XCVII

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 —Carolanne – gimió.

Le había seguido el beso, pero muy el fondo sabía que estaba en peligro. tome cordura de mi cuerpo y lo empuje fuertemente alejándose de mí y al verlo, tome asiento.

— Siempre tu – pensé, en el momento que cruzaba mis piernas, su mirada es audaz y desafiante. deseaba saber lo que pesaba justamente en ese momento, ¿Qué pensaría? ¿Cómo hacerme suya esta noche? un hombre muy insistente como Adanm Sak no perdería esta oportunidad.

Me tomo por el brazo fuertemente y me acerco a su rostro dejándome sentir su cálido aliento, pero su mirada no cambiaba,  con un tono frío y audaz.

—Carolanne pague por tus servicios, no te puedes negar una noche conmigo aun que te consideres la más hermosa de todas, serás ¡Mía! – Su voz era fuerte y ruda al escuchar esas palabras. me hicieron sentir odio en ese momento por el, jale hasta que me logre soltar y pude ver que detrás de su mirada había algo más, no es un deseo, ni una atracción física, porque podría pedirle el mundo entero en ese momento y me lo daría.

No te molestes Adanm, te devolveré hasta el último Dólar, y esto no es cuestión de dinero porque muchos darían hasta más de lo que tu estas dispuesto . — su mirada recorría todo mi cuerpo – esto es por gusto y placer y eso no lo compra nadie. —gire hacia la salida, pero me tomo del brazo una vez más.

— Piensas que esto es por el dinero — ríe – piensas que te vas a ir sin darme por lo que tanto he esperado – toma un mechón de mi cabello y lo pasa por detrás de mi oreja y se acerca a ella y me susurra.

— No. Carolanne, esto no es tan sencillo–

Mis manos alcanzaron el soporte de la puerta, pero sus manos yacían en mi cintura fuertemente, el silencio era perturbador y mil cosas se pasaban por mi mente, entre ellas la que más retumba en mi cabeza, ¡Estaba aquí por mi propia Voluntad!

Me deslizó muy fuertemente hacia él; haciéndome sentir su gran erección y su voz  se torno suave que  toco el tímpano de mi odio con un susurro

—Esta noche serás mía— acercó su boca a mi oreja chupándome el lóbulo de ella.

Me gire hacia él y nuestras miras se conectaron, después de esta noche nada sería igual para mí; me tomo de la mano y caminamos varios pasos adelante junto aún cómoda de color rojo, sabía que todo lo tenía preparado, pero había algo que me inquietaba, que no me dejaba llegar a el sexo convencional con él, me soltó y miraba fijamente mis ojos, por un momento olvidó mi cuerpo y entre abrió su boca y suspiro

— Lo quieres de la manera fácil – al escuchar eso mi cuerpo se estremeció sin que el pudiera notarlo.
Sus palabras fueron un detonante para mi furia, algo en mi decía si me acostaba con este hombre nada volvería a ser lo mismo porque esto no era solo sexo, había algo más que él quería, que sentía. Debía salir de ahí pero no sería fácil; mis pensamientos eran un caos y el tomo una copa de wiski y me la ofreció pero su mano quedó en el aire al rechazarlo, me levanté de aquella cómoda de color rojo, su mirada fue desafiante al igual como lo mire yo, el no tocaría ni la fibra más pequeña de mi cuerpo, mi miedo no era a que el me tomara a la fuerza, lo que verdaderamente le tenía miedo era a que respondería a sus besos y caricias, él no es el sexo casual.

— Me vas a forzar – mi mirada fue fugaz pero el, la detuvo. Sabía que no tendría fuerzas para ganarle en un forcejeo pero quería escuchar de sus labio que si lo haría, soltó un suspiro tan profundo como el silencio en esa gran mansión, acomodo su traje y se acercó muy lentamente a mí, tomo mi cintura y rozo su nariz con la mía, su aliento me arrastraba para que lo besara, era una gran tentación, pase mi lengua por mis labios saboreando el placer de los de él, en mis adentros solté una ¡MALDICIÓN!. No necesitábamos la palabra para saber lo que estamos sintiendo nuestras miradas lanzaban fuego de deseo, sabía perfectamente cómo llevarme a el límite, pero soy una mujer muy astuta, di dos pasos hacia atrás, él pudo notar que mis pechos estaban duros.

— Adelante tómame, pero no sentirás placer en cada orgasmo, serán falso, el dolor, no habrá y me negare cualquier excitación. — el intentaba ocultar el odio en su mirada.
Dio la vuelta contemplando la hermosa vista de Milán y sus pecados, suspiro para controlar la ira dentro de él.

— Puedes irte Carolanne, el carro es tuyo – no te voy a tomar por la fuerza, estaré contigo el día que tú me lo pidas.
Se dirigió abrirme la puerta, en la entrada y por última vez pronunció mi nombre antes de mi partida.

—Carolanne– me gire al verlo, pero sus labios estaban con los míos, su beso dominaba mi ser, tan salvajes como su ser. Solo le respondí de la misma manera, nos separamos, el maldito silencio dominaba la situación, saco una caja de cigarros de su bolsillo y yo caminé hacia el auto, al cerrar la puerta escuché como maldecía, necesitaba un buen sexo y me quería a mí.

Arranque a toda potencia y me fui, sin mirar atrás...

Saliendo de Lombardía, en la entrada estaba el chico que llevo el auto, alto, rubio, sexual, le dije que subiera a el auto, podría estar con Miles de hombres, pero con Adanm sé que no sería igual.

— ¿A Dónde vamos? – pregunto el chico.

— vas a pasar la mejor noche de tu vida—

....


Noventa Y NueveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora