para seguir con la tarea anterior y ya no podía hacer nada. Podía ver y escuchar a gente a su alrededor, que no hacían nada para poder ayudarlo de su agonía. De no hacer nada para salvar a un alma inocente. Unas vagas lágrimas corrieron por sus mejillas, mientras el grupo de chicos reía y corrían hacia la salida de la escuela, él rápidamente se paró y se fue corriendo hacia el baño, lavándose la cara, deshaciendo todo rastro de saliva y lágrimas, aunque las recién nombradas rápidamente fueron reemplazadas por más. Colocó los codos en el lavabo y apoyó su cabeza en sus manos, recordando la sensación de sentir como la saliva llegaba y corría por su rostro. Se dio asco, y comenzó a lavarse la cara repentinas veces con el agua intentando eliminar la horrible sensación que le provocó, intentando eliminar ese y los demás recuerdos.

Clara y tristemente no lo logró, pero si mañana no quería otra paliza -o quizás otro escupitajo- debía hacerlo, aunque sólo quería ir a su casa, acostarse y no volver a hacer algo. Ni siquiera volver a respirar. Se fue arrastrando los pies, con la cabeza gacha y con lágrimas en los ojos hacia la cocina. Debían ser las seis ya, y no quedaba nadie más que algunos profesores y directores, las cocineras se tuvieron que haber ido igualmente. Entró y comenzó a lavar tristemente los trastes en el lavabo de cocina mientras las lágrimas retenidas bajaban lentamente. Se las secó y se prohibió llorar, pero nuevas lágrimas cayeron y soltó unos sollozos bajos y prolongados. Rápidamente comenzaron a bajar con mayor velocidad, y fuertes e incontrolables sollozos aparecieron, permitiéndole apenas respirar y sentir que se ahogaba.

Y así siguió hasta terminar, tenía un nudo en la garganta que le dolía y lo ahogaba aún más.

Se secó las lágrimas e intentó calmarse, pero no podía, ya que recuerdos a lo largo de su vida invadieron su mente, desde aquella vez que le hundieron la cabeza en el retrete y tomó un poco de agua -internándolo por algún tiempo en el hospital. Nadie fue a visitarlo- hasta esa vez que lo empujaron y patearon en el gimnasio de la escuela, siendo humillado por algunos compañeros que estaban ahí. Algunos eran sus amigos (si es que se los podía llamar así). Nadie se atrevió a hacer algo por miedo de que también lo golpearan a él, o ser el nuevo bully.

Antes de salir por esa puerta, se apoyó en la pared y se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, y un vago pensamiento invadió su mente, "¿y si me suicido?". A él nunca le molestó morir, de hecho, siempre lo ha querido hacer, y estaba seguro de que a nadie le importaría, no tenía a una familia que lo quería ni amigos, los cuales pudieron haberlo defendido y apoyado, y no haberse alejado en cuanto lo comenzaron a molestar. Quizás esas pequeñas lo empujaron a pensar en el suicidio. Fue hacia el gabinete de los cuchillos y lo abrió lentamente, agudizando sus oídos cuando se abrió completamente y el metal de los cuchillos chocaron entre sí. Sacó uno, de un tamaño de unos 20 cm. y, sin ni siquiera detenerse a pensar, abrió la llave del lavabo de cocina y prosiguió a hacerse un corte. No fue profundo y tampoco le dolió, así que prosiguió hasta llegar a su codo, cada vez más profundo. Cambió el arma blanca de mano y armándose de valor presionó fuertemente y jaló, su piel perfectamente bronceada se abrió y borbotones de sangre salieron sin parar, llenando una parte de su brazo con sangre, provocando charcos en el suelo y lavabo. No le importó, y prosiguió arriba, presionando aún más fuerte que antes. Y ahí fue, cuando dolió en verdad. Se había cortado una vena, y era imposible no retener algunas lágrimas y sollozos.

Pero no fue suficiente. Sabía, que con tan solo una vena rota no llegaría a ningún lado, así que hizo cortes de la misma profundidad hasta que comenzó a sentirse algo mareado. Cuando ya no había más piel que cortar, levantó su polera y, hizo 3 cortes a lo largo de su estómago. Se balanceó un poco hasta llegar a chocar con la pared, derrumbándose, retorciéndose del dolor que le provocó las heridas del estómago. Le ardían, y realmente se arrepintió de hacerse tantos cortes y no tomar algunas pastillas ó lanzándose de algún edificio. Se recostó en el suelo, mirando al techo sin hacer ni decir algo. A veces temblando y soltando pequeños gemidos. No lloraría, no valía la pena, así que solo esperó a que la muerte llegara, solo, como siempre supuso que moriría.

No se arrepentía, estaba seguro de eso. Pero lo hizo, luego de unas horas tirado en el suelo, un frío le caló por la espalda y le llegó a todo el cuerpo, seguido por un increíble dolor de cabeza que lo mareó y le hizo cerrar los ojos... No sentía los brazos ni gran parte de su cuerpo. No quiso llorar, ya que sólo le dolía más la cabeza, pero lo dio un frío horrible, quería pararse he ir a un lugar donde hubiera calefacción, pero si intentaba hacerlo probablemente muera en el camino, o quizás solo con pararse. ¿Por qué nadie me encuentra? se preguntó repentinas veces, ¿tan solo estoy...?

Pronto ya no soportaba más, y pronto se comenzó a quedar inconsciente. Cuando se dio cuenta de que su hora ya había llegado, sonrío. No más dolor de cabeza ni ardor en las heridas, ni frío. Hasta pensó que podría morir de hipotermia y no de pérdida de sangre. Río ante su pensamiento, pero de inmediato paró cuando notó que solo le dolía más la cabeza hacerlo. No más golpes ni abusos, no más escupitajos en la cara, no más insultos.

Cerró lentamente los ojos, muriendo, como siempre lo quiso.

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"Horrible suicidio en la escuela pública de Litfield"

"Dicen que fue homicidio: el suicidio de Litfiel"

"Chico de aproximadamente 16 años se suicida en una escuela de Litfield"

"Acosadores del suicida fallecido declaran ante la policía"

Esos y más eran títulos de periódicos o noticias: el suicidio de Tyler Joseph. ¿Por qué el pequeño y tierno chico se suicidó? ¿por qué no pudo ser fuerte? ¿por qué no pudo salvarlo a tiempo? ¿por qué...?

Esas eran todas las preguntas que Josh se hacía, y que lo atormentaban día y noche. Él vió como aquella tarde Steph le escupía a Tyler. También lo vio llorar hasta secarse en el lavabo de cocina, y creyó que luego se le pasaría, como las otras veces. ¿O es que acaso nunca se le pasó, y sólo fingía estar bien?

Josh, Josh, Josh... estúpido e ingenuo Josh que no se atrevió a defenderlo ni una sola vez de todas las veces que estuvo presente en las agresiones hacia el pequeño Tyler, y ahora, se lamentaba y le pedía perdón al cielo una y otra vez con la esperanza de que resucitara y le perdonara. Aunque todos esos perdones no servían de nada ahora, ¿por qué no tuvo el valor de decírselo cuándo aún seguía entre los vivos? ¿por qué fue tan cobarde al no querer salvarle la vida con tal de que Steph no lo molestara a él?

...Porque eso es lo que hacen los amigos, ¿no?

¿Darlo todo por el otro?

Sí. Y Josh se dio cuenta demasiado tarde.

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⏰ Última actualización: Oct 04, 2017 ⏰

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