SeokJin había dejado muchas cosas por su novio para hacerlo feliz olvidando su propia felicidad siendo remplazada por humillaciones, ofensas y mentiras. La infidelidad que sufre lo hace cuestionarse si realmente nació para ser amado.
Al desaparecer...
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SeokJin devastado por la ruptura de su relación, se vio envuelto en mucho estrés.
Desde lidiar con personas preguntándole por él cada que lo veían, o si los planes de boda se habían cancelado.
Porque si, se amaban tanto que siempre hablaban de llegar más allá, al altar.
Pero ridículamente esa imagen solo pasaba por la mente de Jin, ya que Namjoon pensaba otras cosas.
Jamas fue celoso, obviamente solo preguntaba quien era esa persona que se miraba cercano e íntimo a su novio, pero Namjoon siempre lo hacía sentir bien, explicándole con detalle de quien se trataba.
Jimin era lindo, atento y se llevaba bien con Jin, aunque a veces llegaba a pensar que se ponía celoso de la relación de ambos, pero a Jin le parecía normal, porque ellos eran amigos desde hace mucho y era normal que Jimin tuviera celos.
Pero no, no era normal.
¿Como lo descubrió?
Era un día soleado, los favoritos de Namjoon, pues decían que eran perfectos para admirar la naturaleza.
Jin sabía que Namjoon amaba ir a museos, pasear en bicicleta, ir a comer a lugares lindos llenos de plantas, así que se obligó a amarlos también, pues quería complacer a su novio en todos los aspectos.
Ese día soleado Jin quería visitar de sorpresa a su querido novio, así que, en su bicicleta (que a fuerzas compro para acompañar a su novio en sus aventuras por los parques) partió hacia su departamento, junto con una canasta de picnic por la cual se tenía que detener cada cierto tiempo para poder acomodarla de nuevo y evitar que se cayera.
Estaba solo a 3 calles de llegar a su destino, pero, algo lo detuvo.
Las risas estruendosas de alguien sonaron por todo el lugar, a pesar de que estaba lejos Jin pudo escucharlas, y rápidamente se giro a ver al dueño de dicha risa encontrandose con la escena más devastasora que pudo haber presenciado en su vida.
Un Jimin aún riendo estaba siendo abrazado fuertemente por un Namjoon muy alegre, quien a su vez toma el rostro de aquel pequeño rubio para depositarle un apaisado beso en los labios.
El rubio no se opuso, e inmediatamente subió sus manos hacia la nuca del Moreno para acercarlo más a él.
Jin estaba en Shock, tanto que no se había movido de la acera por la cual iba, de la impresión perdió el equilibrio y su bicicleta cayó al suelo, junto a toda la comida que con amor y esfuerzo le había preparado a su querido novio.
Con sus ojos llenos de lágrimas se dispuso a levantar la comida.
Lo hacía lentamente pues no dejaba de pensar en lo que estaba pasando a tan solo unos metros de él.
