Capítulo 3

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Fuerte como la primera flor que florece aún en la nieve.

7:00pm; hora de la cena, todos los integrantes de ambas familias se encontraban sentados a la mesa charlando alegremente a la espera de su comida.

Todos menos uno, una chica de cabello rojo que, al parecer de su padre, estaba nuevamente encerrada en su torre “divirtiéndose” con algún sirviente y desobedeciendo sus órdenes, Sauco era una deshonra para su apellido, para su nombre.

Siendo él, el Rey, tener una hija como ella, es una vergüenza. Siempre desobedeciendo, siempre avergonzándolo, siempre causando problemas, siempre encerrada en su torre con algún sirviente o aldeano que tuvo la desgracia de caer en sus garras.

Quizá fueran solo exageraciones y especulaciones; Sauco termino sus estudios generales a los catorce años cuando lo común es terminar a los dieciocho, ella es hermosa y viste y se comporta como una princesa, no lo avergüenza.

La primera vez que Sauco desobedeció a su padre fue también la primera vez que sintió ese impulso que la llevaba a hacer algo estúpido y arriesgado solo por conseguir esos preciados segundos donde la adrenalina corre por tus venas y sientes que vives finalmente, sin embargo, tan solo habían pasado algunos meses desde eso y aparte el Rey Reginald jamás se había enterado de que ella lo había desobedecido; así que para el Rey la primera vez que su hija lo desobedeció fue el día después de que ella decidiera encerrarse en su torre y Reginald tan solo la dejo sin importarle el “por qué”. Sauco tan solo desacato sus órdenes un par de veces.

El problema más grande que ella causó fue el no llegar a una comida con algún invitado de su padre y eso no era de gran importancia ya que a nadie a importado si uno de los hijos del Rey se sienta a la mesa o no, sus hermanos también faltaron a comidas muchas veces. Sauco no causaba problemas.

Y en cuanto a la última parte; Sauco jamás ha tenido una relación sentimental de ningún tipo a diferencia de la mayoría de sus hermanos
No obstante, en la cabeza del Rey solo se encontraba ideas negativas sobre la princesa, algunas ciertas otras no, pero Reginald sigue afanado en que Sauco solo le traerá desgracia y vergüenza.

Lo mejor es deshacerse de ella, según Reginald, simplemente él no la soporta, tenerla consigo dañaba su imagen. No quería ser recordado como “El rey que no pudo con su hija” y así era Sauco no le obedecía casi nunca, y cada vez disminuye el poco aprecio que aún conserva por ella, sin aparente razón alguna un insondable desprecio hacia la princesa fue creciendo en su corazón al punto en que pensar en ella se le hacía molesto y desagradable.

Cada vez la quiere más lejos, lejos donde nadie pueda volver a vincularla con el Rey de Litre £, casi con una bombilla resplandeciente en su cabeza Reginald tuvo una idea, la solución estaba sentada a su mesa esperando su comida. Toco delicadamente con la cuchara, la copa frente a sí.

—Nuestros dos reinos no siempre han sido amigos y con el fin de prevenir un futuro choque de poderes hemos decidido sellar una alianza por medio de una unión en matrimonio.

Todos escucharon atentos el pequeño discurso del Rey Latre £, por un instante Wendy temió que fuera ella la elegida, pero existe Asalyan seguramente sería ella, es la mayor y Sauco no es una opción.

—¿Que han decidido? —pregunto Alfonso a sus hijos ante la mención por parte de Reginald.

—La boda se llevará a cabo entre la princesa —Seth se vio interrumpido por la potente voz de Rey.

—Pese a nuestro acuerdo anterior, es mi deseo elegir a quien será la futura esposa de uno de tus hijos.

—Si es tu deseo, lo respetaré —respondió cordialmente Alfonso encantado de la idea, de que fuera el mismo Reginald quien atara las cuerdas a una de sus hijas para entregársela, aun cuando el matrimonio seria con uno de sus hijos él, sin duda, aprovecharía eso «Una pieza más» se dijo a si mismo.

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