Tyler no me soltó mi mano por unos segundos. La retiré con un movimiento rápido y ágil. Levanté la cabeza, desafiándolo.
— Aún así... ¿Qué haces aquí? ¿Cómo conoces este lugar? —
— Lo conocí en séptimo grado. Quería despejarme y vine automáticamente acá, aunque no sabía de su existencia — Me explicó — Es como si este lugar me hubiese llamado.
— Sí, a mi me pasó lo mismo — Agaché la cabeza y miré mi libro en el césped, abajo del árbol. Tenía muchas ganas de volver a estar sola y continuar con mi lectura. — ¿Podrías irte? Quiero seguir leyendo. —
Tyler abrió los ojos, por un momento pensé que iba a golpearme. Pero, para mi sorpresa, se rió y se llevó una mano a la frente.
— Sí, no pasa nada — Dijo en un tono que intentaba esconder tristeza — Al fin y al cabo, no soy una persona agradable para las personas, ¿no?
Enarqué una ceja, expresando confusión, mientras Tyler se volteaba para irse. Ese chico se sentía mal, lo sabía perfectamente. ¿Debería hacer algo? No. No me interesa, así que, ¿para qué preocuparme? Le di la espalda para volver a sentarme, pero mi cuerpo no reaccionó. Me quedé parada, con la cabeza gacha.
¿Y si a ese chico le habían hecho algo parecido a lo que me hicieron a mí? ¿Y si lo traicionaron, dejándolo solo cuando más lo necesitaba? Acaso, ¿Tyler podría entender lo que siento yo, todos lo días? Mi mirada se aflojó por un minuto, pero no duró mucho tiempo. Negué con la cabeza y mis ojos volvieron a la normalidad; duros y sin compasión. Tyler era un ser humano más en la masa de gente llamada sociedad, de la cual yo permanecía apartada. Nadie me entendía y sólo puedo confiar en mí misma. Si le sigo hablando, probablemente le de el permiso para que sepa como me siento y eso, con el tiempo, se convertiría en entregarle una parte de mí a alguien más. ¿Para qué? ¿Para que me traicionen de nuevo? No, nunca. La gente lo único que hace es lastimarte.
Escuché el sonido de la puerta cerrarse. Tyler se había ido y yo había vuelto a estar sola. Me senté en la capa verde y seguí con mi lectura.
¿Por qué la protagonista de este libro sacrifica tantas cosas por el chico que ama? Es una idiota. Pero, eso es una característica de algunas historias. Te hacen creer que si das todo por una persona, ella también lo dará por ti. Es todo una mentira.Un dolor punzante apareció y me llevé la mano al pecho. Recuerdos pasaron fugazmente por mi mente. No quería acordarme de aquellos momentos, mi cerebro me estaba jugando una mala pasada.
«Tranquila. Yo estoy aquí. Nunca voy a dejarte sola.»
«Estoy para lo que necesites.»
«Gracias por siempre escucharme y ayudarme. No sé qué haría sin ti.»
Los recuerdos de distintas personas pasaron por mi cabeza. El momento que me mentían. Palabras vacías, eso es lo que son. Las personas ya se acostumbraron a decir cosas por decir. Es como un discurso que aprenden de memoria, lo dicen siempre que necesitan a una persona, para que piense que es verdad y mantenerla a su lado, como un pequeño e inocente perrito.
No podía concentrarme en la lectura. Decidí dejar el libro al costado. Me reincorporé y fui a la baranda para ver el patio del colegio. "¡Riiing!". Sonó el timbre, en cualquier momento saldrían todos los alumnos para disfrutar su recreo y yo estaría allí. Mirándolos desde arriba, como un gato que no necesita a nadie más que él mismo para ser felíz. Sola.
Pero, de repente, se escuchó un grito. No un grito de terror, ni de desesperación. Sino de ira.
Apoyé el codo en la baranda y tiré el peso de mi cabeza a mi mano. Otra pelea más. En este colegio, era normal ver a dos chicos peleándose. Me entretenía bastante ver cómo dos seres humanos se peleaban por razones estúpidas. Sonreí.
Dos muchachos salieron por la puerta y miré quiénes eran los protagonistas de esta semana. Lo admito, no los reconocí fácilmente. No soy muy social, por lo que no me conozco a todas las personas de este colegio. La gente iba formando un círculo alrededor de los dos contrincantes y yo seguía sin reconocer sus caras. Todos gritaban "¡Pelea! ¡Pelea!" y sacaban sus teléfonos celulares para grabar el encuentro. ¿Qué tiene de divertido grabar a dos personas golpéandose y sangrando? Prefiero verlo desde arriba que desde una computadora o un teléfono.
Me incliné un poco sobre la baranda para distinguir las caras de los protagonistas. Uno era rubio y de ojos marrones, que destellaban furia. Sí, lo reconocí al instante. Mike Lightwood. Presumido, siempre consigue lo que quiere y competitivo. Cada día lo ves con una chica nueva. El tipo de chicos que prefiero evitar sobre todas las cosas.
Los dos adolescentes dieron una vuelta y pude ver la cara del otro chico desde lo alto. Cabello negro y ojos verde oscuros. Abrí los ojos y sentí que mi corazón se aceleraba por razones inexplicables.
Desde lo alto se notaba que él iba a ganar la pelea.
ESTÁS LEYENDO
Estoy aquí para ti
Roman d'amourEllie es una chica a la que toda la vida se la pasaron traicionando. La usaban, la manipulaban y la abandonaban cuando más los necesitaba. Después de todas esas experiencias, Ellie aprendió a confíar sólo en ella misma y en nadie más. No permitía qu...