Despair
JiMin cayó de la cama y abrió los ojos, despertando aterrorizado. Una presión alrededor de su cuello le cortaba la respiración y en lugar de mantener la calma, la oscuridad de la habitación y la confusión de despertar tan bruscamente de su sueño contribuyeron a que el joven entrara rápidamente en pánico.
Cuanto más luchaba por resistirse, más fuerte era aquella presión, más se le imposibilitaba la respiración y más miedo tenía de morir estrangulado. Sus ojos se llenaron de lágrimas, la falta de aire hacía arder sus pulmones y el dolor y la desesperación se extendía por todo su cuerpo.
Intentó gritar, pedir ayuda, pero eso sólo lo hizo peor, agotando las pocas energías que le quedaban después de varios minutos luchando por su vida sin conseguir nada. El sonido se quedó atrapado en su garganta justo a la altura de aquella presión y empeoró sus sufrimiento, haciéndole saber que le faltaban segundos para perder el conocimiento. Y de todas formas no había nadie en aquella asquerosa casa que pudiera acudir en su auxilio.
Estaba solo, completamente solo, siempre lo había estado y parecía que lo estaría hasta su último aliento.
Ésta es la definitiva, pensó, sintiendo cómo la vida se le escapaba de entre los dedos.
No era la primera vez. Conocía muy bien la sensación de estar a punto de morir, y parecía que, de una vez por todas, había llegado la última.
Estaba cansado... Muy cansado... No tenía fuerzas para seguir luchando. ¿De qué serviría? No había nadie esperándolo. Nadie que se preocupase por él, nadie que lo echara de menos. Podría morir en ese mismo instante y nadie recordaría nunca a Park JiMin. Posiblemente tardarían semanas, e incluso meses hasta que encontrasen su cadáver, recluido en su sucio y destartalado apartamento, cuando el olor de sus restos resultase insoportable para sus vecinos.
¡Qué final tan patético! Pero JiMin no merecía otra cosa. Había sido patético toda su vida, y tenía todo el sentido del mundo que siguiera siéndolo hasta su último aliento.
Dando una última y lastimera bocanada de aire, escuchando el lamentable sonido estrangulado que hizo su garganta al ser incapaz de hacer llegar el oxigeno a sus pulmones, JiMin se rindió, dejando su cuerpo laxo, abandonándose a la muerte. Las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos rodaron por sus mejillas a la vez que su cuerpo se quedaba colgando del borde de su cama, con la sábana estúpidamente enrollada alrededor de su cuello, siendo la soga del ahorcado que había acabado con su vida después de veinte años de soledad y sufrimiento.
JiMin cerró los ojos, deseando en esos últimos instantes de agonía que lo que hubiera al otro lado fuera algo mucho mejor que lo que había conocido en vida. Si la vida había sido un infierno, la muerte no podía ser peor.
Ojalá no lo fuera...
Pero JiMin nunca había sido afortunado.
Sorrow
JiMin cayó al suelo de costado cuando la sábana alrededor de su cuello aflojó su presión. JiMin dio la bocanada de aire más larga y profunda que había dado nunca, el oxigeno llenando dolorosamente sus pulmones, lacerando su garganta a su paso, indicándole que estaba vivo.