« El harem de Kageyama »

"Atrapados"-BokuKage

—Entonces... Eres Kageyama Tobio, ¿No?—Bokuto hablaba con normalidad, sentado junto al susodicho quien como pudo asintió.—¡Es un gusto!—Clamo el búho.

—Ah... Si...

—¿Huh?—El capitán de Fukurodani palmeo la espalda de Kageyama con una gran sonrisa.—¡Anda, hombre, que sé que soy genial, pero no tienes que ser tan tímido!

—B-Bokuto-san...-Kageyama intento hablar, Bokuto lo miraba interrogante.—¿Acaso ve la situación en la que estamos..?

—¿Hm?—El búho miro los alrededores, ciertamente estaban en el cuarto de pelotas de su club, de noche y encerrados.—Oh, cierto.—Como si apenas se diera cuenta asintió. Kageyama se tentó de golpear a aquel senpai más estúpido.

La duda existencial allí sería más bien, ¿Cómo es que acabaron ambos polos opuestos en un gimnasio a solas de noche?, Kageyama estaba al tanto de la respuesta, pues era su culpa.

"¡Ja!, ¡Te reto a ir al gimnasio del Fukurodani y tomar unos de sus balones!"

En esa corta frase se dejaba al descubierto su porque de estar allí. Hinata lo había retado, y él, como persona impulsiva e idiota, debía hacerlo para no quedar mal.

Pero, al oír a alguien, se adentro al cuarto donde se guardaban los materiales del club y... Una cosa le llevó a encontrarse a Bokuto dentro, oyó pasos a fuera, tapó la boca del capitán y así alguien los encerró en ese cuarto por un indefinido tiempo.

—Maldición...—Estúpidamente se insultaba, había sido un idiota, no había duda de aquello. Bokuto a su lado sonrió.

—No seas tan duro contigo mismo, estas cosas pasan seguido.—Le ánimo, Kageyama suspiro.

—¿Es normal que alguien de otro equipo venga a tu escuela, te tape la boca y que por aquello quedes encerrado con él por lo que resta de noche?—Bokuto quiso responder, pero sabía que era una pregunta sarcástica.—En fin... Lo siento, Bokuto-san.

—No te preocupes, esto es mejor a estar solo en casa.—Río. El azabache alzó una ceja.

—¿Estas solo?

—Mis padres viajan mucho, así que casi no los veo, mayormente paso en casa de Akaashi o con Kuroo, pero ahora estaba solo.—Confeso. Kageyama asintió.—Y dime, ¿Qué hacías aquí?

El menor se tenso, decir que iba a "tomar prestada" una pelota de su equipo dudaba sería la mejor respuesta.

—P-Pues...

—¡Oh!, ¡¿Acaso te enteraste de que entrenó en las noches y viniste a verme?!—Emocionado, Bokuto sonrió. Kageyama mostró inquietud y algo de sorpresa, los rumores acerca de la personalidad de Bokuto no eran mentira.

—Bueno...

-¡Tranquilo!, ¡Que no te apene, estoy al tanto de que soy increíble!

Kageyama mostró incomodidad, Bokuto seguía halagandose.

—Hm...—Bokuto había dejado de hablar. Provocando un silencio que lo sacaba de quicio.—¡K-Kageyama!, Dime... Esto...—Pensando en algo rasco su mejilla.—Ah... ¡¿H-Hinata y Tsukki, qué tal están?!—El único tema que se le pudo ocurrir fue aquel. El azabache le miro.

—Están bien.—Contesto, Bokuto mostró nerviosismo ante las respuestas de Kageyama.

—Todos los armadores tienen una personalidad sombría, ¿o solo son Akaashi y tú...?—Se cuestionó, el azabache le recordaba mucho a su amigo.

—¿Akaashi-san?—A Kageyama parecieron brillarle los ojos.—¿Enserio cree que nos parecemos?—Cuestiono, con aparente emoción. Bokuto lo noto.