Noventa Y Nueve

XCVI

Aún los tragos en mi cabeza junto a la música hacían efectos al punto de hacerme estallar en un inmenso dolor de cabeza, por una noche llena de intriga, pasión y su toque especial la maldad. Estaba envuelta en las sabanas de mi habitación, o eso creía. por qué un corazón dolido es capaz de todo y más si es el de una mujer, busque mi ropa en todo el desorden que había en la habitación, tome mis tacos y mi iPhone, indudablemente no estaba en mi edificio. En la cómoda había un pequeño sobre , blanco con unos trazos tan perfectos como los que había leído en el anonimato de Adanm.

Espero que hayas pasado una buena noche, Carolanne todo fue con el propósito de complacerte

Que era lo que realmente planeaba, cuál era su juego. En la entrada del edificio estaba el Porsche esperando, solo quería irme a casa, pero no en su desagradable regalo, me hacía recordar la tensa noche anterior.

—Srt. Ivanov su auto la espera – dijo el joven perchero abriendo la puerta de este.

– Por favor llame un transporte privado – lanzo una mira de desconcierto al ver lo que pasaba.

— ¿Qué hago con este auto? —

–Te lo ganaste, es tuyo, te lo regalo, pero llama ahora mismo. –

¡Listo!, vendrá y un momento Srt. — quería estar sola en mi departamento y pensar demasiadas cosas, sin arrepentirme de lo que ya había pasado.

tome un papel y pluma que estaban en la recepción. una pequeña nota para mi acompañante.

Espero que hayas cumplido los caprichos de tu jefe, al acostarse conmigo. pero dile que disfrute hacerlo más contigo que con él.

X Carolanne X

— Srt. Ivanov su transporte llego, una última cosa ¿el auto tiene huella digital? –

— la desactivare, y entrega esto al chico que llego conmigo anoche y dile que me debe las gracias. –

.....

Contemplaba el mar desde mi habitación, con la mente tan vacía que no podría pensar en nada, ni en el sexo, debía poner un orden en mi vida, cambiaría algunas cosas y seguir mi camino. Camine hasta la pared blanca que estaba frente a mi cama, pidiéndome a gritos que un lienzo la llenará, abrí un pequeño cajón y saque una pluma. sentir la necesidad de querer sexo no se acabaría solo me uniría a él y entendería que era lo que quería.

escribí sobre ella.

No soy nada, solo alguien que busca el placer propio, esa mujer entre millones de ellas que desea más que un deseo o que la deseen.

me sorprende la manera en que veo el sexo, podría decir que es parte de mí, que enciende algo, que no es fácil de apagar e impredecible; soy una golosa, deseo más y más duro, fuerte y agresivo.

con cada uno siento un placer diferente, una sensación que no se compara con ninguna de las anteriores.

soy cautelosa.

Me recosté en la pared; no soy fácil de complacer y menos de convencer.

Esta noche saldría de cacería.

Mi hermano sabía lo que realmente era y cual eran mis límites, el intentaba ver la vida que yo llevaba sin preocupaciones, con más libertad​ (mi vida promiscua) y lo exitosa y deseada que era en Milán.

— Carolanne y ¿si estas enfermas? –

–Alex, el sexo no es una enfermedad, jamás podría serlo. -

—Eres mi hermana y tengo que cuidarte. –

–No necesito que nadie me cuide, puedo hacerlo. –

-—Si encuentras algún psicópata que guste de ti y quiera tener sexo contigo y te hace daño — ¿Quién podría ser más psicópata que yo en el sexo?

– ¿Crees que alguien peor que yo pueda existir en Milán? y si lo hay no aguantara una noche de sexo conmigo. –

—No es eso. solo que no eres el centro de Milán. –

–Para muchos hombres lo soy,  —tomé mi cartera y salí hacia mi trabajo.

No puedes dañar algo que ya está dañado por sí mismo.

Cameron
En línea.

Caro: No sé qué pasó anoche – 

Cameron: ¿Qué sucedió? – 

Caro: Pensé que sería sexo, su mirada no era de deseo. – 

Cameron : pero ¿Quién es? – 

Caro: Adanm. – 

Había visto en su mirada el escondite de un verdadero hombre en solo pensar como me lanzaba tan profunda y cautelosa mirada con una sola intención.

Lo supe desde aquel momento, él me quería más que como un objeto sexual.

Ser dueño de mí.