๑ 7. Armario ๑

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Un ruido fuerte me levanta y abro mis ojos con dificultad. Miro la hora y a penas son las seis de la mañana. Me incorpora en mi cama y resoplo. Estaba en la mejor parte del sueño.

–¿Quien diablos sería?– pregunto mal humorada y apuesto que parezco un una loca.

El sonido se intensifica y Pistacho brinca a mi cama, acurrucándose en mis sábanas.

–Haré justicia, Cho. Ya escucharas.– es lo único que digo a mi gato, si, a mi gato antes de salir de mi habitación.

Bajo las escaleras aún en mi intento de pijamas y voy hasta la terraza.

–¡Hey!– grito pero el hombre que está pasando la máquina de presión de agua no me escucha –¡Hey, tú!– vuelvo a gritar pero esta vez me acerco mucho más con cuidado para no mojarme.

El hombre se gira con el grifo aún prendido y me moja. Si, retiren lo dicho.

–¡Joder!– grito y el hombre apaga la máquina. Se quita el pañuelo de la cara y veo a Mason.

–En mi defensa, tú te metiste.– dice con una sonrisa graciosa y yo gruño.

–Te detesto tanto.– digo achicando mis ojos y el vuelve a prender la máquina para mojarme –¡Idiota!– escucho sus carcajadas.

–¡Idiota!– chilla tratando de imitar mi voz burlona, lo fulminó con la mirada –Ah, pero que niña más ruda y mala educada.– dice y me vuelve a mojar.

–Te voy a matar.– digo, tomo la escoba y empiezo a golpearlo.

–Ven acá.– dice, me toma por la cintura y la pluma cae al suelo haciendo que toda el agua saliera disparada para arriba.

Empiezo a forcejar con Mason y quedo frente a frente con el. Sus ojos azules penetrantes me miran sin ninguna piedad. Mi corazón se acelera por completo y veo como de su frente caen gotas de agua a mi rostro. Recuerdo toda la noche de ayer.

–¿Me detestas?– pregunta en susurro, con su voz muy masculina.

–Te odio.– me atrevo a decir.

–Siento eso.– bromea.

–Tu no sientes nada.– suelto y luego suspiro. Tal vez no soy han buena en "tomar la situación con madurez".

–No tienes idea de lo que hablas.– el me pega más a su cuerpo y siento su camiseta mojada –¿Que pasó con ser maduros?

–Cierto.– muerdo mi labio –Es que es normal que duela que tu novio te engañe.– me sincero sin filtro alguna y me separo de el cuando siento su respiración en mi cara.

El no dice nada y camino toda mojada hasta dentro. 

¿Luego de esto quien sigue durmiendo? Apuesto que Pistacho.

Me aseo y me cambio más formal, en tres horas tengo cita con la plantadora de boda, Patricia. Llevare a Brooke conmigo y me maldijo mil veces por hacerla levantar temprano en verano.

Cuando pasaron las dos horas, se me olvida que tenía que llevarle a Tyler un dinero que había guardado en mi cartera el día del antro.  Cuando llego, el me desea buena suerte y besa mi cabeza. Le envió un mensaje a Brooke que se adelantara con Damián a la oficina porque yo llegaría un poco tarde.

¡Que sorpresa! ¡Camil llegando tarde!

Noten el sarcasmo. 

Llego a casa para cambiarme de zapatos porque estos tacones me están matando, y me pongo unas zapatillas

CulpableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora