Capítulo 21

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Decidí centrarme en lo que me contaba Zabdiel de cuando era pequeño, de cómo fue su vida en Puerto Rico, cómo era su familia, el paso por el programa; así logré olvidarme de esa sombra que vi cruzar y sobre todo de la sensación que tuve durante todo el día de que alguien nos observaba. Yo también le conté cosas sobre mí, sobre mi infancia. Parecía intrigado por saber cómo conocí a Fer así que se lo conté.

___(Tn): En realidad nos conocimos de pura casualidad, eran las fiestas del pueblo de al lado al nuestro, y siempre íbamos, Fer iba con sus otros amigos y yo con los míos, es común que allí nos juntemos todas las personas que somos del mismo pueblo así que así pasó, yo nunca le había visto y el a mi tampoco. Dos chicos de mi grupo empezaron a pelear y en ese momento yo estaba al lado de ellos, casi me pegan en la cara, Fer se dio cuenta y me apartó de todo, se quedó conmigo hasta que sus amigos pararon la pelea. Después de eso empezamos a hablar y nos dimos cuenta que teníamos muchas cosas en común, yo le empecé a aconsejar sobre la relación que tenía y pronto cogimos confianza.- Zabdie asentía, prestando atención.

Zabdiel: ¿Y cuáles son tus hobbys?, aparte de ayudar a los demás.

___(Tn): No siempre ayudo.

Zabdiel: ¿Segura?, cuando el accidente de avión nos sacaste, volviste a entrar al avión para ayudar, vas a buscar comida, agua,...Y me podría pasar toda la noche diciendo todo lo que haces por los demás.- Yo solo le sonreí.

___(Tn): Me gusta hacer deporte, salir a correr para despejarme y bailar.- dije sonrojándome esperando su contestación.

Zabdiel: ¿Así que sabes bailar?- Hice una mueca para que supiera que no del todo. – Ven- me agarro de la cintura y me pegó a él.

Notaba como latía su corazón y lo rápido que iba el mío de tenerlo tan cerca. Pegó sus labios a mi oído, notaba su respiración, pronto se puso a cantar una canción lenta y a moverse al compás, yo le acompañaba. Le miré extrañada, no sabía porqué parba.

Se sentó y yo con él a su lado, pero no me dejó, puso mis piernas encima de las suyas, y empezó a acariciarlas. Nos mirábamos fijamente, cuando me quise dar cuenta nuestros labios estaban rozándose, con ganas de abrazar uno los labios del otro, de morderlos, y así pasó, nos besamos, pero esta vez era diferente a las demás, no fue tierno como si me fuera a romper y él estuviera ahí para evitarlo, como si fuese una pieza de museo. Esta vez era con deseo, como si fuéramos las únicas personas en el mundo.

Zabdiel me acomodó en la toalla que nos habíamos llevado para sentarnos, y él se tumbó encima de mí con cuidado de no aplastarme.

LOST (Z.D.J Y TU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora