2.

503 57 15
                                    

La chica con trenzas paró en seco, ¿qué acababa de pasar? 

Encontró frente a ella a Rokudo, con su aori, siendo invisible para los demás, parecía haber corrido una maratón para llegar hasta ella y su mano seguía sin soltar su muñeca.

El muchacho, al darse cuenta de dónde se posaba la mano de la estudiante, liberó su agarre llevando su mano a su nuca y vocalizando un "Perdón" a modo de disculpa.

Sakura decidió darse la vuelta y mirar a su amigo de la infancia Jumonji con la respiración entrecortada que se acercaba a ella, cuando estuvieron frente a frente el joven habló.

- Necesito que me acompañes, Mamiya-san - dijo- Tienes que ver esto - explicó mientras volvía a darse la vuelta y le hacía un gesto para que lo siguiera.

Sakura lo hizo y comenzó a correr detrás de él, no sin antes echar un pequeño vistazo, al shinigami que tenía detrás que parecía no inmutarse en ningún momento.

La había llamado con la misma fuerza que Tsubasa, ¿por qué no reclamaba ser escuchado?

Claro, que lo que no había visto Sakura era, a un Rinne molesto que había saltado por la ventana para alcanzarlos lo más rápido posible.

Dejó su mente respirar un poco cuando la brisa de mediodía refrescó su cara. Un rato después de llegar al punto donde que había parado el chico exorcista lo miró a los ojos durante un momento al no ver nada extraño en aquel lugar.

- Yo...- dijo Tsubasa- yo tengo que decirte algo, Mamiya-san

- Adelante, Tsubasa-kun

El nombrado miró alrededor, no parecía que estuviera esperando a que algo pasara, más bien, parecía nervioso e intranquilo de decir lo que tenía que decirle a la joven castaña.

Después de unos cuantos minutos, unas pequeñas miradas y un leve sonrojo, Tsubasa empezó a hablar.

En ese momento Rinne acababa de llegar al sitio de las ofrendas, pensando que estarían allí por ser la parte trasera del instituto, chasqueó la lengua mientras pensaba dónde encontraría a Mamiya y a Jumonji juntos...

En ese momento, apareció su fiel gato negro, Rokumon y, ante su alegre y vivaz saludo, Rinne simplemente le dio el aori y salió corriendo al único sitio dónde no había mirado, donde él estaba viviendo, en la zona abandonada del instituto.

-¡Suerte, Rinne-sama! ¡Estoy seguro de que lo conseguirá! - grito el gatito con todas sus fuerzas para que su voz y sus palabras alcanzaran a su compañero Shinigami.

Suspiró cuando se encontró a las dos amigas de su compañera de aventuras y de clase que, lo acribillaron a preguntas por su falta de asistencia en clase, respondió rápido, con monosílabos y sin dejar ningún cabo suelto de la mentira que les estaba contando antes de decir que llegaría tarde a entregar una tarea que le había mandado un profesor.

-...Pero- hablo Rika- si Rokudo-kun no lleva ningún cuaderno.

El pelirrojo los encontró justo donde había previsto:

- Yo Mamiya-san estoy enamorado de ti...- dijo Jumonji mirándola a los ojos

- ¡Estoy enamorado de ti! - gritaron el chico de ojos rojos y el ojizarco a la vez

¿A quién eliges​?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora