Hally colocaba una taza de café sobre el escritorio de Lorein cuando ella apareció, llevaba un rostro inexpresivo y saludó sin muchas energías mientras se sentaba en su silla.
— ¿Hay algún problema con algún área? —cuestionó Hally.
— No —respondió bebiendo un sorbo de café —si me ves así es por asuntos de casa.
— Bueno, espero que todo se solucione —declaró la más bajita sin atreverse a preguntar más.
Lorein soltó un suspiro y con un gesto le indicó a su asistente que tomara asiento frente a ella.
— Hally, más que como jefa mírame como a la mujer con la que llevas conviviendo todos estos años y dime ¿me ves siendo madre? —se atrevió a cuestionar.
—Ammm —dudó Hally antes de responder —no lo sé, creo que eso es algo que debería hablar con su novia.
Y Hally había dado en el clavo.
— Ese es el problema. Ella insiste en que sí, es ella la que realmente está interesada pero yo aún no me siento preparada, siento que no sirvo para demostrar cariño.
— Pero usted es una persona muy amable.
— La amabilidad es aparte y creo que ni esa cualidad logro ver en mi misma —Lorein suspiró y relajó completamente su cuerpo sobre la silla —. A lo que me refiero es a cariño real, demostrarlo como cualquiera, no soy capaz de hacerlo.
— Señorita, si usted no se ve siendo madre aún, entonces no debe preocuparse por lo que opinen los demás, eso es elección de usted y ni siquiera la señorita Lizandy puede forzarla.
— Gracias, Hally. Te confieso que por toda la insistencia de Lizy ya hasta estaba pensando en decirle que sí, que comenzaremos a buscar alternativas. Todo por la presión que ha estado ejerciendo sobre mí. Justo cuando el tema parece haber salido de su cabeza vuelve a ello, ya van tres veces en lo que va del año que viene a mí con noticias nuevas sobre adopción o donantes de esperma.
— Solo no se deje llevar, una decisión de ese tamaño no se toma a la ligera.
Lorein estaba a punto de agradecer nuevamente cuando la puerta de su oficina se abrió dándole paso a un chico de alrededor de treinta años, de figura alta y atlética, ojos marrones y rizos castaños.
— ¿Qué tal les va a mis dos mujeres favoritas? —habló aquel joven cerrando la puerta tras él para luego irse a sentar junto a Hally.
— ¿No llamas a la puerta? ¿Quién te educó? ¿Un chimpancé? —dijo Lorein al verlo acomodarse.
— Qué genio. Pero tú sí vas a saludar ¿verdad? —cuestionó dirigiéndose a Hally y apretando ligeramente una de sus mejillas.
— Buenos días, señor Méndez —dijo con una sonrisa falsa ya que no era de su agrado que le jugaran el rostro.
— ¿Qué haces aquí? —inquirió la ojiverde.
—Pasé a saludar, soy tu jefe.
— No, no lo eres, eres parte de otra sucursal y si estás aquí es porque tu padrino está de viaje.
—¿Y eso no me convierte en tu jefe? —preguntó como si fuera lo más obvio.
— No, Mark, solo voy a entregarte resultados del trimestre y eso es por la tarde así que con tu permiso me retiro —dijo Lorein poniéndose de pie.
—Oye, espera —dijo tomándole el brazo.
—¿Qué?
—¿Qué te ocurre? En serio —cuestionó tomando un poco de seriedad.
— Siempre soy así ¿qué te sorprende?
— Que hoy creo que estás dos rayitas arriba de lo normal. Si te sientes mal puedes volver a tu casa y yo me encargo de todo.
Después de todo Mark y Lorein llevaban una relación de amor-odio, amistad-rivalidad ya que, aunque no lo quisieran así, llevaban mucho tiempo de conocese, primero por la escuela y luego por trabajar para la misma empresa.
— Eso no es necesario —respondió la ojiverde deshaciendose de un poco de tensión.
— Bien ¿Hally podrías dejarnos solos? —dijo Mark con amabilidad.
— Seguro —respondió la bajita retirándose.
—Hally —llamó Lorein haciendo que se detuviera en el umbral —, comienza el trabajo con los departamentos de la planta baja, por favor —indicó la gerente.
— Claro, señorita —respondió Hally para luego cerrar la oficina.
Lorein charló con su compañero, Mark conocía a Lizy y sabía lo insistente que podía llegara a ser.
El chico no se consideraba el mejor dando consejos pero sí sentía que era bueno escuchando.
Por su parte, para la ojiverde, aunque no le agradará de todo el tipo, él era lo más cercano que tenía a un mejor amigo; uno con el que venía arrastrando una rivalidad desde mucho tiempo atrás, pero con quien gracias al pasar de los años había aprendido a convivir e incluso a disfrutar de su compañía ocasionalmente, y solo ocasionalmente ya que la mayoría del tiempo discutían o debatían por cualquier cosa que se les cruzara enfrente.
— Lo mismo dijo Hally, que no es algo para tomarse a la ligera.
— Tal vez Lizy busca eso porque su relación se está volviendo monótona ¿nunca has pensado en darte un tiempo con ella?
— No, nunca lo he pensado. La quiero, de verdad lo hago.
— Lorein, una relación no se basa solo en eso y creo que ustedes basan la suya en únicamente dos cosas, cariño, el cual puedo sentir por cualquier cosa, y costumbre.
Muchas veces la verdad se sirve cruda.
Lorein tuvo que concluir su charla con Mark, debía ir a supervisar por su cuenta los departamentos del primer piso y del segundo ya que Hally se estaba haciendo cargo d ela planta baja.
Primeramente la gerente se dirigió a lencería. Sí, a lencería porque quería saber cuanto antes como le había ido a la chica nueva en su primer semana.
La gerente se paseó por el departamento percatándose de que ya había algunos clientes en el lugar y asegurándose de que todos estuvieran haciendo su trabajo, dirigió su mirada hacia Corina y no pudo quejarse, estaba atendiendo a dos chicas con mucha amabilidad.
Buscó a la rubia que era la jefa de piso pero seguramente se encontraba en otro departamento así que le mandó un mensaje al móvil el cual fue respondido rápidamente.
Mientras tanto, Lorein observaba cada aspecto en Corina, incluso el más mínimo gesto.
¿Verdaderamente podría una estudiante sin experiencia estar al nivel del área de lencería?
Quizá sí, pero Lorein ya había apostado que no, y no solo eso, también ya había armado una escenita con Diana así que esperaba tener la razón.
— Aquí estoy, señorita —indicó la joven rubia acercándose a pasos rápidos.
— Acomódate la corbata —indicó la gerente cuando vio a la jefa de piso llegar.
La rubia actuó de inmediato acomodando la corbata de olanes a su cuello, seguramente se había salido un poco de su lugar por ir casi corriendo al llamado de su jefa.
— Listo —indicó para luego volver sus profundos ojos azules a Lorein.
— ¿Cómo van las ventas Jessi? —inquirió para comenzar.
— Todo va dentro del promedio, hoy por la tarde paso mi informe detallado a la señorita Hally —dijo sonriendo.
— Correcto, después de eso mandaré a alguien de mercadotecnia contigo para que te explique sobre los nuevos modelos que sacaremos.
— De acuerdo, no hay problema.
— Bien ahora quiero que me digas cómo va la nueva.
— Muy bien señorita, de hecho para ser nueva y de medio tiempo su índice de ventas diario es bastante bueno, aunque claramente requiero de más tiempo para dar una valoración completa de su desempeño, pero por el momento no puedo quejarme de nada.
Esas eran palabras gratas pero a Lorein le cayeron como agua fría.
—¿Me estás hablando en serio?
— Sí, de hecho también es bastante disciplinada, me obedece siempre y es puntual.
— Bueno, gracias Jessi —dijo sin querer creer lo que había escuchado.
— Sí, para eso estoy y de cualquier forma la señorita Hally tendrá los indicadores completos de Corina por la tarde.
— ¿Corina?... a sí, la nueva —se aclaró Lorein a ella misma de inmediato —. Me retiro, continúa con lo tuyo, eso era todo.
Lorein no dijo más y salió de ahí con paso firme en busca de Hally.
— ¡Diana tenía razón, al parecer hizo bien en colocarla ahí! —exclamó sacándole un susto a la más bajita ya que esta no se dio cuenta a que hora apareció su jefa junto a ella.
— Señorita, va a matarme — Indicó Hally con una mano sobre el pecho y el corazón acelerado.
— Lo siento, lo siento mucho —se disculpó la ojiverde al darse cuenta de lo que provocó.
— No, yo estaba distraída. Dígame qué sucedió.
— La niña de lencería se está desempeñando bien —dijo como si de algo malo se tratara.
— ¿Entonces? Eso es buen.
— Lo sé, pero me equivoqué y ya conoces a Diana. Me llamará prejuiciosa y me lo repetirá hasta que se aburra —comentó poniendo los ojos en blanco —. Todo a menos que me digas que a la chica de maternidad le está yendo incluso mejor.
— No, en maternidad no hay nada fuera de lo normal, todo tranquilo, sí alcanzamos la meta del trimestre pero nada del otro mundo, y con respecto la chica nueva todo está dentro del promedio de una empleada nueva de medio tiempo —aclaró Ally.
— Bueno entonces no volveré a cuestionar a Diana —indicó retirándose con desánimo.
—Siempre dice lo mismo —susurró Hally para sí misma y tratando de no reír..
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Terrible Y Dulce Tú || Original LGBT
RomanceLorein es la gerente de la boutique más importante de la ciudad. Realmente ama su trabajo pero a veces siente que su vida y situaciones personales son un abismo ya que sus actividades laborales devoran todo su tiempo. Corina es la chica nueva en e...