En mi vida nunca me tuve que preocupar de gran cosa, era inteligente, guapo, con dinero, sin ninguna cosa que pudiese acabarme. Pero, me tropecé con mi mente, a pesar de tener una de las mas brillantes.
Día a día la gente se sorprendía de mis habilidades, podía resolver cualquier problema en cuestión de segundos, era capaz de determinar cualquier enfermedad junto a su cura, para ellos era su héroe, hasta que me descubrieron.
Cada día buscaba una nueva víctima, me volví adicto a ese hermoso color de la sangre, a ver como podía apagar una vida entre mis manos.
- Buenos días doctor Macarter.- Interrumpen mis fríos pensamientos, es una mujer alta, de pelo rubio, y unos labios gruesos encantadores, su piel es realmente hermosa.
-Buenos días señorita.- La miro de arriba a bajo detallando cada lugar de su cuerpo.- ¿Que te trae a mi consultorio? Te vez perfecta.
La mujer me sonríe.
- Doctor, me duele el pecho.- Se sienta en el escritorio y hace que toque su pecho.
- No puedes venir a mi consultorio cada vez que "te duela el pecho"- No quito la mano de su pecho, pongo la otra sobre su rostro y la atraigo hacia mi.- ¿Cuándo me dirás tu nombre?.
- Cuando me digas el porqué me duele el pecho.- Me sonríe de nuevo y me besa.
No se porqué no la he acecinado, creo que es mi objeto sexual y no le hallo problema a ello.
Su piel es suave y no me canso de tocarla, ella es diferente a todas, ella no busca un doctorsito que la mantenga, solo me quiere a mi, a mi cuerpo, pero eso no me incomoda, pues yo busco lo mismo.
Y paso así mis días, de mujer a mujer, asesinando a unas y dejando vivir a otras. Rodeado de tanta gente pero al final solo, no existe nadie que se preocupe por mi, y tampoco es que yo me preocupe por alguien, pues al final me encargue de ellos. Recuerdo bien aquel hermoso día.
- Hijo, ¿por qué haces esto?, ¿qué te hemos hecho?.- Dice mi madre entre sollozos.
- ¡Se lo han dado todo a mi hermana! ¿y yo en donde quedo? ¡ah!, en la mierda ¿verdad?.- Le grito a mi madre con desprecio.
Mi supuesta familia esta amarrada a unas sillas en la casa, y después de gritarle a mi madre, riego en ellos gasolina, tan lento como puedo. No hay nadie que los ayude, Salgo de la casa, y antes de irme enciendo un fósforo y lo tiro en el camino de gasolina.
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la verdad de un mundo de mentiras
القصة القصيرةLa verdad de un mundo de mentiras es una historia que trata de eh... no sé bien de que putas se trata solo léanla, disfrutenla, vivanla ¡Carajo! Sean alcahuetas de su curiosidad y empiecen en este mundo de adicción a los libros.