Miércoles 21 de Mayo del 2014

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Es gracioso como alguien te puede quitar el sueño con detalles tan pequeños; se imaginaba ahí en el café con él charlando de tantas cosas que la mañana se les hacia tarde. Es una soñadora eso debe de admitir, no pudo consiliar el sueño de tan solo pensar en aquellos ojos. Llegó la hora y se fue a arreglar, -es curioso como de repente te preocupas aun más el si te ves bien- pensó, anteriormente pudó escoger una sudadera, tenis y jeans; mientras que ahora no sabia que vestir. Terminó tomando un vestido floreado, unas botas de lluvia y una gabardina. Agarró el libro que le regaló y salío hacia el café.

El día tenía un frió encanto, sentía las mejillas ardiendo como ninguna otra vez, una corriente eléctrica la atravesaba a cada paso que daba y a cada metro que avanzaba estaba a punto de echarse a correr . Miró el celular <<8:10>>, -voy a tiempo- se dijo a si misma, faltaban unas cuentas cuadras y sus piernas temblaban terriblemente, no presisamente por el frío. Quería ir, quería saber quien era aquel con la misteriosa mirada...pero su parte mas profunda sentía esa impotencia de querer volver a casa, le decía que era demasiado bueno como par que fuera cierto. Miro el cielo, era azul frío, y había pocas nubes. Se quedó con dos grandes incognitas, el saber si todo esto era de verdad o era una vil broma. Por alguna razón recordó a su abuela.

"La vida esta llena de riesgos, y más en el amor mi niña...pero si dejas aislado a tu corazón esté se hará de piedra y los corazónes de piedra no sirven en este mundo, deja que sienta, que te lo rompan mil veces si es necesario, pero nunca, promete que nunca dejarás que se te haga de piedra"

Eso le habia dicho ya hace tres años, y la estaba defraudando, a la persona que más ha querido en su vida...y eso le dolía; se obligó a caminar rumbo al café.

Al llegar se encontró con un café de lo más romantico posible, de esos con mesas en una terraza y plantas con farolas, acompañados con sutiles flores en tonos delicados. Revisó que su cabello no estuviera tan desordenado y entró.

Viola

*Caminó por el lugar hasta que una mesera le dijo que si buscaba a alguien, ella respondío con la descripción física del chico, pronto la mesera la llevó hacia la terraza y le indicó la mesa en donde se encontraba el chico. Ahí estaba, en la mesa con la mejor vista de todas, ella sintió derretirse, él no supo que hacer, sentía el corazón salirse del pecho, era él, finalmente, aquel chico que conocío en un día normal por las ajetreadas calles, estaba ahí, solo sentado, vistiendo una sudadera blanca, jeans y tenis. Ella se acerco tímidamente. 

Él la miro de reojo, sintío querer correr a casa y cambiarse, dado que ella se veía hermosa, desde los pies hasta la cabeza, adoraba hasta el último de sus cabellos, y vío esos ojos cafés que lo tenían loco, a la par de sus mejillas que la hacían ver mas bella que a cualquiera que el hubiera viso antes.

- Hola, ¿Llego tarde?- dijo, aunque sabía que llegaba justo a la hora, no supo que más preguntar.

- Para mí siempre llegarás tarde- bajó la mirada y una sonrisa discreta se dibujó en su rostro.

Miró su celular - ¿De qué hablas? Llegué justo a tiempo- preguntó confundida

-Querida...para mí siempre llegarás tarde porque siempre querré que llegues antes, antes del amanecer, de dormir, de todo, pero eso será mi problema porque yo soy el que quiere que llegues antes, sin embargo por muy temprano que llegues nunca será lo suficientemente temprano. A menos de que siempre estés conmigo, a la hora de dormir, en el desayuno, al pasear, a la hora de ver televisión, cuando salga a ver el cielo una mañana nublada, solo así estarás a tiempo-

Ella apenas atino a sentarse, no sabía que responderle, era tan lindo, pero a la vez era una señal de posesión, sabía que esto no acabaría bien y de que era otro indicio del amor juvenil. Y esto es un problema, porque cuando el corazón se impone a la razón uno llega a los excesos, hay una entrega total, la razón se queda arrinconada con apenas un susurro como voz mientras que por el contrario, el corazón grita, implora y suplica; justo eso paso en micro segundos. El corazón gano, se impuso a toda costa. Ella lo sabía, él lo sabía, y aún asi, ninguno decidio salir corriendo.

De amor y otros sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora