El camino a casa fue tranquilo. Akemi y Hazel estaban emocionadas por los libros que habían comprado.
Akemi amaba las historias de amor pero... tenía un lado oscuro con los libros de Stephen King y Edgar Allan Poe. Hazel amaba los de ciencia ficción.
Nadie habló de vuelta. Las dos estaba completamente sumergidas en sus dos libros. Como si estos usaran un encantamiento para atraerlas, seducirlas y finalmente cumplir su objetivo.
Hazel leía Guerra Mundial Z y Akemi ese extraño libro de cerradura que estaba en la librería. Así es, lo había comprado.
-Akemi-
No puedo creer que este libro sea tan maravilloso. Tiene ese toque a libro viejo y nuevo a la vez. La sensación de que aquel caballero daría su vida por la doncella.
Realmente no es como las historias que he leído. Aquí los dos enfrentan un irremediable dolor y dolor pero sin perder la esperanza aún así cuando no tengan ayuda.
Además escucho un susurro, ¿será que me estoy volviendo loca? No lo creo. Después de todo puedo ser como Don Quijote enloqueció por tanto leer. Pero estoy segura que no. Meh, después de todo soy una chica ordinaria.
Hazel se bajó en su estación y Akemi siguió un solitario camino hasta llegar a casa. Donde ya se encontraba su madre.
-Hola, cariño. ¿Cómo te fue?-dijo Cristell.
-Bien, mamá. Muchas gracias. ¿Te parece si hablamos en la mañana? estoy algo cansada.-respondió Akemi.
-De acuerdo. Duerme bien, hija.
Se dieron un beso de buenas noches y Aku subió a “dormir“
Estuvo despierta hasta la 1:00 am leyendo. No podía dejar de leer aquel libro. Ya dispuesta a dormir ocurrió algo maravilloso...
~¿Qué? ¿qué está pasando?~ pensó cuando el libro se comenzó a mover estrepitosamente entre sus manos.
Lo arrojo como si le quemara y las hojas comenzaron a pasar con rapidez y más rapidez hasta que se calmó y se cerró de súbito.
Aku estaba dispuesta a acercarse pero el libro lanzó un gran destello que chocó contra el techo.
Iba sacando humo... primero era una figura uniforme, después comenzo a tomar forma de un cuerpo humano.
Akemi etaba atonita.
Fue distinguiendo las facciones y la vestimienta que eran las de un caballero.
La luz se apagó incluyendo la de su cuarto dejando ver solo una silueta negra en la habitación.
Akemi salió de su shock y se encaminó a prender su lamparita de noche.
-Hola, mi querida dama. Lamento las molestias soy Ethan Brown.
Sintió que perdía el equilibrio, las piernas se le doblaban y finalmente cayó en un oscuro vacío.
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Enamorado de mi lectora. ❤
Novela JuvenilSe prohibe la copia incompleta o parcial del libro al igual que las traducciones sin créditos estrictamente realizados. Vamos, no lo hagas. Respeta el trabajo ajeno que con tanto esfuerzo, cariño y paciencia se hace. Disfruten de la lectura.