El principio del fin

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   Sonaba la alarma y Esmeralda seguía durmiendo. Cuando logró despertarse se dio cuenta que iba a llegar tarde el primer día de clases. Fue corriendo hacia el baño, se peinó, se lavó la cara, los dientes y partió rumbo a la escuela.

Llegó cuarenta minutos tarde, saludó a todos sus compañeros y fue directo a sentarse junto a Stella.  Al llegar sus compañeros la miraron de una manera peculiar, ya que estaba vestida con una pollera bordó, zapatos negros y su camiseta favorita de Dark Throne. Esmeralda era una chica diferente, escuchaba todo tipo de música, le encantaba la música, pero le gustaba un género llamado Black Metal y no es un estilo de música muy bien visto por la sociedad, pero a ella le encantaba. 

Después de sus primeras horas de clase los tres se dieron cuenta que odiaban a sus compañeros, sus maestros y principalmente la escuela.

Llegaba la hora del almuerzo y no sabían dónde colocarse para almorzar. Terminaron como los típicos marginados, comiendo en una esquina, lejos de todos sus compañeros.

Volvieron a clases y las cosas iban de mal en peor, se armó una discusión. Todo empezó porque había que formar grupos para un proyecto, los grupos eran de a dos y el profesor los elegía.   A Esmeralda le toco hacer grupo con Camila, una joven guapa, delgada y extrovertida.

Camila se paró al lado del profesor y dijo en voz alta:

- Yo no quiero estar con ella.

Esmeralda escuchó y contestó:

– ¿No somos lo suficientemente maduras para pelear por este tipo de cosas? Preguntó Esmeralda.

Camila la sobró y no respondió a su pregunta, solo se dirigió al profesor.

 - Estaré con ella si promete no ser rara, me incomoda estar con ella cuando se viste así.  

- No me importa lo que pienses, sigues siendo la misma inmadura de siempre. Dijo Esmeralda con un tono serio.

- Estúpida. Dijo Camila entre dientes.  

Esmeralda no dudo un momento, le dio una bofetada tan fuerte que la cara de Camila quedó marcada por la mano.

¡Basta! Grito el Profesor frustrado.


Minutos más tarde Esmeralda se encontraba en detención con el director de la escuela.

- Como veras tendremos que llamar a tus padres y comentarles lo sucedido. Dijo el director con desinterés.

- Hagan lo que quieran. Dijo arrogante.

Su madre llegó, entro en la oficina del director y por un largo rato se quedó allí adentro. Su madre, Andrea, salió enfadada de la oficina y tomó a Esmeralda del antebrazo y la llevo hasta la puerta sin decir una sola palabra. 

Apenas llegaron a la casa, Esmeralda fue directamente a encerrarse a su habitación, y eso fue lo único que hizo el resto del día.


Al día siguiente, todo fue diferente, las cosas estaban mas tranquilas y Esmeralda no volvió a hablar con Camila.                                                                

Mientras Thomas elegía algo para comer en el buffet, las chicas hablaban e intercambiaban ideas sobre la clase de filosofía.

Después del almuerzo, fueron al parque, el día estaba soleado y el cielo estaba despejado. Se acostaron en el pasto y contemplaron las nubes.

Siempre me pregunté si en algún momento íbamos a separarnos, pero veo que aquí estamos...

Me pregunte lo mismo Stella, pero también hay algo más, que no dejo de pensar. Dijo Thomas mirando el cielo.

- ¿Que es ese "Algo más"?

- Me refiero a,  ¿Qué seria de nuestras vidas si no nos hubiésemos conocido?   -Una miseria. Contestó Esmeralda, después de no haber dicho ni una sola palabra.

Al instante toco el timbre, era hora de ir a clases...

Esmeralda, Thomas y Stella, eran amigos desde la infancia, y nunca más se separaron desde el día que se conocieron, tenían muchas cosas en común y además eran vecinos y se veían todos los días. Con el tiempo fueron creciendo, maduraron y aprendieron a ser fuertes y a no rendirse frente a cualquier problema, este era su último año en la secundaria, pero ellos nunca demostraron como se sentían por dentro, detrás de esas sonrísas, se ocultaban miles de sentimientos, que nadie parecía notar.

Nota suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora