Todos en Milán guardan algún pecado.
Algunos más perturbadores que otros; pero los que yo he probado son tan imaginable para mí, que solo en mi retorcida mente pueden estar.
Los hombres son deseables, pero nosotras la mujeres somos algo que ellos desean alcanzar, somos poderosas, tenemos el control de todo, y por muy mínima que parezca la situación nada se nos escapa, pero a veces cuando un hombre se deja llevar por su corazón más que por lo deseos terrenales esa parte es difícil de dominar, esa parte arrastraba a Adamn al abismo, eso era lo que había visto en su mirada esa noche.
¿Me amaba? o simplemente deseaba lo que veía de mí, ¡Dios!, esa pregunta, me hacía erizar hasta la más mínima punta de mi cabello, ¿será que en el fondo le quería?, y necesitaba de él, tan como el, de mí, porque al final del día siempre me iba a dormir sola, por mucho que un hombre estuviese a mi lado, en mi cama, me sentiría sola , su cariño no estaría conmigo, estaría su cuerpo, lleno de placer, porque para complacer y ser complacida me desempeño muy bien.
Como toda mujer me he cuestionado en silencio, y me he destruido moralmente, una moral que me había instruido mi familia desde muy niña, unos principios muy bien fundamentados, y como líbrame de esas creencias, que te obligaban a ser pura y casta, porque por mucho que Lombardía estuviera a 573,98 km del Roma, hasta que podía Escuchar las liricas del vaticano, desde el regazo de mis padres había dejado de ser el sustento para mi vida, era una digna poseedora de ser la oveja negra de mi familia. Pensar en hombres, masturbarme y los posibles episodios eróticos que podrían vivir, mi cuerpo comenzaba a recibir descargar de dopamina, serotonina, liberando un placer y una euforia indescriptible e incontrolable.
Cameron: Deje todo los documentos de tus citas en tu oficina – 11: 20
Caro: Deberíamos pedir que en la reunión de socios los acompañen sus hijos mayores – 11:23
Cameron: Sabes que no podemos pedir eso. – 11:26
Caro: Esta bien, Nunca me pueden complacer como quiero – 11:30
Cameron: En esta vida para ti, no hay imposibles – 11: 31
Llamada Entrante Cameron.
- Hola, y ¿esta llamada tan misteriosa?
- No es nada misterioso, te quería decir que llego una sorpresa y está en tu oficina – No pude evitar que en mi cara se dibujara una sonrisa.
- Las sorpresas no son de mal gusto, pero no imaginare de quien, ni que es – Podría estar casi segura que Adanm tenía que ver con todo esto.
- Pues si es el innombrable señor dueño de una gran parte de Millán, es Adahm.
- Podría ser El, o quizás otro de la infinitud de admiradores que tengo – debía ser eso, uno más de mis admiradores o Adahm – Solté una risa en medio de la llamada.
- Nos vemos mañana en la Oficina.
- Descansa, y ten sueños húmedos.
Mañana Siguiente
Lago de Como...
Mi reloj marcaba las 8 am, era una buena para tomar un té, y respirar en medio de mi soledad, de pensar. Si pensar en una infinitud de cosas, y en la sorpresa que me esperaba en mi oficina, para esa pequeña sorpresa, o grande, que importaba siempre eran lo mismo, cosas asequibles para mí, porque el único hombre que me ha mantenido y a quien estaría a sus pies sin objeción alguna es mi Padre, me enseño al igual que mi madre, que si eres mujeres, eres tan capaz y más fuerte que un hombre, que tiene la habilidad de construir donde nadie lo ha hecho y destruir donde todos quizás algún día te quieren ver.
Sonaban las aves, ese aleto cuando van en grupos, la brisa enredada en mi cabello, el sol intentando entrar por mis lentes oscuros, las personas caminando, abrazándose, el olor a paz, mis pensamientos tranquilos.
- Quello a cui stai pensando – Imponente, como su altura así, este hombre
- Preferisco lo spagnolo.
- Está bien, me gusta el castellano – se quitó sus lentes negros y dejo ver el sus grandes y hermosos ojos verde, una mirada dominante.
- Respondiendo a su pregunta es de mala educación hablar de mis pensamientos con un extraño, así me enseñaron en casa – dio una media sonrisa, tomando asiento.
- La han educado bien.
- No lo he invitado a sentarse – me desafío con su mirada, en su mano derecha tenía un anillo de rubí que el brillo se posaba en mis ojos.
- No tiene por qué hacerlo, me puedo sentar donde quiera.
- Entonces, me retiro – me agarro del brazo justamente en el momento que tome mi bolso.
- Si la invito otra taza de Té, ya que está aquí.
- Que le he dicho, que no hablo con extraños – me miraba fijamente sin aún soltarme, era un momento que solo pasaba en cámara lenta
- Me llamo Santino, Ahora no soy un desconocido, y Si quieres sentirte más cómoda vamos a mi restaurante, es Veranda, uno de los mejores.
- Sé cuál es, usted es mi competencia, Soy dueña de Cracco. – al escucharme, deslizo su mano hasta soltarme.
- La invitación sigue en pie, quizás es bueno demostrarle quien tiene la mejor cocina.
- Me llamo Carolanne y mi nombre nunca se te olvidara..

ESTÁS LEYENDO
Noventa Y Nueve
De Todo¿Eres una Ninfómana? Cuando el sexo se vuelve una obligación, se deja de sentir como un placer.