siete.

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— Pensé que hoy tampoco vendrías. —Changkyun miraba fijamente al chico frente a él. Kihyun sujetaba un cigarro apagado en su mano izquierda. El mayor, que parecía estar agotado, encendió el cigarro y se sentó al lado del castaño.

— Yo pensé que te habrías aburrido ya de esperarme. —Respondió apoyando la cabeza en el hombro de Changkyun.— Quiero decir, desaparecí por completo, cualquiera en tu lugar se habría ido y me habría olvidado pero, aquí estás tú, esperándome. —Changkyun le miró y sonrió. ¿Cómo alguien podría olvidar a tal obra de arte?

— ¿Estás loco? —Preguntó sin quitar la sonrisa de sus labios.— No me iría nunca sin saber de ti y mucho menos te olvidaría, porque siento que eso es algo imposible tratándose de una persona como tú. Mantenía la esperanza de que volverías. —Al terminar de hablar volvió a mirar a Kihyun, ya que mientras hablaba había estado mirándose las manos, el mayor también sonreía... no era una sonrisa completa, de esas que muy pocas veces le había mostrado, pero era real y eso era más que suficiente para Changkyun.

— Eres un cursi. —Fue lo único que respondió Kihyun antes de levantar la vista al cielo, Changkyun rió.

— Sólo por ti.

Y volvieron las noches en vela, esas en las que el sonido más fuerte que se escuchaba era el del mechero cuando era encendido. Volvieron los llantos a las tres de la madrugada, cuando Kihyun le contaba a Changkyun cómo había ido su día y se daba cuenta de la miserable vida en la que vivía. Pero junto a las penas, también volvieron las alegrías. Porque volvieron a cogerse de la mano a escondidas, en aquel banco apartado de todo, y empezaron a renacer los besos que se dieron aquella noche en la casa del menor... Comenzó a existir un sentimiento que ninguno de los dos había sentido de manera real nunca, empezaron a amar y ambos estaban asustados, por lo que lo escondían y se miraban con cariño pero no decían nada sobre el brillo en los ojos del contrario.

Una de las muchas noches en las que ninguno decía nada, Kihyun decidió romper el silencio creado por ambos.

— Sabes, eres como una flor. —El menor le miró sin entenderle, Kihyun siguió hablando.— Eres una flor, ahora marchita, pero que tuvo una época en la que todos la envidiaban y querían un poco de esa flor preciosa. Entonces llegó alguien, esa persona cortó la flor, y la flor acabó olvidada y marchitándose dentro de un jarrón. —Changkyun, por algún motivo que no entendió, sonrió.— Las flores no pueden salvarse cuando mueren, Changkyun. —Susurró el mayor sobre sus labios.

— Y a los niños siempre les han dado miedo los muñecos de porcelana rotos y viejos. —Kihyun rió.

— ¿Acabas de llamarme viejo? —Preguntó sin acortar la poca distancia que los separaba.

— Tú has dicho que yo soy una flor muerta. —Respondió Changkyun sonriendo, él fue quien comenzó el beso.

No supieron cuando acabó el beso, sólo que después de ese vinieron unos cuantos más. Todos bajo la atenta mirada de la luna, que parecía tenerles envidia pues su luz había ido a parar a segundo plano cuando ambos se dieron cuenta de que brillaban lo suficiente estando juntos, opacando de esa forma la luz de la solitaria luna.


fin.

porcelain and flowers ❀ changki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora