Nadie sabe cómo lo viví.
Tras mi inmensa máscara exterior, pocos
consiguen entrar en mi corazón. Realmente
es complicado, hay demasiadas barreras;
murallas que levanté. Y está todo tan
sumamente roto, que apenas podrás mantener
el equilibrio en su superficie.
A veces, si los ojos crees cerrar, y tu alma
es pura y tu intención sincera; quizás, con
cuidado, te abra sus puertas.
Aunque aviso, todo esta muy desordenado
aquí.
Hay llantos sin consuelo, risas ahogadas,
pensamientos tronando, y he perdido el
chubasquero.
Cuando salgas de mí, la estética de todo
continuará igual. Pero en tus adentros,
comenzará tu lucha interior.
Debatirás sobre el bien y el mal. Situaciones
irrealistas, sin embargo tan proximas.
Duraras todos tus temores, y consultarás
todas tus acciones.
Mis palabras breves y ciertas, como meteoritos
colapsaran en tu corazón, creando cráteres
a esperar su regeneración.
Por esto y más, creé esa máscara que me
priva del exterior; todos esos muros que
me aíslan. Aquellos que me defienden.
Aunque, realmente, os protege a vosotros,
pues de mi ya solo quedan los pedazos.
