Hocus Pocus [MARKSUNG]

FIN

Mark.

Tres años después

Jisung, conocerte fue una de las mejores cosas que me han pasado en toda mi vida, antes solo era una rutina tan monótona que pensaba seguir hasta el día en que muriera, pero entonces te encontré... no, tu me encontraste a mi.  Me regalaste una hermosa sonrisa y yo te la devolví, debes de saber que esa sonrisa me costó mucho trabajo. Nos hicimos más cercanos que unos simples hermanos, y tu lo demostraste varias veces. 

Recuerdo una cosa en especial "deseo que Mark hyung y yo nos casemos" ... supongo que es tiempo de que hagamos semejante propuesta realidad. Pronto dejaré de tener diesinueve, y él ya tiene diez, podemos hacer que algo así funcione ¿no? al menos una pequeña boda de mentira, como un juego.

  —  Jisung no tarda en regresar de la escuela ... — Miré el reloj de la cocina mientras recordaba como la madre de Chenle pudo ayudarnos en hacer un lugar a Jisung en la misma escuela que Lele, cuando ambos niños se enteraron de que compartirían escuela, la emoción no se podía ocultar de sus rostros felices.  

Me levanté del sofá y busqué en la cocina algo para prepararle de comer. Últimamente había regresado un poco cansado, aveces me comentaba sobre los amigos que tenía en la escuela, él estaba feliz también, podía sentir como todo estaba fluyendo como siempre había querido. Pero yo soy un poco egoísta y quiero a Jisung solo para mi, y debo de asegurarme que él piense lo mismo.

El tono de llamada de mi teléfono llamó, era JY, suspiré al leer su nombre y contesté — ¿Qué pasa Jaehyun? 

  —  No es nada, solo quería llamar para saber ¿cómo haz estado? —  contestó con cierto tono calmado. 

  —  Estoy en casa esperando a Jisung,  quiero hacer pastel de chocolate. 

—  Oh, miren que tierno, Mark, ese niño si que te saca el lado cursi, por favor no quemes la cocina. 

Suspiré, era molesto  que todavía me trataran como un niño. —  ¿Algo más hyung? o ¿vas a contarme como Doyoung no te habló por una semana por comerte su comida... de nuevo?

  — No, eso es todo. Espera a que los demás se enteren de tu lado cursi... Mark. —  colgó, dejé el celular a un lado y busqué los ingredientes para el pastel. A falta de estos y solo por ser precavido fui a comprar un pastel de chocolate, también algunos dulces que sé que a Jisung le encantarán. 

Cuando volví ahí estaba Jisung, había regresado apenas de la escuela. —¿Mark  Hyung? ... —  me miró un poco confundido, gracias a las bolsas y a la caja que con trabajos podía sostener. —  ¿Quiere que lo ayude? —  no necesitó que le dijera que si, pues ya estaba cargando las cosas y las llevaba a la mesa. 

  —  Sorpresa ... —  dije en un tono desanimado.  Él cambió su expresión cuando abrió las bolsas de papel y vio que eran dulces.

  —  ¿Todo esto es para mi hyung? —  sacó algunos dulces de las bolsas. 

—  No solo eso...  —  puse la caja del pastel cuidadosamente en la mesa y quité la tapa dejando ver el hermoso pastel de chocolate que había comprado para mi niño. 

—  Mark hyung ... ¿por qué compró todo esto? no es mi cumpleaños ni el suyo... —  lo cargué y lo senté en una silla, seguía siendo un bebé después de todo. Fui a la cocina a buscar unos platos y cucharas para comer el pastel.  Cuando regresé descubrí a Jisung metiéndole el dedo al pastel. 

Me senté alado de él y comimos pastel, Jisung estaba feliz y yo también. Simplemente amaba estar con él, y empezaba a necesitarlo más y más. — Jisung... ¿recuerdas cuando fuimos por primera vez al parque? 

  —  ... ¿El mismo día en que conocí a Chenle? ... si, lo recuerdo, no hables como si hubiesen pasado veinte años Hyung...  También recuerdo que ese día pedí que te casaras conmigo... y no lo haz cumplido... hyung mentiroso — hizo un adorable puchero. tal parece que todavía soy el dueño de sus pensamientos. 

—   Lo sé Jisung... lo sé, es por eso que hice esto... es nuestra boda. —  sonreí, sus mejillas se pusieron en un tierno color rojo. 

—  ¿De qué hablas Hyung? —  sonrió. 

Saqué de la bolsa un par de anillos de dulce. — sé que no son como en las películas que vemos... pero por favor — abrí ambas envolturas, uno rosa, otro verde. El rosa se lo puse en el dedo indice con cuidado. — Park Jisung... estos son mis votos, un poco raros... lo sé.  Pero es que desde hace tres largos años no te he podido sacar de mi cabeza, y eso está bien, aunque hayan veces en las que piense que es todo lo contrario. No sé que haces conmigo Park, pero cuando estoy a tu lado, lo demás no importa. ¿Me entiendes? ... quiero cuidarte, darte mimos y ser el mayor apoyo en toda tu vida. 

Jisung estaba emocionado, puso el anillo de dulce en mi dedo — Mark Lee...  solo tengo una cosa por decirte, gracias, gracias por mostrarme lo que es estar feliz. Como se debe de sentir ser querido y como debo de expresarlo. — me abrazó, correspondí a su abrazo con alegría e incluso lo cargué.

Y ahí estábamos frente a frente, el uno del otro, compartiendo oxigeno, escuchando el sonido de nuestros corazones desesperados por que nuestros labios se juntaran después de haberlo pedido por tres largos años. Al fin sucedió, un beso tan corto pero al mismo tiempo tan duradero, uno en donde pude comprobar que...

...

.

Nunca superaría que él mató a la persona que amaba.  Habían pasado tres años desde que escuché como Jisung asesinó a Haechan, enserio ¿pensaba que lo olvidaría? 

Ambos estábamos durmiendo en la cama, Jisung lucía tan tranquilo mientras dormía. Nunca me había sentido tan mal o no lo sé, me había llenado de odio de un momento a otro, ese rostro de ángel no era más que una máscara que ocultaba a un pequeño asesino. 

De seguro hizo lo mismo con sus padres verdaderos.

— ¿Hyung...?  por qué tus manos están rodeando mi cuello. 

—  Jisung.... 

Él lo sabía. —  No importa Hyung...  puedes terminar con lo que mis padres iniciaron. 

Las lágrimas de Jisung resbalaban por sus mejillas, las de Mark escurrían y terminaban goteando sobre el pecho del menor 

  —  Tus palabras me están matando, ni siquiera yo me puedo perdonar. Si me quieres matar, hazlo  después de todo yo soy una mentira creada por mi.  

Hazlo ya, con el mismo rostro inexpresivo que mostrabas cada vez que me regañabas. 

Estoy seguro de que algún día, sonreiré contigo.