DOUBT !
prólogo.
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El frío la abrazaba y su cuerpo dolía de tanto estar en el suelo en esa posición, sentada con sus piernas contra su pecho. Sus manos comenzaron a temblar, y pudo decir que después de tanto tiempo tuvo miedo. Su respiración comenzó a ser pesada; sabía que pronto sufriría uno de sus famosos ataques de ansiedad. Quería llorar, quería gritar, quería matar a cada alma que se atreviera a volver a tocarla; pero no iba a hacer nada pues en realidad no podía, sólo le quedaba aceptar que estaba más que jodida.
El bosque por primera vez le parecía un lugar oscuro, a través de la ventana iluminada levemente. El hombre que se cernía sobre su anatomía era una burla para su cuerpo, que estaba cubierto solo por una chaqueta y su ropa interior. Encorvó su espalda sintiendo sus ojos escocer, sorbió su nariz mostrando toda la desesperación que sentía en sus manos, que se retorcían sobre sus rodillas. Kalani se sentía impotente, después de arriesgarse por alguien consiguió eso; una mirada penetrante que no se apartaba en ningún momento, y un malestar que se extendía por cada músculo que componía su ahora frágil cuerpo.
Con un último ojeo que le dedico el moreno y una sonrisa que le erizó su piel, salió de la caravana, diciendo un "Nos veremos muy pronto, gatita". Escucho ajetreo fuera, los fuertes gritos y chistes oscuros del hombre del bate. Trató de levantarse, pero el dolor que recorrió su espina dorsal la dejó en el piso nuevamente. Una lágrima espesa bajó por su mejilla y su pecho se trabó por las ganas de romperse que contenía en su interior.
Fue entonces cuando minutos, que parecían una eternidad, pasaron y escucho los primeros lamentos. Inundaron el lugar después del silencio que se rompía con la violencia. Gimoteó, lo sabía, claro que lo sabía. No lo soportó y comenzó a sollozar. Sintió el agua salada que bajaba de sus mejillas y se desbordaba por su barbilla. Un ataque de hipo la irrumpió. Escucho otro grito, y unos pasos viniendo hasta el camión. La puerta se abrió, y la figura estilizada y joven de una chica apareció subiendo. Era castaña, con una nariz respingada y una chaqueta de aviador sobre sus hombros anchos. Su rostro tenía rasgos fuertes, como de descendencia latina que se contraían en un entrecejo fruncido en firmeza.
—Vamos abajo. —Fue lo que le dijo mientras se acercaba a ella y la tomaba de su brazo clavando sus uñas en su bíceps, girándolas para mirar mejor su musculo algo formado. Le dio una mirada combinada con una mueca de dolor—. Lucías fuerte, cariño, es una pena.
Sin rebajar su fuerza de agarre, la arrastró haciendo que un gemido abandonara sus labios, dio otro sollozo. Odiaba lucir tan débil, pero era inevitable.
Cuando llegaron a la puerta pensó que la tiraría por las escaleras a la tierra, pero no, la levantó echándose el peso de ella sobre su espalda. Bajaron mientras sentía su cuerpo sin fuerza alguna, cansado por todas las torturas y maltratos que sufría sin probar pizca de agua y comida.
— ¡Ha llegado la maldita niña! —gritó Negan. De solo pensar en su nombre le dieron ganas de vomitar—. Esta pequeña hija de puta no ha querido decir nada, ¿pueden creerlo? Yo le confiaría mis secretos —se burló, la mujer la apartó con brusquedad haciéndola caer al suelo. Su mejilla impacto contra la tierra llena de rocas, trató de sostenerse entre sus brazos.
Saboreo la grava que se pegaba a sus labios con la combinación de la sangre y sudor. El clima era pesado. Si antes tenía frío, ahora se estaba congelando. Un grito ahogado lleno el ambiente cuando Maggie comenzó a llorar. Levantó la vista, todos los integrantes de su grupo la vieron con un torbellino de emociones que batallaba entre sus ojos; dolor, miedo, rabia. Su rostro se encontró con él, su cara detonó molestia y pena. Gimió de dolor nuevamente, su pecho se levantó y descendió con fuerza pero una sensación feroz se expandió por sus venas. Carl, era su Carl.
Las botas de corte militar se acercaron, la apuntó con su bate que chorreaba sangre oscura. Negó, pensó en quien pudo haber sido el desafortunado y regresó la vista a la fila. El cuerpo de Abraham estaba tirado en el suelo, ni siquiera tenía cabeza, solo partes de ella despedazadas. Lo había matado con esa maldita cosa, con aquel bate de madera que había usado para torturarla. Se encogió llorando más fuerte que antes, no podía creerlo. Era algo irreal, tenía que serlo.
— Espero que observen bien esta carita —acercó más su arma a su rostro, casi rozándolo—, asesinó a tres de mis hombres con una pistola, ¡y un maldito destornillador! —con su otra mano tomó su cabello sucio y grasoso y lo tiró, mostrando sus pómulos magullados al frente—. No entra al grupo de los mato por advertencia, lo nuestro es personal —rio—. La mataré porque es una jodida psicópata para su edad.
La mirada de odio que la castaña le transmitió fue gigante, casi mortal. Apretó sus dientes preparada, la desesperación del grupo se olía y pudo escuchar a alguien sollozar, Eugene. Trató de erguirse pero no pudo, estaba lo suficiente debilitada para dejar de seguir con su postura fuerte.
Una ironía, ahora eso era lo que su vida le parecía. En un mundo repleto de muertos caminantes su muerte iba a ser a manos de un loco con un bate. Él se agacho a su altura, extendiendo una mano hacía la chica que no se había apartado en ningún momento, la cual, deslizó su destornillador de aquel bolsillo de mezclilla que cargaba en su pantalón.
Supo lo que iba a hacer y atinó a murmurar una sola cosa: —Muérete...
Él negó y lo tomó dando un rápido movimiento con su mano que se deslizo por su mejilla y aquella cicatriz antigua. Gritó por el dolor, un ardor se extendió por el lugar. Esa punta afilada consiguió abrir esa zona dejando que sangre espesa brotara de ella. Su cuerpo desnudo tembló y se quejó, dejándose caer nuevamente mientras trataba de detener aquel flujo con sus manos.
— ¡Detente! —la voz gruesa del arquero inundó el lugar. Daryl Dixon se había levantado y acercado hasta él plantándole un golpe en su rostro. Todos los salvadores se le arremolinaron y su compañero quedó en el suelo indefenso y herido por la forma en que lo detuvieron.
Negan pasó una mano contra su rostro, en la parte afectada. Su ceño de frunció en molestia notable, tanto que sus ojos parecían querer salirse de sus cuentas, y no lo pensó cuando irguió y blandeó el bate en el aire tomando fuerza, mientras encorvaba su espalda: —Te presento a Lucille.
— ¡Kal!
Primer golpe, la sangre cayó como una cascada y se escuchó un grito. Segundo golpe, la chica impactó contra el duro suelo y todo se reprodujo a los ojos de ella como una película. Tercer golpe, estaba muerta. Cuarto golpe, sollozos se escucharon. Quinto golpe, él no pararía de estrellar su arma con lo que quedaba de la cabeza de la chica. Sexto golpe, se dieron cuenta que Kalani no volvería. Séptimo golpe, Carl vio como todo aquello que había conocido, aquello en que había confiado, aquello que amó y valoró estaba siendo destruido frente a su rostro.
El alma de aquella joven se disipó por los aires y no lo soportó, el dolor de perderle era lo que le llenaba. Kalani había dejado la vida, su cuerpo había quedado tendido en la grava, y nunca le pudo decir que la amaba y que nunca la olvidaría.
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No tengo mucho q decir, feliz regreso de doubt. besis.
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DOUBT, carl grimes.
Fanfic"no te olvides de mi, incluso cuando dudo de ti." ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀satanrights2O17 © ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀twd / carl grimes x fem!oc