Capítulo 1

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Bueno, he aquí mi primera historia actual. Estoy nerviosa, muy nerviosa. Me costó bastante continuar con la trama que hace tiempo había abandonado y la imaginación tardó en surgir, pero aquí esta, veamos como queda esto.

Masoquismo. Eso era lo único que podía explicar el que ella, Alondra Saldivia, estuviera ahí, sentada en la fiesta de bodas de su antiguo novio y una mujer que le caía mal, viendo como estos bailaban felices de la vida mientras ella...bueno, ella tenía un vaso de Wisky en la mano, considerando seriamente la posibilidad de emborracharse para olvidar sus penas.

Ella lo haría, lo haría si tuviera la certeza de que sus penas se olvidarían emborrachándose, pero no se olvidarían, solo desaparecerían temporalmente y regresarían al día siguiente, junto con una fuerte resaca que no tenía ganas de experimentar.

Ahora, volviendo a los verdaderos motivos de porque estaba ahí, podía decirse que era una forma de convencer a su cerebro de que aquel hombre que amó con locura ya no estaba disponible, y ya no valía la pena sufrir por él cuando en realidad nunca la quiso, aunque eso debería saberlo, pues él nunca la engañó, ella fue la que se engañó creyendo que podía hacer que la amara, que podían casarse y vivir felices comiendo perdices, cuando ya debería saber, a sus veinticinco años, que los cuentos de hadas no existían y los finales felices tampoco; al menos no para ella, ya que la pareja que se casaba se notaba que estaba teniendo el final feliz de una historia donde ella elaboró inconscientemente el papel de antagonista.

Emma y Diego vivieron una historia de amor digna de telenovelas dramáticas, donde ella había sido la chica mala que quería quedarse con el novio a como fuera lugar, a la que solo le faltó inventar un embarazo. Ok, no era para tanto, tampoco fue tan mala, y la culpa tampoco fue toda suya. El hecho es que al final había comprendido que no valía la pena luchar por un imposible y lo dejó libre para que fuera feliz con su amada; y como toda historia de amor tiene un final feliz, ellos estaban teniendo el suyo. Si sería duradero, ese era otro asunto, pues con semejante decepción amorosa, empezaba a pensar que el amor no existía, y era solo un invento de esos filósofos con nombre extraño que, en su interés de buscar una explicación a todo en el mundo, inventaron el amor para describir a aquella atracción inexplicable hacia otra persona; pero en realidad no existía, solo era una ilusión, una ilusión que pronto se rompía y por ello los matrimonios terminan en divorcio. Sí, eso era, ella no estaba enamorada, ella solo vivió una ilusión, aunque, literalmente eso fue desde un principio, pues él nunca la quiso...

Suspiró y tomó otro sorbo de whisky intentando alejar todos esos pensamientos.

La gente la miraba con disimulo y algunos comentaban a sus espaldas. Como la mayor parte de esa gente era amiga de Diego, y por ende habían estado invitados a su boda, debían estar preguntándose el cambio repentino de novia e inventando posibles teorías que explicaran el asunto, teorías que pasarían de boca en boca volviéndose cada vez más inverosímiles. Ella odiaba causar lástima, lo que la hacía volver a la pregunta inicial ¿Por qué estaba ahí? Bueno, además de lo dicho anteriormente, quería demostrarles a la gente y a Diego, que todo estaba bien, que en el fondo no le importaba el asunto, y sí, le importaba, pero no quería que los demás lo supieran, su orgullo le exigía eso.

Diego y ella habían quedado en buenos términos, por eso había sido invitada a la boda, aunque a Emma no pareció gustarle mucho la idea. Quizás la veía como una zorra que se abalanzaría en cualquier momento hacia su marido, lo que no estaba más lejos de la verdad. Ella no era de las que se aferraba a imposibles, ¿por qué si no lo había liberado del compromiso e instado a que arreglara las cosas con Emma? Si no fuera por ella, el estúpido todavía seguiría intentando enamorarse de ella aún sabiendo que no podía, incluso estarían casados. Ella era una buena persona, pero eso no era un consuelo, en esos momentos, hubiera preferido ser egoísta, aunque sabía que si lo hubiera sido, hubiera significado infelicidad inevitable para ella en un futuro.

Construyendo Un Destino (Corazones Rotos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora