Seguir adelante.

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Do KyungSoo cuando se molestaba y se ponía nervioso no pensaba con claridad y actuaba cobardemente.

Había tomado un taxi de regreso a casa sólo para darse cuenta de que no tenía dinero para pagar y en vez de llamar a JongIn que de seguro estaba en casa, le pidió prestado al guardia de turno, quien afortunadamente fue muy amable de prestárselo.

Llevaba más de media hora sentado en los primeros escalones de aquel edificio, dejando que la brisa fría estremeciera su cuerpo y provocara que sus defensas bajaran, asegurándole una posible gripe.

Todo por miedo de verle la cara a JongIn.

Y es qué, lo último que quería saber era de la familia Kim. Incluso si se trataba de su novio. Por el cual, por mucha vergüenza y sintiendo que JongIn se iba a decepcionar de él por no soportar la cena, se quedó allí afuera reuniendo el valor necesario para enfrentarlo.

Podría parecer infantil, pero, se sentía decepcionado de sí mismo e irritado de cómo se comportaron con él. Podrían al menos respetar su vida y guardarse sus comentarios. Él lo hizo perfectamente, para no mandar al infierno con dos palabras a la familia de JongIn prefirió abandonar la cena elegante y con dignidad. Ya que no causó una escena.

—Ah, que mierda. — Murmuró mirando el oscuro cielo mientras se acurrucaba en el mismo lugar. De lo único que se arrepentía era de no tomar su abrigo, hacía demasiado frío.

— ¿Le puedo preguntar por qué está usted aquí solo, Jovencito?—

Una voz amable hizo que KyungSoo alzara la cabeza para observar quien le hablaba. Hizo una mueca hacia el señor que estaba como guardia de turno, haciendo que un brillo se formara al ver cómo le pasaba una taza de té caliente.

—Tuve un mal momento. —Espetó para luego agradecer por la bebida, sintiendo como empezaba a calentar sus manos.

—Si es así, estoy seguro que no es algo que te tiene que mantener sentado en este frio lugar. ¿Vives aquí, cierto?—

KyungSoo asintió a la vez que daba un ligero sorbo a la bebida. —Oh, señor, usted no sabe lo terrible que es. Dudo tener que pasar por algo tan horrible como lo que acaba de pasar. Nunca me había contenido tanto en decir o hacer algo. Ni se imagina las ganas que tengo de volver en este momento y decirle en la cara lo mierda que son y dejar en claro que no deben de meterse en mi vida, que sus comentarios me los pasaré por donde no me da el sol...

—Jovencito, su lenguaje. —Dijo el señor mirando con una sonrisa a KyungSoo.

—Lo siento, Yo...—KyungSoo se sintió apenado y volvió a tomar asiento. Había estado tan entregado en dejar salir su enojo que no se dio cuenta cuando se levantó y derramó un poco de su té. Le dio otro sorbo, después de todo no podía desperdiciarlo, no cuando estaba tan bueno.

—Lo que sea que te haya sucedido no será lo peor que te pueda pasar. Eres joven, en la vida hay muchos retos que tratar. Usa esa situación como si fuera un difícil reto el cual, por el que veo que estás aquí, has tratado de la mejor manera en la que pudiste. Quizás no haya sido la mejor manera, así como también no tenias opción. No te preocupes por lo que re hayan dicho o hecho, si pasarás por alto sus comentarios ¿Que mejor manera que continuar enfrentando el reto hasta el final? Puedes callarlos de una manera educada. Sólo no te preocupes por lo que no deberías. —

—Suena tan fácil decirlo. —Murmuró KyungSoo luego de unos segundos en silencio.

—Pero el hacerlo no es imposible. —

Fue su tercer suspiro esa noche mientras una vez más miraba el oscuro cielo, tan solitario y sin estrellas o nubes que le hicieran compañía. La única razón que soportaba todo era por JongIn, no sería capaz de hacer algo que lo perjudicara. Aunque según él, ya lo hizo. Lo último que quería era que a partir de esa cena, empezaran a llenar a JongIn de críticas por tener un novio sin modales y HeeChul, rayos, le había prometido que no lo iba a decepcionar.

A la manera de Kim HeeChul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora