Eres nuestra!

Capítulo 30: La carta de Leondre

Narra ___

Después de que Leondre me contó esa historia me quedé sorprendida y me dió algo de curiosidad por esa habitación

-¿Quieres verla? -Me preguntó Leo

Yo no sabía que decir, pero acabé aceptando, Leo tomó las llaves de la habitación y entramos; la habitación era hermosa, las paredes era de color moradas y blancas, una cama de dos plazas con sábanas blancas, por encima tenía una cubierta lila junto con un almohadón morado y otros dos lilas, cuatro cuadros que formaban un ramo de flores y otros decorados más...

-Le gustaba mucho el lila, ¿No? -Supuse de forma obvia a lo que él rió

-Sí... era su color favorito

-¿Ella siempre estaba aquí?

-Básicamente... vivía aquí

-¿Así estuvo siempre? Me refiero a la pintura, los muebles y todo lo que veo

-Ella odiaba los cambios, ¿Pero te digo una cosa?

Yo lo miré para que prosiguiera hablando

-Ella amaba cambiar de color su cabello

-¿Y cuando murió de que color lo tenía?

-Ella murió con el cabello color blanco bajando a rosa y lila las puntas

Asentí lentamente dando a entender que entendía a lo que él se refería, me quedé mirando la hermosa habitación tan lila, tan blanca, tan grande...  tan iluminada

-¿Sabes quien hizo posible esta habitación?

-¿Quien? -Pregunté frunciendo el ceño

-Charlie, él la mandó a hacer

-¿Por qué me muestras esto? ¿Por qué me cuentas todo esto?

-Porque me agradas ___, pero como amiga

Yo sonreí ante su comentario y le respondí con un abrazo

-También me agradas... como amigo

Salimos de la habitación de Victoria, Charlie todavía no llegaba y nosotros comenzamos a preocuparnos

-Si Charlie no llega en media hora lo voy a llamar -Dijo Leondre preocupado

-Ok

Narra Charlie

Al terminar de leer la mi carta de Victoria mis lágrimas no dejaban de caer, miré hacia la cripta de ella y murmuré

-Yo hice todo por ti... ¿Y así es como me pagas?

Miré la carta que ya era para Leondre, estaba tentado a leerla así que me corrí mis lágrimas y la abrí comenzando a leer su interior

Leondre:

Querido Leo, antes que nada quiero decirte que fuíste un gran amigo y que gracias por haber estado ahí cuando más te necesitaba, tú eres una increíble persona, atenta, honesta, divertida y muy curioso y eso es lo que más me gustaba de ti... seguro te preguntaste el por qué de mi suicidio, ¿Verdad?, y es que fué por ti pero no porque me hayas hecho algo sino que desde aquella noche que nos emborrachamos en la fiesta de cuando fuimos a Italia, nos besamos y lo hicimos debo decirte que me dejaste enamorada pero tú lamentablemente me dijiste que lo que hicimos fué un completo error y lo que hicimos fué hecho sin conciencia, luego me dijiste que yo le pertenecía a Charlie, pero yo me había enamorado tanto de ti que ahora sentía cosas por ambos y eso me dolió, me dolió el hecho que me hayas rechazado, me dolió el hecho que te haya dado mi cuerpo y tú ni lo aprovechaste y me tomaste como la puta de una noche, te hubiese podido gritar, insultar y hasta golpear pero no lo hice porque te amo y es por eso que preferí suicidarme así no podría vivir con la mentira hacia Charlie y no poderte ver tu rostro cada día y recordar cuanto te amo pero tú no sientes nada por mí. Pero no te preocupes Leo porque no es tu culpa y si de alguien es la culpa, es mía por haberme metido con el mejor amigo de mi novio.

Te ama, Vicky

Después de leer la carta de Leondre recibí una llamada, casualmente era de él

* Llamada *

-¿Hola? -Respondí con la voz cortada

-Hola, ¿Charlie? ¿Donde estás?

-Estoy... -Estaba por decir que me encontraba en el cementerio y que estaba leyendo la carta que nos dejó Victoria pero no quise hacerlo ya que preferí hacerlo en persona -Estoy en Starbucks, ya llego

-¿Estuviste toda la mañana en Starbucks?

-No, fuí a la casa de un amigo

-Entiendo, recuerda que nuestro vuelo sale pronto

-Si, estoy yendo

-Ok, nos vemos

* Fin de la llamada *

Sentí mucha impotencia de no poder hablar, de no poder decirle la verdad pero debía esperar hasta decírselo en la cara y eso es justo lo que voy a hacer pero antes debo deshacerme de alguien...