Si les interesa, ya se encuentra publicada y la consiguen en mi perfil como "un problema encantador"
Richard Allen entró con el mayor sigilo del que fue capaz a la que era su antigua casa, y sus ojos color avellana repasaron el vestíbulo decidiendo que había altas posibilidades de atravesarlo y llegar al estudio de su hermano sin ser descubierto, sabía que este no estaba, pero podía esconderse ahí mientras llegaba. No obstante, a pesar de tener un buen manejo de las estadísticas, debió saber que nada era completamente seguro, sobre todo si de Clarice Allen se trataba.
La joven, con sus pocos trece años, parecía estar esperándolo desde algún lugar secreto y se interpuso en su camino, cruzó los brazos y arqueó una ceja esperando la respuesta a la pregunta que se sabía muy bien.
Richard suspiró con resignación. Sabía que su próxima respuesta posiblemente le ganaría en un futuro un buen sermon de su hermano, pero prefería un regaño por haber contribuhido a la destrucción de Londres, que soportar la ira de Clarice Allen cada vez que entrara en esa casa. Él no era cobarde, para nada, pero vamos, hasta el mismo rey, o mejor dicho, la guardia de este, debían de tenerle miedo a Clarice. Era un pequeño demonio con rostro de ángel.
-Sí, te voy a enseña a boxear, pero no se lo menciones a nadie ¿Entendido?
Clarice emitió un chillido de alegría y triunfo y en un impulso lo abrazó.
-Por eso eres mi hermano favorito.
-¿Y Edwin?
-Por eso eres mi segundo hermano favorito.
Richard blanqueó los ojos y siguió caminando mientras Clarice se dejaba caer en uno de los sillones satisfecha de haber conseguido su objetivo. Estaba a punto de desaparecer por los pasillos cuando alguien tocó el timbre. En otra ocasión se hubiera seguido de largo, pero algo, llámenlo curiosidad momentánea, o simple deseo de saber quien se atrevía a llegar a esa casa de locos, esperó.
Gibs abrió la puerta y la figura de mujer se visualizó ante sí. Esta estaba vestida de la forma mas recatada posible con un horrendo y anticuado vestido gris. Su cabello negro estaba recogido en un feo moño con cofia y su espalda tan recta y tensa como una vara hacía temer por la resistencia de su columna. Tendría todo el severo aspecto de una institutriz sino fuera porque su rostro parecía demasiado joven para ese cargo, y sus ojos, que desde aquí podía ver eran de un azul intenso, demostraban una calidez y bondad carente en este tipo de trabajadoras, normalmente hastiadas de la vida y sin ánimos de seguir.
-Buenos días-habló la mujer con una voz dulce y melodiosa-lamento el atrevimiento que supone presentarme en la puerta principal, pero en la de servicio nadie me ha atendido. Soy la Srta. Cramson, Arleth Cramson, y he venido a solicitar el puesto de institutriz.
Un gemido de incredulidad salió de la boca de Clarice, como si no creyera que hubiera todavía alguien capaz de pedir el puesto. Richard, por su lado, observó con suma curiosidad a esa joven que quería aparentar ser institutriz pero cuyas delicadas facciones desmentían cualquier intento. Lo era, claro que debía serlo o no estaría allí, sin embargo, le costaba creerlo.
Ya que el mayordomo se había quedado por alguna razón mudo, ella dirigió su rostro a él. Si hubo alguna reacción de sopresa por ver a alguien joven y apuesto, fue demasiado rápida para que Richard la persiviera del todo.
-¿Es usted el conde de Granard?-preguntó y ahí si dejó notar un leve tono de incredulidad.
Richard curvó sus labios en una sonrisa verdaderamente encantadora y sus ojos brillaron de forma pícara.
-No, soy el señor Allen, Richard Allen. Mi hermano no se encuentra, pero si gusta, yo podría hablar con usted sobre el tema, después de todo, también es mi hermana y su educación me preocupa de igual forma
Clarice soltó otro gemido de incredulidad y Richard le dirigió una mirada de advertencia. Una hermana común hubiera hecho caso, pero desde hace años supo que él no había sido dotado de hermanas comunes, es decir, dóciles y agradables; no, las de él eran mandonas y raras, por lo que no debió sorprenderse cuando esta dijo:
-¿En serio? ¿Desde cuando?
La Srta. Cramson frunció ligeramente su ceño y Richard le sonrió para aligerar el ambiente.
-Yo que usted - continuó Clarice-no voy con él a ningún lado. Si no le basta con saber que es un sirvegüenza, entérese que también es político, y ya sabe la manía de estos de mentir o distorcionar la verdad a su conveniencia para ganar apoyo.
La Srta. Cramson le dirigió una mirada sorprendida a Clarice. Se suponía que una mujer, y menos una tan joven, jamás debería tratar ese tema. Si no salía corriendo ahora mismo era porque en verdad necesitaba el trabajo.
-Temo que Lord Granard no regresará en un buen tiempo-siguió mientiendo la joven-por lo que mi recomendación es que busque otro trabajo...
-¡Basta!-interrumpió Richard y dirigió una mirada de disculpa a la mujer-no le haga caso Srta. Cramson, Clarice es una joven con mucho sentido del humor. Por favor, la invito a que hablemos un rato mientras regresa mi hermano.
Arleth pasó su vista de clarice a Richard al menos unas tres veces antes de asentir. No estaba segura de que esa fuera la mejor decisión, pero no mostraría debilidad alguna ante ese hombre de devastadora sonrisa. No obstante, una cosa si tenía patente, y era la impresión de que las cosas ya no serían igual.
¿Que tal? Esa escena es solo un adelante, pero no presisamente del primer cap. Ahora el argumento, un tanto cliché, pero vamos, a este punto dudo que haya algo que no lo sea, además de que cuando hablamos de un allen, todo resulta cualquier cosa menos normal.
Huyendo de un padrasto loco y un matrimonio forzado, la joven Arleth llega al tormentoso Londres buscando empleo de institutriz para ocultarse hasta que cumpla los 21 y pueda decidir que hacer con su vida. Esperaba enseñar a una joven tranquila y afable las buenas maneras , pero jamás se imaginó encontrarse en una familia de locos y con un encantador hombre que parecía traerle mas problemas de los que ya tenía.
Richard Allen era conocido por todos por ser el típico granuja que anda de cama en cama. No obstante, es algo superficial porque sus ideales y propositos van mas allá de lo normal. Testigo de que el amor existe, no es fiel enemigo de ese sentimiento y sabe que cuando lo encuentre, su vida cambiará. Cuando Arleth llega a la casa, una mezcla de curiosidad y atracción por la institutriz hacen acto de presencia y decidie ayudarla a resolver sus problemas, olvidandose de que su famoso apellido posiblemente le producirá mas.
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Maravilloso Problema (Familia Allen #1)
Historical FictionLos Allen eran para la sociedad "la familia problemas" no habían salido de un problema o escándalo cuando otro miembro ya estaba en otro. Angelique Allen era un problema andante. Sabe que se casará únicamente por amor o se queda solterona toda la vi...