C a p í t u l o 1

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Respira el aire profundamente cerrando  sus ojos

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Respira el aire profundamente cerrando  sus ojos. Ver a los niños jugar en el Brook park junto a sus padres hace que una pequeña sonrisilla se dibuje en su rostro al recordar aquellos momentos de su infancia. En aquel lugar, momentos felices y alegres, que aun los atesoraba en lo profundo de su corazón y aunque por una parte le dolía recordar el pasado, era inevitable. No quería olvidar, porque si lo hacía seria como si esa persona dejara de existir, y los bellos recuerdos desaparecerían por completo.

Por eso se volvió una costumbre el venir todos los domingos por la tarde en aquel sitio, quedarse altas horas descansando y recordando los viejos tiempos cuando era un niño pequeño, que no eran tantos, puesto que este año iba a convertirse ya en alguien mayor. Sus  dieciocho años se acercaban y el ser un adolescente ya terminaría.

La brisa del aire golpeo suavemente su rostro. Se acomodó sus auriculares sobre sus oídos, y volvió a apoyar sus brazos sobre la barandilla.

Mientras tanto, cerca a unos metros de distancia.

Soltó un largo suspiro. Tira de su larga cabellera hacia atrás. Empieza a aburrirse. De hecho ya estaba completamente cansada. Pero no puede quitar su vista de él, es su misión cuidar.

"No sé qué le ve de interesante observar demasiado el parque, ya han pasado más de 4 horas", pensó.

Vuelve a suspirar resignada. Es una pérdida de tiempo. Empieza a desesperarse y su libro tampoco sirve para distraerse por completo, mientras que aquel humano sigue sin dar tan solo un movimiento. Chequea hoja tras hojas. Ya se ha aprendido la mayoría de cosas que están escritas, una que otra regla que todo ser de luz debe cumplir, en cuanta está en el mundo de los humanos.

Levanta la vista. Por fin. Se ha dado un movimiento, estirando sus brazos al aire y soltando un gran bostezo. La joven abre su boca formando una sonrisa. "Supongo que ya se ha cansado de estar parado". En su distracción hacia el chico, su libro se le resbala de sus manos cayendo hacia el abismo de la calle. Reacciona inmediatamente y como si fuese arte de magia, desaparece de aquel lugar donde se encontraba sentada. Y vuelve a reaparecer cayendo suavemente encima de unos de los coches que se encontraba estacionado. El libro cae abierto sobre sus manos. Si la gente que pasaba por el lugar la hubiera visto, sería algo sorprendente y difícil de creer que se tratase de un acto de magia. Por suerte nadie podía verla. Ella no era humana.

— ¡Que suerte no te has hecho pedazo! — Abraza su libro como si fuera un tesoro muy valioso. Y que realmente lo es. Y si lo llegara a perder quien sabe qué cosa podrían ocurrir.

Entonces por un momento recuerda. ¡Cielos!  Ha perdido de vista al chico, que ya no está en el parque. Mira por todos lados. Ni un rastro de él. Se incorpora poniéndose de pie. Tiene que ponerse en marcha. No puede quitarlo de vista. Tiene que encontrarlo ya. ¿Pero hacia qué dirección va? Según su intuición decide cruzar por el medio del parque.

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2024 ⏰

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