adonis sexy de ojos dorados

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El ascensor se abre y salgo por el pasillo dirigiéndome a mi habitación. Es fácil encontrarla, es la única puerta de todo el bloque de las habitaciones para chicas que tiene un maldito felpudo de flores en la puerta (Nota mental: llevar esa cosa a un basurero lo más pronto posible).

Nada más abrir la puerta Liz, que estaba sentada en su cama pintándose las uñas o qué se yo, levanta la cabeza como un rayo y empieza a hablar como si no hubiera mañana.

-Martha me ha dicho que Gabriela le ha dicho que Tony te ha visto hablando con Marshall Jackson en dirección.

-¿Quién es M-

-¿¡Qué quién es!? ¡Un adonis absolutamente sexy de ojos dorados que hacen que te derritas al segundo!

-ah, ese.- digo yo, recordando al idiota de dirección.

Espera.

¿Liz acaba de llamarlo "Adonis absolutamente sexy de ojos dorados que hacen que te derritas al segundo"?

Finjo que estoy teniendo arcadas y estoy a punto de vomitar, cosa que no desmiento que haga.

-¡Danger!- Liz corre a mi lado y me hace sentarme en la cama. - ¿estas bien?

-¿Acabas- finjo otra arcada- acabas de llamar a ese estúpido mono de feria adonis?

-Em... si- responde, dudosa.

-¡Eso no es un adonis, ni siquiera es guapo!- La grito. Saco mi móvil de la chaqueta y abro la galería.- ¡Esto es belleza!

Liz me mira como si se estuviese replanteando eso de ser mi amiga y dice:

-Eso es solo una foto tuya, Danger...

-¡Precisamente!- la recrimino yo.

Ella choca la palma de su mano contra su frente y yo me encojo de hombros. Cojo mi pijama y me encamino al baño para ducharme.

-Pero tienes que admitir que es muy guapo.- Oigo la voz de Liz detrás mio.

-Un alma fea, todo feo- respondo yo en plan buda.

-Pensaba que para ti la personalidad no era algo a tener en cuenta.

-Y no lo es.- la digo mientras atravieso la puerta del baño.- Pero algo en él no me gusta.

-Será que es exactamente igual que tú.- la oigo responder antes de cerrar la puerta.

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Los alienígenas se dirigen hacia mi con su boca llena de dientes abierta y gruñendome. Miro

alrededor y puedo comprobar que todos mis compañeros están muertos o inutilizados, la supervivencia del país, y la humanidad, depende enteramente de mi decisión. ¿Debo disparar a su líder, al que tengo a pocos metros de distancia, o debo intentar negociar por la paz?

No tengo mucho tiempo para pensarlo por que entonces uno de esos horribles bichos abre la boca y suelta un horrible grito de guerra.

-¡Danger!

Levanto mi arma, decidida a acabar con esta raza de una vez por todas y disparo en el mismo momento en el que una tromba de agua me cae encima.

-¡Muerte!- grito a todo pulmón.

Liz me mira, asustada, mientras yo doy manotazos al aire.

¿Dónde se han metido esos bastardos ínter galácticos ?

-¡Salid de donde estéis, acabaré con vosotros!

Sigo gritando maldiciones contra esos mal nacidos invasores hasta que miro a mi alrededor.

Una cama, dos escritorios y dos armarios.

Esto no es un Páramo inexplorado de un planeta desconocido. Esto es mi habitación.

Esto es aún peor.

-¿ya estas despierta?

Gruño por lo bajo.

-¿podrías seguir durmiendo cuando alguien te ha tirado agua encima, Liz, amiga mía?

Ella retrocede un poco por mi tono pero aún así me responde.

-¿Tu qué harías sí alguien dormido de apunta con los dedos y empieza a decir "piu, piu"?

-¡pues no le tiraría agua encima!- la replico. Ahora estoy toda mojada y tendré que cambiar las sábanas

Ella aborda descomunalmente mi pregunta y cambiando de tema añade:

-Tienes la primera clase dentro de media hora, para que lo sepas.

Escondo la cabeza debajo de la almohada. Maldita Liz que me recuerda mi inminente tortura diaria.

Remoloneo en la cama cinco minutos y después me preparo y salgo al pasillo. Me dirijo al comedor, pero al llegar me encuentro a las cocineras limpiando las mesas. Miro a mi alrededor. No hay comida. ¡No hay comida!

-¡ESTE SITIO ES UN PUTO INFIERNO! - grito al aire mientras levanto mis brazos al cielo.

Las cocineras me miran como sí me faltase un tornillo y vuelven a su limpieza.

-¿y ustedes que miran?

Salgo de la cafetería pisando muy fuerte al caminar. Mi primera clase es literatura.

Al llegar a la puerta de la clase entro sin más y me siento en el único sitio libre que hay sin siquiera molestarme en mirar al profesor al que he interrumpido a mitad de clase.

-Perdone, señorita...- Oigo la voz del profesor.- Ha llegado usted demasiado tard-

-¿Tiene pruebas?- Le interrumpo

-¿Qué?

-Pues ya está.

Me fulmina con los ojos pero se da la vuelta para seguir con su clase.

Las siguientes tres clases son todas en la misma clase con la misma gente así que me concedo el privilegio de acomodarme y hacer garabatos en el cuaderno como único esfuerzo.

A mitad de cuarta hora un "JAEGER" me despierta de un medio sueño precioso donde todos los institutos del universo ardían, miro el móvil y veo un recordatorio (maldita Liz) que me indica que llego bastante tarde a la mierda del psicólogo.

Me levanto, interrumpiendo a la profesora de química, y camino hacia la puerta.

-Acaso le parece aburrida mi clase sobre los átomos, señorita di Angelo?

Lo que me faltaba.

-mire, que me interesa toda esa basura de los átomos y eso, pero llego tarde al loquero.

Camino por un montón de pasillos vacíos hasta llegar a una puerta de madera con una plaquita de "orientadora".

Abro la puerta justo para escuchar:

-¡POR EL AMOR DE DIOS SUELTA ESO!

Sonrío y entro para participar en lo que quiera que sea todo este caos.

DangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora