"Acércate"-TsukiKage

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Sólo un poco más...

Acércate.

Con total desconcierto miró a su alrededor. Tsukishima Kei, con pesadez, masajeo su cien. Estúpido, estúpido sueño...

¿Cuantas eran ya?, ¿Tres?, ¿Cinco veces?

¡Se volvía loco!

—¡Tsukki, buen día!—Con pereza miro a su compañero y mejor amigo, Yamaguchi. Bostezo sin evitarlo. Están cansado. Ni el sabía bien porque, solo... Se sentía fatigado.

—¿Tsukki?, ¿Me oyes?—Con una amable sonrisa pregunto el pecoso.—¿Estás bien?

—No es nada.—Corto el más alto, distante.

—Pe-...

—¡Tsukishima, Yamaguchi!—El azabache se vio interrumpido por Hinata, quien hiperactivamente se les acercaba. Tsukishima bufo.

—Hinata, Kageyama, Buen día.—Saludo Yamaguchi.

El rubio se tenso ante el último nombre, de verdad no quería ver a ese rey por... Lo que restaba de su vida.

—¡Tsukishima!, ¡¿Qué no sabes saludar?!—De mala gana refunfuño Hinata.

—Tch.—Chasqueando la lengua volteo su vista hacia el enano.—Lo siento, no te había visto, no acostumbro bajar tanto la mirada.

Hinata apretó los puños con ganas de golpear al arrogante rubio, pero un suspiro de Kageyama lo detuvo.

—Buen día también, Tsukishima.—Soltó el azabache comenzando a caminar. Hinata dando una mala mirada siguió a su compañero, dejando atrás a Tsukki y Tadashi.

—Etto... ¿Tsukki?—El pecoso quiso hablar, pero callo de golpe al ver a su amigo desviar la mirada con una atemorizante aura. ¡Lo mejor sería no molestar a Tsukki, si, sería lo mejor!

—Rey...—Tsukishima con una molesta expresión se adelantada varios pasos a su mejor amigo, solo, y por el único motivo de que esté no viera su sonrojo.

Kageyama Tobio, ese nombre enserio lo hacía suspirar, y no de odio o asco exactamente...

—¡Sube los brazos, Tsukishima!

Para molestia del rubio, hoy estaba más distraído que nunca. No era por menos, estaba practicando remates, y adivinen quien le ayudaba. Si, Kageyama Tobio.

—¿Qué demonios se supone que haces...?—Kageyama apretó el balón en sus manos, mirando fijamente a Kei, causando que este, sin evitarlo, se estremeciera.

—Ire a tomar algo.—Dio la vuelta, yendo donde Yamaguchi, quien descansaba luego de entrenar, recibiendo a Tsukki con una tolla y una bebida.

—¿Pasa algo, Tsukki?, Estás inquieto hoy.—Menciono Tadashi. Tsukishima, secando su sudor, bufo.

—No es nada.—Su vista se fijo, de reojo, en Kageyama quien parecía, ¿Molesto?, Se preguntaba el porque, pero luego recordó que no le importaba en lo más mínimo...

El entrenamiento acabo. Y él al fin podía ir a casa a descansar. O eso planeaba...

—¿Qué quieres?—El rubio de brazos cruzados intentaba no hacer contacto visual.

—¿Qué diablos te sucede?—Tsukishima alzó una ceja confuso, Kageyama chasqueo la lengua.—Se que no nos llevamos bien, pero no creo que eso fuera tanto como para que no lograrás golpear mis levantadas, enserio es frustrante.—Para la expresión molesta de Kageyama, este estaba más calmado de lo que se esperaba.

Tsukishima trago grueso. No era culpa del armador, era él por su inquietud...

—No es mi culpa que seas tan mediocre, rey.—Con tono burlesco y despectivo dió su común sonrisa arrogante.—Culpar a otros de tus errores, ¿Y eres un rey?

« El harem de Kageyama »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora