《Extra》

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Tomados de la mano caminábamos por el centro comercial, te detuviste al ver una tienda de mascotas, estaba en exhibición un adorable y manso conejo.

Te acercaste a la vitrina y lo viste con ojos soñadores, ya me esperaba lo que venía.

- JBambie - oh si, solo utilizabas ese apodo cuando querías algo o te sentías mal.

- Solo, compra lo necesario - dije rendido.

Tomaste comida, algunos platos para mascota, y ropa para perro, siendo que el pobre animal era un conejo. Todo lo pague yo.

Ibas feliz tomado de mi mano, platicando con tus mejillas algo sonrojadas, mientras que en tu otra mano libre llevabas la caja que llevaba al animal. Como siempre, yo llevaba las demás cosas.

Decidimos comer en casa, ya que no querías tener por mucho tiempo al conejo en la caja. Subimos al auto y nos dirigimos al departamento, el cual se encontraba media hora del centro comercial, contando el trafico.

Según tu, el pobre animal se podría asfixiar, así que lo sacaste de la caja y lo acomodaste en tu regazo, al inicio era inquieto, pero después de quince largos minutos pude ver como se quedaba bien quieto.

Llegamos y bajamos las cosas del auto, llevabas al conejo en brazos como si de un bebe se tratara. Acomodaste sus trastes en las patas de la mesa, cerca de tu lugar, doblaste las cuatro prendas de ropa para perro y las guardaste en un cajón vació, mientras que su comida se encontraba justo entre la estufa y el refrigerador.

Reí, nunca te había visto tan emocionado por una simple mascota.

- veamos una película - propusiste, al parecer no tenias hambre.

Preparamos el sillón cama y nos acomodamos, tu cabeza quedo en mi regazo y comencé a acariciar tus rubios cabellos, sabia que te fascina que lo haga.

El conejo lo tenias acomodado en tu pecho, y el muy sin vergüenza se acostó de espaldas, dejando al descubierto su pansa, te sentaste mejor y acomodaste al conejo entre tus piernas, haciéndole cariños.

Esa pequeña bola de pelos pintados de rosado me las pagaría, ya que sin darte cuenta, pasaban los días y tu ni caso me hacías, definitivamente eso de la abstinencia me estaba volviendo loco aparte de la falta de atención.

Si, soy el macho pecho peludo alfa de la relación, pero también tengo sentimientos.

Cuando tome la decisión de que esa bola de masa andante que vivía en nuestro departamento, no me quitaría toda tu atención, te bese, delicado y profundo al inicio, salvaje y rápido después; pero como si fuese un animal super dotado de inteligencia, con una de sus patas golpeo fuertemente el piso de madera, haciendo que te voltearas, poniéndole atención de nuevo y dejando de lado el beso. 

- Olvide que hoy le toca baño, lo siento JBambie - fruncí el ceño, y me diste un pico, para seguido dirigirte a la bola de mantequilla con colorante rosa.

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Recuerdo que el vecino, tenia la muy mala costumbre de comprar y mantener animales exóticos. uno de los tantos casos fue una Boa, la cual se metió a nuestro departamento y nos dio el susto de nuestras vidas, tuvimos que recurrir a algunas personas que trabajaban en el zoológico que esta cerca.

Pero, obviamente no mencionaría nada de esto si no tuviese nada bueno que contar.

Tu lindo y apestoso, rosado y exageradamente esponjoso conejo se encontraba en el gran ventanal que se encuentra en la sala, después de tanto tiempo por fin habíamos vuelto a abrir las cortinas.

Estabas poniendo la mesa cuando le llamaste por su nombre ¨ JBambie ¨, por que si, me habías quitado mi apodo para ponérselo a la bola de grasa, según tu me buscarías otro ya que ese era muy lindo para alguien tan sexy como yo, me habían gustado tus palabras pero eso no quitaba el hecho de que me arrebato mi apodo el conejo.

Volviendo al punto, ese animal volteo a verte con ojos soñadores, y lo único que se te vino a la mente era que quería pasear por el jardín de la providencia, así que después de comer, lo cargaste y llevaste hasta donde según tu quería estar.

Dejaste al conejo en el suelo, viste como dio unos brincos y le diste la espalda para dirigirte hacia mi, buena y sabia elección; el falco nuevo del vecino al parecer se había escapado y tomo entre sus patas a aquel que te quitaba la mayoría de tu tiempo.

La buena noticia para ti y mala para mi, es que ese conejo era tan gordo, y el falco tan joven que no tuvo la fuerza suficiente para llevárselo muy lejos, así que lo tiro de regreso al suelo, salí corriendo por tu mascota y tu ibas detrás de mi.

El pobre sangraba, pero no sabia exactamente de donde, quite mi camisa de cuadros que llevaba puesta sobre una negra y en rolle al conejo, de tal manera que su cuerpo, en donde se haya hecho daño, dejara de sangrar.

Corrimos al veterinario que se encontraba mas cerca, yo iba delante y tu detrás mio llorando. Supongo hicimos una gran escena ya que escuche a una señora decir:

- Ay Dios mio ayuda a que esa criatura se recupere - una muy leve sonrisa apareció en mis labios, ciertamente las personas hablan por hablar, ¡Creyó que el bastardo de tu conejo era un bebe!.

Soltaría una carcajada en cuanto ya no estuvieses llorando, eso lo pueden tomar por seguro.

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A final, el conejo vivió, yo reclame, tu te compadeciste y tuvimos una muy excelente reconciliación.

FIN.

[One in a millón] 🎶⛺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora