Enmendar.

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Al otro día, luego de haber hecho la peor cosa que se le pudo ocurrir y muy temprano, KyungSoo consiguió saber donde se hospedaban los abuelos Kim, gracias a JongIn, y en ese momento se encontraba dándoles una sorpresiva visita. En sus manos llevaba una caja de regalo para no llegar con las manos vacías y arruinar aún más su situación con ellos. Sólo esperaba que los padres de HeeChul, no estuvieran enojados.

Se movió en su lugar una vez que tocó la puerta de la habitación, sonriendo en grande cuando la abuela Kim le abrió viéndolo con sorpresa.

—¡Oh cielos! Pero si es KyungSoo. —Exclamó la mujer abriendo sus brazos para darle un abrazo maternal a KyungSoo, quien inmediatamente se refugió en aquellos cálidos brazos.

—Lo siento por no haber ido ayer... — Comenzó a hablar siendo interrumpido por la abuela, quien negó despreocupada.

—No te preocupes por eso, Soo. Entiendo que todos tenemos cosas que hacer. —La abuela rió y apretó su mejilla, haciendo sentir un poco mal a KyungSoo porque él no había estado haciendo nada. Simplemente se le olvidó. —Ven, pasa. Mi esposo está en el balcón con HeeChul. —

KyungSoo se detuvo asustado por unos segundos. Miró como la puerta se cerró detrás de él, y es que no quería encontrarse con HeeChul, nunca si fuera posible. 

Caminó de la mano con la abuela, hasta que ella abrió una puerta de cristal y salió totalmente reluciente y alegre mientras mencionaba la maravillosa presencia de KyungSoo. —Cariño, mira quien nos vino a visitar. —La abuela jaló a KyungSoo, quien se estremeció bajo la molesta mirada del padre de JongIn. Era la última persona que se quería encontrar desde lo de ayer. Y no es que estuviera molesto con HeeChul, sino más bien avergonzado consigo mismo.

—Hola, señores Kim.—Hizo una reverencia para ambos hombres, sin mirar a su suegro.

—Nada de eso muchacho. —El abuelo Kim se levantó de su asiento y se acercó a KyungSoo para estrecharlo entre sus brazos. —Estamos entre familia, nada de formalidades. — Y eso era lo que le gustaba de los abuelos de JongIn. Que no era necesario ser tan tradicional, incluso aceptaban su forma desordenada de ser. Para ellos era algo adorable y único.

—Les traje un presente como disculpa. —Alargó su mano para entregarlo, mirando de reojo a HeeChul cuando bufó cruzándose de piernas.

—Gracias, dulzura. Aunque ni tenías que molestarte. —La abuela hizo que él se sentara en unas de las sillas que allí habían, quedando a un lado de HeeChul, su cuerpo inmediatamente se tensó de incomodidad y culpa.

—Querido, trae los regalos que les traimos a KyungSoo.— Después de compartir unas palabras La abuela palmeó emocionada el hombro de su marido y él asintió entrando a la habitación en busca de lo que le ordenaron. KyungSoo levantó la mirada para observar a la abuela.

—No era necesario hacer eso. —Se rascó la cabeza, soltando una sonrisa tensa.

—¡KyungSoo! ¿Te sucede algo?—La abuela hizo un ademán para restarle importancia a lo que él dijo. —Te noto diferente, quizás con los presentes te alegres más. Anda, Déjame ver esa carita de niño. — La abuela dejó una pequeña caricia en la mejilla de KyungSoo antes de levantarse y decirles que iría por unas bebida. KyungSoo quiso detenerla, no quería quedarse solo con HeeChul.

Un silencio torturador se hizo presente, haciendo que empezara a jugar con sus manos.

—¿Crees que viniendo y siendo amable podrás enmendar lo de ayer?—Arqueando una perfecta ceja HeeChul preguntó, sin siquiera dirigirle la mirada. —Al menos si lo vas a hacer hazlo bien y deja de verte tan lamentable. —

—Yo... Lo siento mucho, HeeChul. Realmente me siento mal y culpable por lo que he hecho. —

—Por supuesto que te debes de sentir culpable, fue tu culpa después de todo. — Rayos. Éste hombre era insuperable, no sabía que decir para llegar a él.

—Lo sé. Y lo siento mucho. —KyungSoo se levantó y hizo una pronunciada reverencia para HeeChul, buscando su perdón. Eso no era propio de él y en ese momento estaba demostrando una nueva parte, acción que fue rechazada al HeeChul atender una llamada y levantarse de su asiento, caminando lejos del balcón.

Se dejó caer en el asiento, refunfuñando y pensando que fue lo más estúpido y necesario que hizo en su vida. También fue humillado de la peor manera, al menos los señores Kim no estaban cerca. Aunque había ido con buenas energía, se sintió apagado y desanimado al no obtener el perdón, después de todo no espera al padre de JongIn allí. Ya no sabía que hacer y aparentar estar feliz no se le apetecía. Y entonces se sintió mal por lo que le estaba haciendo a los padres de HeeChul, deseando estar en su casa en ese instante.

Se quedó sentado mirando el piso cuando HeeChul volvió, retomando su asiento a su lado y casi al mismo tiempo los abuelos entraron sonrientes y ansiosos por mimar a su nieto político.

Pensó en los amables que los señores Kim habían sido con él desde el día que los conoció y sonrió, ellos no merecían recibir a un amargado nieto, no cuando lo trataban incluso mejor que al propio JongIn.

En el transcurso de la mañana y tarde KyungSoo volvió a ser él, tan descuidado ante cada palabra que soltaba e incluso bromeaba de manera informal y sin respecto con los abuelos. Se sentía contento de haberlos visto, contentura que se iba cada vez que miraba a HeeChul y su cara seria.  Se aseguró de hacerlos reír y pasar un momento ameno, olvidándose de todas sus preocupaciones. Se sintió mucho más relajado cuando HeeChul, en algún momento de la tarde, se tuvo que ir. Permitiendo así, que KyungSoo pudiera abrirse a sus anchas.

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Cuando llegó a su casa dejó las bolsas de regalo en el sofá, caminando feliz hacia la cocina para preparar algo de cenar para JongIn. Decidió subir a su habitación para ducharse y así, con más comodidad cocinarle algo delicioso.

Cuando entró, se detuvo en el marco de la puerta mirando con asombro el traje gris más elegante que nunca había visto. A simple vista parecía cómodo y suave e incluso tenía cierto brillo propio. Se acercó con la boca abierta, mirando y preguntándose como llegó hasta allí, y entonces vio una tarjeta bonita a un lado del impecable traje de vestir.

"Está echa a tu medida. Costó mucho dinero, por eso no lo pude tirar a la basura. Pontelo para el domingo."

     Kim HeeChul.

Bueno, santos cielos, gracias. Lo libraba de ir con el traje que utilizó para una de sus reuniones de trabajo. Se movió alrededor del traje, incapaz de ponerles las manos encima para no dañarlo, dejaría que JongIn lo retirara de la cama, no confiaba en sus propias manos.

Sacó su teléfono y de inmediato escribió un corto mensaje, mandándoselo a la persona más extraña que ha conocido.

"Gracias por el traje. Daré lo mejor de mí."

Y eso era lo que realmente HeeChul esperaba.
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¡Espero que les haya gustado!
Nos leemos en "Cena". 💕💙

A la manera de Kim HeeChul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora