Al final de la semana, Harry sale de su trabajo, sin un rumbo fijo en mente, solo conduce, adentrándose en Londres y sus secretos.
Pasa por "El Boulevard" en Chelsea, un lugar lleno de ostentacion y fiestas exclusivas en mansiones.
Drogas, scords, perdición y mafia se encuentran cruzando la calle. En la frontera de "la zona roja" la atmósfera es festiva, inclusive familiar a simple vista.
Él se siente fuera de lugar. Las luces brillantes, el sonido de las risas a lo lejos, la música de fondo.
Personas euforicas dentro de los edificios, autos lujosos revasandolo. No entiende porque aun se siente en melancolia, no encuentra animo o extasis en esas calles, ni la emocion suficiente para cruzar la calle.
Definitivamente no es un lugar al que Harry habría pensado ir en cualquier otro momento de su vida.
Da un largo suspiro y niega con la cabeza en silencio, la incomodidad que apareció en su pecho al darse cuenta a donde había conducido era lo suficientemente fuerte para seguir ignorandola.
La reciente presión su vida lo llevaron a ese lugar, como si eso fuera a darle conclusión a un divorcio que no tenia resolución despues de 6 meses, o si la insistencia por parte de los accionistas mayoritarios por buscar una alianza con una empresa en Chelsea fuera a terminar en ese Boulevard.
Su dolor de cabeza le hace pensar que aún le queda algo de moral y dignidad en el cuerpo, suficiente para hacerlo retroceder.
Pasa tan lento como su automóvil se lo permite, mientras se maldice internamente. Sabe que necesita empezar a relacionarse con los "Chelseas" para dar el impulso final a su empresa, pero definitivamente no en su territorio y no en esas condiciones.
Está por acelerar y marcharse a su casa cuando un muchacho atravesó la calle casi corriendo, frenando de golpe al igual que Harry.
-¡Cuidado!- grita por el pánico de casi atropellar a una persona. -¿Estás bien?- pregunta bajando el vidrio del copiloto lo suficiente para que el joven lo escuche.
Se escucha un estrepitoso ruido de motor en la cercanía.
El castaño de mirada azabache jaló la manija del auto, con una expresión nerviosa en su rostro, indicándole a Andrew que quite los seguros. El mayor lo hizo sin pensar y el castaño subió apuradamente.
"Idiota." Pensó Harry al percatarse que estaba a punto de ser el secuestro más idiota de la existencia, el robo de auto más fácil de la historia, o la falta de sentido común más fuerte que ha experimentado en su vida.
El castaño lo miró por solo unos segundos y reclinó rápidamente el asiento del copiloto, manteniendo su cuerpo tan pegado al asiento que Harry consideró estar escondiendo a un homicida en su auto.
Se quedó estático un momento, el lenguaje corporal de ambos era de alerta, sin embargo intentaban mostrar tranquilidad. No es normal que se suban asi porque sí al auto de nadie. Tampoco dejar entrar a alguien así a tu auto.
Lo examinó rápidamente dándose cuenta que sus prendas eran lujosas por no decir otra cosa, totalmente lo contrario a la primera impresión de la situación.
"Si es un scord, la dinámica de subirse a los autos es tan extraña, si es un asesiono o ladrón definitivamente pasaré el fin de semana en la comisaría explicando cómo y por qué lo deje subir a mi auto". Pensó mientras veía el color café intenso del cabello de aquel hombre. "Ojalá sea un scord".
El silencio no solo es incómodo, sino comienza a tornarse tétrico. Los pensamientos y la ansiedad de Harry se reproducen a oleadas en su cabeza.
-Lo siento, yo no busco servicio... - dice Harry lentamente, anticipando, o mas bien convenciendose a él mismo sobre la opción menos perjudicial y peligrosa.
-¡Oh! - El castaño comienza a reír por lo bajo mientras asoma su cabeza por la ventana- No soy un prostituto. Solo alguien que huye de malas compañias.- acomoda el asiento y levanta su mirada al dueño del bonito Alfa Romeo al que subió.
-¿Quién te asegura que yo no soy una?- pregunta curioso, notando los músculos de su cuerpo relajarse de a poco.
- Una corazonada - decía el castaño con una gran sonrisa en el rostro.
- Lo siento, tienes que bajar del auto - dijo Harry con una mirada sería.
- Lo sé, solo espere un momento - pidió, mientras miraba por la ventana.
- ¿De qué te escondes? - preguntó el mayor, casi gritando de pánico. "Sí, se está escondiendo de la policía, soy cómplice e iré a la cárcel"
- Que curioso es señor, ¿se lo han dicho? - volteó la mirada a la calle, notando el auto negro que lo seguía perderse en la carretera.
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The Boulevard. /Larry/
FanficEn Londres hay muchos lugares interesantes para visitar, pero cuidado con El Boulevard, donde si no pierdes dinero, pierdes tu dignidad. O algo más.