Parte sin título 3

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"Para que tu luz nunca se apague y siempre brille, me aseguraré de ello aunque me haga daño en incontables ocaciones"

Capítulo 7.- La próxima vez

Ambos se hallaban penetrándose las rojas miradas; las aspas giraban avasallantemente aunque tenían expresión seria.

Menma fue quien arrugó el entrecejo, no creía en las palabras de ese extraño aunque ciertamente el parecido con su papi era bastante similar solo que con unos años encima.

—¿Pariente? No te creo, mis padres me dijeron que los ancestros de nuestros clanes murieron por las guerras. ¿Cómo puedes ser tú mi pariente? —exclamó el pequeño Uzumaki.

—Lo soy. Algo así como tu abuelo. —Dio un paso hacia el muchacho haciendo al pequeño retroceder. —Vamos, no tengas miedo. Yo entiendo por lo que estás pasando, el sentimiento que te acompleja. Piensas que estas traicionando tus raíces y que perderás a tu familia. Yo soy igual a ti.

Los ojos de Menma se abrieron grandes y su mirada se suavizó. Aquella persona parecía conocerlo muy bien. Bajó la vista por unos instantes recordando melancólico a su familia.

—Yo...no quiero sentir eso. —sus ojos se volvieron acuosos pero en ningún momento había desaparecido el sharingan.

—No es nada malo tener poder, Menma. Lo importante son los motivos para usarlo, para hacer el bien o para poner el orden en el mundo. Eres un chico privilegiado, no tienes la culpa de poseer ese poder monstruoso dentro de ti, maldición de tus padres.

—¿Debido a mis padres? —alzó la vista.

—Sí. El Hokage a quien llamas padre posee en su interior una bestia vil que casi hizo desaparecer toda la aldea de la hoja. Esa bestia también asesinó a tus abuelos de tus dos papás y fue la causa de que en un principio todos despreciaran al tuyo.

Hizo una breve pausa y después continuó.

—La aldea entera lo juzgó cruelmente, deseaban que muriese, que no existiera, que el dolor que ellos habían sentido por culpa de esa bestia, callera sobre tu padre Naruto y maltrataron a un pobre niño que, al igual que tú, no tiene la culpa de haber nacido con la maldición de sus padres. En ese entonces tus abuelos sellaron a esa bestia en tu padre y ahora se selló ese poder en ti. Ese poder explotará y te consumirá si no tienes el entrenamiento adecuado. No te queda mucho tiempo por lo visto, acabaras con todo como el monstruo que eres, pero no tiene que ser así.

Menma se sentía como un engendro, tuvo miedo de sí mismo y sus instintos asesinos. Ahora lo entendía todo, era una abominación.

—Yo no quiero esto.—se miró las manos tratando de comprender su naturaleza, después se abrazó a si mismo buscando consuelo. Recordó a su hermanito, era a la única persona que no quería hacerle daño, necesitaba una solución y pronto.

—Yo puedo ayudarte. Puedo enséñate a superar y controlar tu poder, a hacer con él lo que se te plazca, quizás convertirte en un héroe para este retorcido mundo en el que estamos obligados a vivir. Seré tu mentor, tú amigo.

Menma lo pensó, de alguna manera seguía sin creer en ese hombre, pero estaba desesperado. Parecía su única salida. Entonces dio un paso hacia él resignado y esperanzado, todo sea por no volver a vivir otro episodio tan vil como el que acababa de cometer. Haría un esfuerzo alejándose de su familia hasta que estuviese estable de poder continuar con su hermosa vida que había llevado hasta ahora.

—Estas tomando una buena decisión. —Madara sonrió levemente, le estaba costando el no estallar de risa de lo fácil que había sido convencerlo. Sencillamente porque ese chico estaba aterrorizado. Estiró su mano con la intención de alentarlo a continuar y el pequeño Uzumaki de aceptar.

Flores MarchitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora