Capítulo 1

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Corro con torpeza lo más rápido que puedo, me tiemblan las extremidades y un profundo agotamiento me invade, luego de pensar que había llegado mi hora, recién despierto en medio de un bosque con árboles extraños y les juro que no van a creer lo que me acaba de ocurrir.

¡Acaba de hablarme un conejo!

Y ¡no! No estoy loca y menos tengo complejo de Alicia, créanme eso fue lo primero que pensé, pero me di cuenta que no es eso pues este conejo no llevaba reloj, de hecho parecía un conejo ninja, así que definitivamente no estoy en el País de las Maravillas, pues que yo recuerde los conejos no eran así.

Aparte este bosque ni siquiera parece de plantas normales, los árboles son gigantes y sus raíces parecen estar conectadas una de la otra, razón por la cual, si en un bosque normal me pierdo por mi falta de sentido de orientación, en este estoy más que segura que ando corriendo en círculos y nunca me daré cuenta pues con las ramas entrelazadas ni siquiera son visibles las estrellas.

Puedo sentir que alguien me sigue, pero no estoy dispuesta a averiguar quién es o el por qué lo hace, por eso prefiero correr, correr hasta que uno de los dos se canse.

Aunque creo que soy yo la que está perdiendo la competencia.

Puede que corriendo nunca haya sido muy buena, pero en esconderme siempre fui la mejor, así que opto por ello, observo a mi alrededor un buen lugar donde pueda hacerlo, presto atención a unas raíces que formaban un hueco, intento entrar en él para entonces cubrirme con tierra y hojas caídas de los árboles, dejando un poco de visibilidad para mis ojos y así observar a mi cazador.

¿Y qué veo?

Justo al conejo ninja.

Admito que al principio creí que era una alucinación por la cantidad de agua salada que tragué, pero ahora lo veo claramente, es más alto que yo, tiene forma humanoide, y una mirada penetrante, aunque cada vez que da algunos pasos termina saltando lo cual me da un poco de gracia. Me pregunto que come para haber mutado de esa forma, aunque si se alimenta de estos árboles ya imagino la razón.

Se encuentra muy cerca de mí, no ha avanzado, lo cual indica que siente mi presencia como también yo pude sentir la suya.

Admito que aunque me causa temor también me pregunto si fue mi rescatador, porque entonces ¿Cómo si no fue así pude haber terminado aquí? ¿Cómo es siquiera posible que siga viva?

Esas preguntas me despiertan la curiosidad, y por ese motivo, temblando desde la cabeza a los pies, me muevo lentamente para salir de mi escondite y así obtener respuestas, comienzo desplazando sigilosamente las hojas que están sobre mí, y cuando estoy a punto de ponerme de pie, el conejo desaparece de mi vista, siento que alguien me sujeta, pierdo las pocas fuerzas que me quedan y una oscuridad invade todo el lugar.

.....


Observo a la terrícola que Lifford carga, no sé por qué ha querido traerla consigo a pesar de la dificultad con la que la lleva, de mi parte la hubiera dejado tirada en el bosque esperando que los exploradores la recojan y la ubiquen en una zona, no es que tenga nada en contra de ella pues para ser sincero parece inofensiva, pero si hay algo de lo que estoy seguro es que el físico de esa gente es una máscara, y que su ser exterior no tiene nada que ver con su interior, que mientras pueden pretender tener buenas intenciones, únicamente quieren destruirte, y que hasta el más inocente de ellos, solo te puede traer una sola cosa...

Problemas.

Luego de días de entrenamiento vamos saliendo del área de práctica en el bosque para dirigirnos a casa, la verdad únicamente deseo un buen baño de agua helada y ponerme a dormir, sólo espero que este espécimen no se despierte y me interrumpa el descanso, estoy pensando seriamente en darle un golpe en la cabeza por si acaso tiene pensado hacerlo, pero al parecer Lifford se dio cuenta de mis intenciones, pues me acaba de dar esa mirada de "no la toques".

Estoy dispuesto a hacerle caso ya que después de todo confío en mis habilidades para dejar inconsciente a las personas y además ese conejo que tengo de amigo parece haberle tomado cariño a su nueva compañera pues se molestó tan solo por un pequeño toque que le hice para dejarla dormida. Le correspondería agradecerme por hacerle el trabajo más fácil, era muy claro que en esas condiciones, esa chiquilla no le creería nada de lo que dijera, debería de saber que los terrícolas no confían ni en ellos mismos.

Así que mejor ni me molesto en volver a ayudarlo y únicamente me quedo observándolo como va forzado con la chica mientras camino detrás de él.

— Lo siento mucho pero no puedo corresponder a tus sentimientos, mi corazón ya le pertenece a alguien más—. Dice sacándome de mis pensamientos.

— ¿Ahh? ¿De qué hablas?

Lifford se hecha a reír a carcajadas a diferencia de mí, que lo miro con cara de que ya ha enloquecido.

— Es que no has dejado de mirarme desde que salimos del entrenamiento—. Dice aun riéndose por el mal chiste que hizo.

— Pues lamento desilusionarte pero no es para nada lo que piensas, já ya quisieras—. La verdad no estoy de humor para reírme ni seguirle el juego, sé que lo hizo para bajar la tensión pero sigo en contra de lo que está haciendo así que avanzo más rápido y me adelanto a su paso.

Una vez estamos fuera del bosque me apresuro a entrar al auto, tomar las llaves y señalar la ubicación de la casa para luego dejarlo automático, amo manejar de forma manual pero estoy tan agotado y malhumorado que me pondré a descansar desde ahora.

Cuando mi compañero entra veo que antes de sentarse en el asiento del copiloto deja el saco de piel y huesos en el asiento de atrás. Acto con el que definitivamente estoy en desacuerdo.

— Definitivamente has perdido la cordura, desaste de ella o escóndela en el maletero—. Le digo con tono firme.

— ¿Qué te ocurre ahora? Te comportas como si fueras un santo y yo un bandido cuando ambos sabemos que no es así, además eres tú quien siempre me anima a dejar de ser "don perfecto" y tomar riesgos ¿no es así? Bien pues es lo que haremos, la secuestraremos.

— ¡Bien! Pero yo no hablaba exactamente de esto—. Dije señalando hacia atrás.

— No le veo lo malo, le enseñaremos y guiaremos sobre cómo hacer las cosas, no entiendo a qué le temes.

— Para empezar le temo al hecho de que hemos tomado a alguien contra su voluntad en un área militar, que se supone que hace años no aparecían seres de la tierra, que la tienes sentada a nuestra espalda sin imaginar en que momento despertará y jura que en cuanto lo haga nos va a atacar, eso si antes no nos descubren los patrulleros, y sobre todo a lo que más le temo es a que ¡es una terrícola! Los causantes del exterminio de cientos de nosotros.

— En mi defensa yo la quería traer por las buenas, y además no es un muñeco que se pueda arrojar donde sea, no te preocupes no nos descubrirán si le ponemos algo encima.

— Aún no has dado explicaciones de las demás razones.

— Sólo relájate como me dices siempre, cuando te sigo tus locuras me toca callarme y seguirte el juego, bueno ahora te toca a ti hacerlo por mí.

Cubro a la chica con una lona que mantengo en la cajuela para emergencias, vuelvo a mi asiento y sin decir más nada inicio el piloto manual, ahora lo único que quiero es buscar como distraerme, la verdad es que mi amigo tenía razón, es obvio que eso no se lo diré, pero muchas veces he hecho tonterías y él siempre ha estado a mi lado, así que no le daré la espalda, además Lifford nunca hace nada sin un motivo. Odio cuando tiene razón.

Pasamos el resto del camino en silencio, claro que no dejo de mirar el retrovisor del centro para no tener una sorpresa por parte de nuestro pasajero, y es cuando estamos a solo un par de kilómetros para llegar que siento un leve movimiento en la parte de atrás, me distraigo unos segundos y un fuerte choque de parte de otro auto nos saca de la carretera.

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2017 ⏰

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Némesis (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora