La vida a veces es contradictoria, las decisiones que tomamos tienen consecuencias más al futuro y tal vez eso es lo que menos necesitamos para estar bien. Los militares no siempre van a tener un lugar en el corazón del país, una persona no siempre puede estar en el corazón de alguien. En cambio, los Brooks tienen siempre presente un lugar en su corazón aunque no hayas nacido entre la familia.
Jonathan Alexander Jonson, más conocido como "Johnny", era un cadete militar de las fuerzas armadas del país, su padre tenía una florería a tres cuadras de su casa y su madre trabajaba como voluntaria en un proyecto para ayudar a los niños con cáncer en la ciudad. A 500 millas de su casa se encontraba estudiando en una escuela militar del país, la cual reclutaba a cierto tipo de jóvenes para enseñar todo sobre armamento militar y la utilización del mismo, así como usar estrategias de ataque cuerpo a cuerpo y el uso de armas blancas para la defensa personal, en caso de que hubiera necesidad.
Dos años después de cumplir la mayoría de edad ya estaba preparado física y emocionalmente para seguir con su entrenamiento, pero algo había pasado.
—Johnny, ¿Quiéres un poco?
Esas fueron las primeras palabras que lo inducieron a una interminable adicción. Cada día, sin que nadie pudiera darse cuenta y gracias a su gran habilidad de ocultismo, un porro se quemaba frente a su boca y humo salía de su nariz constantemente, sus ojos se enrojecían y tomó un aspecto extraño después de mucho tiempo con aquello.
Por obvias razones, su secreto fue descubierto y ahora se encontraba entre la espada y la pared, siendo que había durado demasiado y estaba a punto de dejarlo por las buenas, sin necesidad de que varios militares y agentes lo acorralaran en su pequeña camilla en una habitación que compartía con demás personas. Sus sentidos de defensa estaban en su contra, llegando a hacer lo que llamaríamos un "berrinche bien armado", llevándose consigo algunas balas perdidas pero su conciencia limpia de ni haber matado a ninguno de sus anteriores compañeros.
—Llévenselo a prisión.
Las palabras retumbaron en sus oídos, y de inmediato pensó en una manera de impedirlo, dejando su humanidad y su pasado a un lado.
¿Brookstown? Claro que había escuchado de ese lugar, aunque claro, todos decían que era una leyenda urbana y que en realidad lo único que había al conducir al oeste era mucha tierra y vegetación, tal vez un buen lugar para esconderse por el resto de su vida sería en otro lugar, irse del país quizá, pero no arriesgaba nada en ir a esos rumbos, después de todo, por ahora no había lugar seguro donde ir.
Y como aquellas menciones habían dicho, aquel lugar era un hervidero de plantas y demasiada tierra que en sus ojos caía con facilidad, asado por el calor inmenso y la sequedad de los terrenos. Su primera pisada en aquel pueblo le pareció algo significativa, después de todo aquel sitio era real, tan real que tenía miedo de encontrarse a alguien que termine con su vida antes de dar el siguiente paso a la izquierda. Suspiró resignado y se lanzó a caminar por aquellos valles, parecían tener una pinta de que algún incendio se había propagado y terminando de extinguir lo poco o mucho que había en ese lugar.
De pronto, y sin previo aviso, una bala la se encontraba en dirección hacia su cabeza. Si no fuese por sus reflejos ésta historia sería más corta de lo que se esperaría, y no tendría sentido contarla. La bala impactó cerca de un trozo de madera y se siguió derecho hacia un arbusto con menos fuerza, en esos momentos Johhny ya estaba abalanzándose al lugar donde fue disparado aquel objeto y tratando de quitar el arma a quién sea que la estuviese sosteniendo. Sin embargo, fue un niño, un niño que tenía un arma y luchaba por evitar cada golpe que salía desprevenido hacia su rostro.
—¡Hey! ¡Hey! ¡Ya, está bien, la suelto!
Aquella pequeña mano soltó la empuñadura de un revólver, tratando de levantarse y hacer a un lado al contrario mientras que éste estaba perplejo de lo que tenía ante sus ojos. Aquel niño parecía inofensivo, tal vez no tendría más de 12 años o menos en aquel entonces, pero éste también se sabía defender, así que no tendría que enfrentarse si quería salir vivo de ésta. Después de todo, un niño no puede andar solo en un lugar así, y menos tan bien vestido como se veía.
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Los Brooks.
Acción-Sé un Brooks hoy, y mañana estarás vivo también. "Historia creada por la familia Brooks en WhatsApp". "Personajes asiáticos". "Drama y comedia". "Familia de mafiosos y misterios ocultos". "BL incluido". *Todos los derechos reservados, no copiar id...