Aimee Hudson

21 13 4
                                    

—Entonces, ¿eres lesbiana?—me mira sorprendido.

—Shhh—le tiro una almohada a la cara—si mi padre se entera de esto no volveré a ver a Leah.

—Perdón, perdón—se pasa el brazo por detrás de la cabeza—¿Y qué piensas hacer? ¿se lo dirás?

—Está colada por Luck—el imbécil de mi hermanastro podría haberse fijado en otra de las muchas chicas que van detrás de él.

—Oh, vaya...—posa su mano en mi espalda en un intento de consolarme.

Minutos después, Noah—mi mejor amigo—se había marchado, por lo visto tenía una cena familiar.

No tengo nada que hacer, así que me levanto a coger un libro de mi estantería dispuesta a desconectar del mundo durante un largo rato.

No sé cuanto tiempo he estado tratando de elegir un libro, pero cuando por fin me decido, me tumbo en la cama, necesito estar cómoda.

La puerta de mi habitación se abre lentamente y levanto la vista del libro para ver de quién se trata.

—Antes me pareció oír mi nombre—no-puede-ser.

—Nadie te ha dado permiso para entrar en mi habitación—lo fulmino con la mirada y vuelvo a posar toda mi atención en el libro.

—¿Te gusta Leah?—se acerca a mi alzando una ceja.

Me acaba de dejar sin palabras, tampoco estaba hablando tan alto con Noah como para que nos escuchara.

—Eso no es asunto tuyo—cierro el libro, es imposible concentrarse así.

—Aimee, puedes dejar de mentir—se sienta en mi cama—lo he oído todo—susurra en mi oído.

Se me congela la sangre y no puedo evitar estremecerme.

—Imbécil—ignora por completo mi comentario.

—Haremos un trato—se levanta de la cama y se asoma por la ventana, que precisamente, da a la habitación de Leah.

Se queda unos minutos en silencio, y he de admitir que la tensión se adueña de mi sistema.

—Si no quieres que tu padre se entere de esto, tienes que dejar las carreras—no le estoy viendo la cara pero se de sobra que sonríe.

—¡¿Te has vuelto loco, verdad?! ¡no pienso dejar las carreras!—mi corazón late con fuerza, ha ido a dar donde más me duele.

—Pues entonces me veré obligado a decirle a tu padre lo que su querida hija piensa cada vez que ve a la hija de su jefe—se aleja de la ventana y se dispone a salir por la puerta.

—Espera—hago un esfuerzo por contener las lágrimas, se gira, esperando a oír lo que él quiere que diga—está bien, dejaré las carreras—asiente y sale de mi habitación sonriendo triunfalmente.

Las carreras de motos—para nada legales— son mi vía de escape, soy una de las mejores, pero después de esto me convertiré en el hazmerreír de todos.

Maldigo a Luck en voz alta y me da igual que me oiga, estoy enfadada, muy enfadada. Me levanto de la cama y cogo las llaves de mi moto, necesito dar una vuelta.

[...]

—¡¿Que has hecho qué?!—los gritos de Alice me van a dejar sorda cualquier día.

—No tenía otra opción.

—¡El grupo se irá a la mierda sin
ti!— tira de su pelo desesperada y camina de un lado para otro, yo me siento igual de impotente que
ella—¿Lo saben los demás?—niego con la cabeza.

Para competir en las carreras, se necesita un grupo de cinco componentes, en nuestro caso éramos: Alice, Andrew, Noah, Nick y yo.

—¿No esperaras que sea yo quien los avise, verdad?—se sienta en las gradas del parque, su voz suena más calmada.

—Está claro que hay que hacer algo al respecto, no pienso dejaros fuera de la competición por culpa de Luck—le doy una calada al cigarrillo antes de devolvérselo y sentarme junto a ella.

—Voy a avisarlos, pero serás tu quien se lo cuente, ya sabes como se pondrán y no quiero que la paguen conmigo—coge su móvil dispuesta a llamarlos.

Al cabo de veinte minutos ya habían llegado casi todos, solo faltaba Noah, que seguía en la cena familiar.

—¿Y bien? ¿qué es eso tan importante que teníais que contarnos?—Andrew pasa el brazo por encima de los hombros de Alice y posa un dulce beso en sus labios.

—Tengo que dejar el grupo, al menos durante un tiempo, Luck me ha amenazado con contárselo a mi padre—en realidad no es del todo mentira, Luck me había amenazado, sólo que no con chivarse de las carreras.

—¿Estás de coña, verdad?—Nick me mira incrédulo.

—¡Voy a partirle la boca a ese
imbécil!—Andrew se levanta dispuesto a ir buscarlo, pero Alice lo sujeta.

—Tranquilizaos, tiene que haber algo que podamos hacer, no sé. Quizás podamos encontrar un sustituto temporal—aunque la idea de que alguien me sustituya me mate por dentro, es la única solución que hay al problema.

—Ya, ¿pero a quién?—pregunta Nick.

—No lo sé, pero si no encontramos mañana a nadie tendremos que suspender la carrera—Andrew toca la rodilla de Alice e intenta tranquilizarla, la competición del sábado significa mucho para todos nosotros.

—No lo sé, pero si no encontramos mañana a nadie tendremos que suspender la carrera—Andrew toca la rodilla de Alice e intenta tranquilizarla, la competición del sábado significa mucho para todos nosotros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hasta aquí puedo contar, espero que les haya gustado c:

Pd: no olviden votar y comentar, me gustaría saber que opinan del primer capítulo.

Afrontando lo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora