Luck Olsson

19 10 0
                                    

—¡Ray ha apostado una gran cantidad de dinero por nuestro equipo, si no ganamos estamos jodidos!—tiene la mandíbula apretada y sus músculos se tensan al dar un golpe en la mesa.

—Todo por culpa de éste imbécil—Keila le da una colleja a Dustin, se la tiene bastante merecida.

—No te preocupes por eso, Hudson no competirá el sábado—sonrío.

El grupo de ella iba un paso por delante de nosotros y no iba a arriesgarme a perder, tenía que encontrar la manera de que se retirara, de destruir su grupo.

—Más te vale, hay mucho en
juego—me advierte con el dedo.

[...]

Después de haberla amenazado ayer, no creo que Aimee esté de humor para salir en todo el día, así que aprovecho para ir a ver a Leah.

Su padre no está en casa, como de costumbre. Está tan ocupado con su trabajo que casi nunca tiene tiempo para estar con su familia, supongo que por eso es uno de los mejores empresarios de la ciudad.

—Tenemos que hablar—vaya formas de recibirme.

Deja la puerta lo suficientemente abierta como para que entre y la sigo hasta su habitación.

Su hermano tampoco está en casa, ahora mismo debe de estar igual de desesperado que Aimee.

—¿Sobre qué?—me cruzo de brazos y me apoyo contra el marco de la puerta de su habitación.

—Siéntate—le tiembla la voz al hablar y clava sus ojos en los míos.

Me siento junto a ella y espero a que hable. Se queda varios minutos en silencio que se me hacen eternos y decido insistir.

—¿ Y bien?—alzo una ceja.

—Tenemos que dejarlo—me aparta la mirada y se levanta de la cama. Está nerviosa.

¿De verdad piensa que voy a dejarla ir tan fácilmente?

—¿Me estás dejando? ¿tú a mi?—me acerco a ella lo suficiente como para oír su respiración acelerada. Sé que tiene miedo.

—Esta relación no nos lleva a ningún lado, Luck, necesito espacio y está bastante claro que contigo no lo tengo—esa excusa no es lo suficientemente válida para a mi.

Intenta apartarme pero lo único que consigue es que la arrincone aún más apoyando mis brazos en los laterales.

—Yo no me voy a ningún lado—susurro en su oído. Su cuello esta expuesto a mi y no me resisto a besarlo. Su cuerpo tiembla.

—Por favor, Luck—solloza mientras intenta esquivar mis besos—no hagas esto más difícil de lo que ya es.

—¿Difícil?—me río—Si para ti esto fuera difícil creeme que no habrías intentando dejarme tantas veces—no responde, sabe que tengo razón.

A mi nadie me deja. 

—¿Estás segura de que quieres dejarme?—sigo besándole el cuello mientras acaricio la parte baja de su abdomen dispuesto a bajar aún
más—No decías lo mismo cuando estabas en mi cama.

Me pilla desprevenido y golpea con su rodilla mi entrepierna.

Aprovecha que estoy retorciéndome de dolor para escapar y salir corriendo escaleras abajo.

No sé que intenta pero dudo mucho que lo consiga.

—¡Maldita zorra!—la sigo lo más rápido que puedo, más le vale correr porque como la pille va a saber lo que es bueno.

Está apunto de salir por la puerta pero soy más rápido que ella y consigo sujetarla del brazo antes de que salga.

Cierro la puerta y la vuelvo a arrinconar.

—¡Juro que te vas a arrepentir de esto!—mis manos aprietan con fuerza su cuello, estoy perdiendo el control de mis acciones.

Intenta zafarse de mis manos pero es imposible, soy más fuerte que ella. Cada vez se resiste menos y noto como va quedándose sin respiración.

Entonces escucho el ruido de la cerradura de la puerta, viene alguien.
La suelto rápidamente y intento disimular lo mejor que puedo.

—¿Pasa algo?—Nick se acerca a Leah, que sigue recuperando la respiración.

Ella lo mira y duda un instante antes de responder.

—No, no pasa nada, tranquilo—miente—sólo era asma—desde luego se le da bien mentirle a su hermano.

—Ya—su mirada me recorre de arriba a abajo con repugnancia.

No sé si es porque sospecha algo o porque ya se ha enterado de que Aimee no va a competir en la carrera.

Opto por la segunda opción y sonrío mentalmente.

—¡Hombre, cuánto tiempo
cuñado!—paso mi brazo por encima de su hombro y revuelvo su pelo.

—Pudrete—aparta mi brazo con brusquedad y vuelve a peinarse.

Nick y yo no nos llevamos bien por el simple echo de que somos rivales a la hora de correr y dudo mucho que acepte mi relación con su querida hermanita.

¿Qué se le va a hacer? Soy irresistible.

—Tengo que irme preciosa, ya nos veremos—agarro sus caderas con firmeza y la atraigo para plantar un dulce beso en sus labios.

Pagaría por ver la cara de Nick en este preciso instante.

Tendré que asegurarme más tarde de que Leah no se vaya de la lengua, pero ahora tengo que ocuparme de asuntos mucho más importantes.

Tendré que asegurarme más tarde de que Leah no se vaya de la lengua, pero ahora tengo que ocuparme de asuntos mucho más importantes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hasta aquí el segundo capítulo, no olviden opinar c:




Afrontando lo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora