2. ¿Por qué?

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¿Por qué?

6     años después

-       Se dice que hay una nueva mariquita rondando por ahí.

-       ¿Quién lo dejó entrar acá? – Si tenía desprecio por algo era por los tipos así, los hombres fueron creados para dominar, son fuertes y valientes, varoniles, para entrar en una mujer y llenarla. No para andar por ahí maquillándose y creyéndose reinas. Ugh, le daba asco de solo pensarlo.

-       Es un colegio Kim, no controlamos quien entra y quién sale.

-       Cuida tu lengua Park. ¿En qué clase está?

-       1-A.

-       Es una mariquita juiciosa entonces, averigua a qué hora sale de clase para ir por él. – Perfecto, esos eran los peores, empezaban siempre a hablar y sacar argumentos estúpidos para defenderse.

-       Ya lo hice, sale a las 4, todos los días después de su última clase se va al baño a arreglarse como la nenita que es.

-       Bien, dile a todos que nos encontramos a las 3 y media en el baño, yo llegaré a las 4 y media, cuando llegue quiero que lo tengan de rodillas frente a mí.

Mientras tanto cierto joven, inconsciente de lo que le deparaba esperaba ansioso e ingenuo la hora de la salida para reunirse con sus antiguos compañeros y hablarles de lo feliz que se sentía allí, de cómo eran las personas de amables con él, que no lo juzgaban por lo que era, sino que por el contrario eran personas respetuosas y comprensivas.

El día transcurrió tranquilo para ambos jóvenes, a las 4 en punto el joven Kim salió a prepararse, primero fue a su casa a cambiarse de ropa, le gustaba verse oscuro, inspirar temor, así nadie se metería con él…

*Flashback* (3 años atrás)

- Hahaha miren a Kim, allá en la rueda. – Dijo el niño pelirrojo

- ¡Vamos a por él! – Dijo el niño rubio.

- Kim, ¿hoy también vendrá tu mami a defenderte? – Siseo el pelirrojo con una sonrisa plantada en su cara.

- Déjenme en paz – Susurro el pequeño pelinegro asustado, eran aquellos niños de nuevo, ¿por qué eran así?, él nunca les había hecho nada para que lo trataran de esa forma.

- ¡Oh vaya!, sabe hablar, creíamos que no habla por lo que… Bueno, ya sabes… Eras tan estúpido.

Empujaron al niño asustado al fondo de la rueda y empezaron a girarla rápidamente observando como pequeñas lágrimas empezaban a formarse en la comisura de sus ojos.

-       ¿Por qué lloras Kim? ¿Quieres que llamemos a tu papi?... Oh verdad que te abandonó cuando eras pequeño, sacaste corriendo a tu padre, eras tan feo y tan tonto que prefirió dejarte. – Seguía diciendo el pelirrojo con malicia.

-       ¿Entonces mejor llamamos a tu mami?... Oh verdad que está ocupada trabajando para traerte así sea un pedazo de pan.

Entonces el niño pelirrojo saco un pan de su bolso y se lo tiró al niño como si este fuera un perro.

-       Come Kim, come, sé que tienes hambre.

El niño no tuvo más opción, en todo el día no había comido ya que estaban pasando por una mala situación económica.

**

No, definitivamente nadie lo volvería a humillar de esa manera, haría lo que fuera necesario para encargarse de que algo como eso nunca volviera a pasar. Salió de su casa preparado para dejarle claro ese niño, ¿o niña? , lo que sea, (se avergonzaba de decir que alguien de su mismo sexo tuviera ese tipo de comportamiento), que en su colegio no se iban a permitir ese tipo de personas, que volviera a esconderse en el closet del que salió que allá si iba a ser bien recibido.

Con estos pensamientos se dirigió al colegio, más precisamente al baño donde lo esperaban, ya daban las 4 de la tarde, en ese momento el niñito/niñita ese/esa debería estar saliendo de su clase y encaminarse a su inminente destino.

Entró por las puertas de su colegio orgulloso de las miradas de desprecio, temor y algunas hasta de respeto que recibía de sus demás compañeros, llegó rápidamente al baño.

-       En este sitio no se permiten mariquitas de mierda – empezó su pequeño discurso – o te guardas tus mariconadas para tu casa o te largas de – pero al ver la cara de aquel niño se detuvo, ese niño, con la cara llena de sangre, un ojo morado, se sostenía el estómago, se notaba que sus amigos habían hecho un buen trabajo, aquel crío solo lo miraba, con los ojos llenos de lágrimas, sintió que debía protegerlo, debía abrazar a ese niño y decirle que todo estaba bien, que no se preocupara ya que él lo llevaría a un hospital entre sus brazos para que nadie le volviera a hacer daño, y entonces se sintió exactamente igual que hace 3 años, se sintió débil, esa debilidad solo lo hacía frustrar, no se dio cuenta en qué momento su mano estaba cerrada, tan apretada que sentía como las uñas se le clavaban en la palma, con toda esa rabia que sentía impactó su puño en la cara de aquel niño, y de nuevo,

“por favor para”-escuchó a lo lejos- y de nuevo “¿Por qué?”-escuchó que decía el niño llorando-, hasta que vio como se desmayaba, ya no veía sus ojos llorosos, eso le causaba alivio, odiaba ver esos ojitos lleno de lágrimas; luego reaccionó, se dio cuenta de que perfectamente lo pudo haber  matado, entonces lloró, lloró como cuando su mamá le dijo que su padre se había ido, pero que él lo quería mucho, sino que por cuestiones de la vida se había tenido que ir, recordó la rabia que sintió en ese momento y cómo aun así su madre defendía a aquel hombre, lloró como cuando aquellos niños en el parque lo trataron como un perro, lloró como cuando le tocó comer de la basura y la gente que pasaba por ahí solo lo miraba con pesar, algunos le gritaban insultos, sintió como su cuerpo cayó al piso y si arrastro a una esquina.

-       Kim… ¡Hey Kim! ¿Qué pasa hermano?

-       Váyanse. – No quería ver a nadie, solo quería estar solo.

-       ¿Estás bien?

-       ¡Qué se larguen de aquí hijos de puta!

-       ¿Qué hacemos con él?

-       Déjenlo, yo me encargaré.

Vio como sus “amigos” salían del baño, que amigos, unos amigos de verdad nunca lo dejarían solo en una situación como aquella, se quedarían así él les dijera que no, se quedarían y cuidarían de él, así como había hecho su mamá cuando él se había puesto enfermo, se quedarían y lo reconfortarían, así como aquel niño en el parque, el único amigo que tuvo, que aunque solo estuvo con él un día lo recordaría por siempre… *¿dónde estás Key? Te necesito*, se puso a recordar ese día mientras las lágrimas cesaban, ese niño que lo había llevado a jugar, que lo había sacado de su pequeño mundo donde no podía hablar con nadie, ese niño con esos ojos hermosos, brillantes, por eso había querido jugar con él, solo verlo le habían dado ganas de moverse, se había sentido activo, sus ojos… Entonces otros ojos llegaron a su mente, los ojos llorosos de un niño al que unos matones le golpean sin él saber por qué… Pero eran los mismos ojos. ¿Eran los mismos?

Se levantó y fue hasta donde estaba el otro niño, curioso, tímido, como un cachorrito descubriendo un nuevo sitio, delicadamente lo cogió y lo volteo, lo observó detenidamente, tenía los labios en forma de corazón, intentó abrirle los ojos pero solo se veía todo blanco, sin embargo tenia características similares al niño de aquella vez, tenía la tez blanca, manos delicadas, era delgado, se aseguró de que estuviera respirando, lo cargó en sus brazos y lo llevo a su casa.

La Llave del CandadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora