PROLOGO

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Aún se podía sentir el olor a tierra mojada en el aire a pesar de que ya había dejado de llover hace dos horas. El día aún nublado soltaba una brisa fresca que desordenaba su cabello café, él casi era libre, casi, a excepción de que lo tenía "atado" a la cabeza, mientras tanto ella, ella solo estaba ahí, sentada en una banca del parque, cualquiera a simple vista diría que es la banca más insignificante de todo Central Park, pero en el fondo guardaba un gran recuerdo y una promesa aún sin cumplir. En esa banca él le prometió volver ya hace cinco años, tal vez pensarán que es una tonta por esperarlo tanto, pero él lo prometió y ella quiere pensar que cumplirá su promesa, y serán felices de nuevo.
Pero... ¿Para qué quejarse?, ya lo esperó cinco años ¿Qué más da que pase un año o dos más? La respuesta es tan simple, no le cuesta nada esperarlo, si es preciso durante el resto de su vida, más perdía ella si no lo hacía, se había llevado en su maleta un bonche de papeles junto con su corazón a medio de separador, mas la mitad de su alma, y esas cosas nunca se recuperan.
Odiaba y amaba los días así; nublados, grises apagados, fríos. Un día así Derek se marchó, lo vio salir del aeropuerto, un último abrazo, un último beso, la última palabra que brotó de sus labios y la última vez que se miramos con el alma, porque bien sabían que ese era el "hasta luego" más largo para ambos. Y a la vez ama estos días porque mantienen vivo su presencia en su memoria y evitan dejarlo morir con el tiempo, los ama por obligarla a perdece en la inmensidad de una taza de café, bien cargado, caliente y sin un gramo de azúcar justo como Derek le enseñó a degustar.
Con él aprendió el valor del rayo de sol más "insignificante" que se traspasará por la persiana, le enseño la importancia de la nada y que a pesar de ser nada tiene un importante valor; el hecho de que no codiciara casi nada material y que supiera disfrutar cada instante que vivía fue lo que más le gusto y atrajo de él, ya que, era diferente a los demás chicos de la cuidad. A él si lo amo, no solo con palabras vanas que se las lleva el viento sino con el corazón y a pesar del tiempo que ha transcurrido lo sigue amando con una locura impresionante, como el primer instante que le vio; ya que no fueron sus increíblemente hermosos ojos verdes, o su perfecta y blanca sonrisa, o sus brazos fuertes y bien marcados lo que le hicieron enamorarse de Derek, no, lo que más le gusto de él, fueron sus pensamientos, su alma y su sencillez.
Desgraciadamente esto no tuvo un final lo bastante perfecto y típico...he aquí sus memorias. Memorias de una gran historia, con dos grandes personas a protagonistas.

"Derek no pude dejarte de pensar no un sólo segundo...te amo, lo digo con todo el más puro sentido de la palabra, he escrito mis cartas que no me he atrevido a enviar, se que debí de hacerlo, pero ahora es tarde, sólo quiero decirte que tengo ganas de gritarle al mundo lo mucho que te quiero y lo maravilloso de los días que viví contigo, por favor regresa pronto
V.D."

"Viola, mi querida Viola...siento tanto ya tu ausencia si antes la escuchaba en susurros por la madrugada ahora ecucho sus gritos a todas horas, ya casi vuelvo, por favor espérame, me partirías el alma si se que todo esto fue una farza...yo te amo y así será siempre, con todo mi amor
D."

De amor y otros sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora