Capitulo 3°- ¿Viviendo con el Enemigo?

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Su respiración aún era todo un caos y los latidos de su pobre corazón eran tan fuertes e incesantes que parecían taladrar sin tregua sus oídos y desmoronar en decenas de pedazos su cabeza. Mantenía su mirada gacha observando como sus pies se movían por voluntad propia guiándola por las solitarias calles de la ciudad con Blake tras de ella. Trató de enfocar sus ojos hacia el chico que después de lo hablado minutos atrás, no había vuelto a dirigirle la palabra. En realidad, ninguno de los dos lo había hecho. La sola idea de tener que encararlo, le devolvía velozmente a la mente la oferta que le había propuesto y la cual, sin más, sin tener dudas o pensar al menos en las posibles consecuencias había aceptado con desesperación como si esta fuese su única salida. Como si él fuera su última oportunidad.

Sus pómulos se sonrojaron ante ese súbito pensamiento, y ¿Si en verdad cumplía su promesa? ¿Qué ocurriría si en realidad Blake conseguía que el corazón de Taylor Blair le perteneciese sólo a ella?, pero ¿Cómo haría semejante hazaña? Estaba consciente que su situación no era nada fácil, por lo que no podía pensar que el nuevo se acercaría con naturalidad a Taylor para que, como por arte de "magia" este terminara loco de amor por ella, eso era imposible ¿no es así?

—¿Acaso piensas que pasemos toda la noche bajo la intemperie?

Ella escuchó esa potente voz tras su espalda logrando que despertara de su ensoñación. Se giró sobre sus talones sólo para encontrarse a Blake parado frente a las puertas de su departamento, recargando todo su cuerpo sobre uno de los pilares con los ojos al parecer cerrados. Su mente se mantenía tan ocupada en toda esa situación que no se dio por enterada en el segundo en que ambos habían llegado a su destino, por lo que aún cohibida por todo lo que había vivido el día de hoy, sacó sus llaves y sin más le permitió el acceso al interior.

—Espero te sientas cómodo —Gala habló más para sí que para el chico, el cual por su parte examinaba cuidadoso el recinto en donde permanecería por algún tiempo, como un cazador que prepara su territorio antes de encabezar la matanza de sus presas—. Ahora que lo pienso... —su tono intrigante llamó la atención de Blake, deteniendo sus intenciones de seguir—. ¿Cómo sabías donde vivía? —argumentó. Estaba convencida que esa era la primera vez que el joven visitaba su hogar, por lo que aún no comprendía cómo era que conocía con tanta precisión la ubicación llegando incluso a interrumpir sus pasos durante el trayecto evitando que pasara de largo.

—Intuición, supongo —engañó Blake con descaro riendo con discreción aprovechando que se encontraba de espaldas a la castaña.

No podía evitar asombrarse ante el hecho de que a pesar de que Gala era tan torpe y atolondrada, esta contaba con una pizca de suspicacia demasiado peligrosa para sus planes. Debía de ser cauteloso, mucho más que en todas sus pasadas misiones o de lo contrario, la pequeña Brenton terminaría por descubrir su identidad y sus descabelladas intensiones mucho antes de lo previsto.

—Sígueme, te mostraré tu habitación —Ella informó a Blake antes de perderse entre los oscuros pasillos de la zona.

Solo tardaron algunos pares de minutos cuando ambos se hallaban delante de aquella enorme puerta de madera tallada.

—Es aquí, por suerte está en buenas condiciones —le dijo algo alterada al ver como de nueva cuenta se dedicaba a explorar todo a su alrededor con sumo detalle—. Si te disgusta podría ofrecerte la mía —brindó con inocencia, advirtiendo demasiado tarde que sus comentarios habían hecho que el chico dejara de lado su tarea para ahora estudiarla a ella, encaminándose en pausa hacia su persona.

—Si en la oferta también incluyes que tú me acompañaras durante toda la noche, hasta podría pensarlo —jugó con insolencia originando que la dulce mirada de Gala desapareciera en el acto, siendo reemplazada por una fuerte capa de frustración dedicada exclusivamente para él.

Ayudante de Cupido© (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora