Capítulo 3

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Durante un largo tiempo las cosas se pintaban espléndidamente entre ambos muchachos que estaban descubriendo el amor, HongBin por primera vez y TaekWoon de una manera diferente a lo que había experimentado jamás.

Una tarde, justo en el primer día del carnaval, como cada año, TaekWoon llegó a su lugar de encuentro con HongBin quien lo recibía con su habitual sonrisa brillante. Sonrisa que a TaekWoon parecía más hermosa que la anterior, sin embargo, este día no lo era en particular pues el gesto estaba ahí en sus labios, pero no llegaba hasta sus ojos, no le hizo revolotear el corazón al verla, contrario a eso se le estrujó con preocupación, y desapareció por inercia la que se fijaba en su propio rostro.

Sus ojos delataban la falsedad en su expresión y enfocándose más en ellos había unas bolsas debajo y estas estaban enrojecidas como rastro de un amargo llanto.

- ¿por qué lloraste? – Preguntó el mayor rozando con ambos pulgares las ojeras con ternura y es que tenía mucho tiempo que no lo hacía.

- No es nada – repuso HongBin cubriendo con sus manos las de Leo que estaban aún sobre su rostro, intentando retirarlas para que no lo notara – cada vez se me hace más difícil la espera para poder verte – no mentía.

- Sabemos que no es eso

- ¿entonces tú no me extrañas? – fingió una expresión dolida

- Eres pésimo diciendo mentiras – declaró ignorando su pregunta

Tratar de ocultarle algo a TaekWoon era casi imposible así que no puso más excusas para relatar lo que pasó.

- Ahora sé que merezco estar en esta prisión

[***]

Hace apenas unos meses HongBin había escuchado forcejeos en una acalorada discusión entre el dueño del circo y una mujer de la tercera edad.

Escuchó que la señora tenía mucho tiempo siguiéndole la pista el circo.

Ciertamente no era una desconocida, le tiró una sarta de reclamos al hombre. Estaba tan molesta

En la discusión se mencionaba la muerte de una bella mujer al dar a luz a su primogénito y el padre de este no era otro que el dueño del circo.

Era algo desalentador saber que el hombre jamás volvió a amar a nadie. El acontecimiento lo cambió tanto, luego de eso no se supo más del hombre apasionado de lo que hacía, del alegre que se desvivía por tratar de ser cada día mejor.

El tipo sintió que la vida le había dado la espalda al quitarle a su único amor y de una manera tan cruel. El anhelo de la pareja de ser padres era muy grande. Pero lastimosamente no pudo evitar aborrecer al recién nacido.

La partera que atendió el nacimiento empujó al bebé en brazos de su padre tan rápido, como si sostenerlo ella misma le quemara, sin decir más que "es un niño" y entonces su padre le dio una mirada por primera vez.

Tan pequeño, frágil y con las mejillas sonrosadas, casi tocó su tierno rostro hasta que la manita del niño sobresalió de entre la manta que lo envolvía y entonces no llegó a tocarlo.

Y esa breve chispa de ternura que comenzaba a surgir en el hombre se extinguió con horror.

No se sentía listo para nada de lo que estaba ocurriendo, no se sentía capaz de entrar a ver el moribundo cuerpo de su mujer y al ver ese defecto en su hijo tampoco quería siquiera tenerlo entre sus brazos por más tiempo.

Polidactilia (LeoBin) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora