Fue Destino O Casualidad

7.

-Es que... Ay, Ana mira donde estás, nuestros padres deberían saberlo -Dijo preocupada mi hermana

-¿Aún no lo saben? -Pregunte a mi hermana que no respondió y entendí que no lo sabían - No ¿verdad? -Dije a mi hermana

-No, pero ya los voy a llamar, ya vuelvo -Dijo mi hermana intentando salir de la habitación y antes de que saliera la cogí de la mano

-Por favor Fío, no les digas nada... Me cuidaré ¿si? -Dije suplicante

-Ellos tienen que saber esto Ana -Respondió ella

-¿Para que?, ya se.. ¿Para que estén los primeros días ahí luego me ven bien y hagan como si nada hubiese pasado? o ¿para que me regañen sin justificación? o mejor dicho dime.. Cuantas veces en Los Ángeles me pasaba lo mismo tu los llamabas y ¿que?, ¿estaban allí conmigo? -Pregunte

-No -Respondió mi hermana con la cabeza mirando hacia el piso

-¿Que les importaba mas?, tu y yo o su maldito trabajo -Dije a mi hermana con un poco de enojo

-Su trabajo... Pero Ana.. -Mi hermana empezó a alzar su cabeza y mirarme fijamente a los ojos

-Pero Ana nada Fiorella!!!!  Por favor bien sabes que no les importamos sólo nos trajeron aquí para hacerse los padres buenos, ni siquiera estuvieron en nuestra graduación, ni cuando más los necesitamos y piensas llamarlos ¿de verdad? -Dije con lágrimas en los ojos mirando a mi hermana que estaba de la misma manera.

Ella me abrazo, estuvimos así por un buen tiempo hasta que llego el doctor y dejamos de abrazarnos, me limpie las lágrimas.

-Bien, señorita Ana.. Puede irse a casa, solo tienen que firmar aquí.. ¿Tu eres mayor de edad? -Pregunto el doctor a mi hermana

-Si, ella tiene sus 18 -Mentí, mi hermana aún no cumplía sus 18 pero no faltaba mucho para cumplirlos.

Mi hermana volteo a verme como intentando decir "¿acaso estas loca?, no tenías que mentirle" sabía leerle un poco sus expresiones.

-Bueno, entonces firme señorita aquí y luego la paciente y podrán salir sin ningún problema -Dijo él doctor apuntandonos donde debíamos firmar -Bueno,  recuerda tienes que cuidarte un poco y tomar tus medicamentos a la hora que es -Repitió el doctor

-Si, gracias doctor Sung -Mi hermana me quedo mirando extrañamente

-Aquí está la ropa que tenías cuando llegaste al hospital -Me dijo el doctor entregándome mi ropa

-Gracias... -Dijo mi hermana mientras el doctor salía de la habitación -¿Como sabes el nombre de ese doctor? -Pregunto mi hermana apenas salió él doctor

-El tiene el nombre pegado a su bata y antes de despertarme escuche a una de las enfermeras llamarle así, pensé que era él. Fue él unico doctor que había -Respondí mientras me cambiaba de ropa

Al llegar a casa mi hermana y yo intentamos estar normales aunque llegamos tarde.

-¿Donde carajos estaban ustedes dos?, ¿ven lo tarde que es? -Reclamo nuestro padre

-Estabamos haciendo una tarea antes de venir a casa, ¿hay algun problema que hagamos tareas? -Dije alterada

-No me hables así jovencita -Grito mi padre alzando su mano para pegarme

-Vamos golpeame.. Es lo que mas sabes hacer ¿verdad?,  solucionas todo a los golpes... No sólo me pegas a mi, he visto como lo hacías con mamá... ¿Creíste que se me olvidaría?, estas muy equivocado.... De seguro que aun.... -No logre terminar y sentí un fuerte golpe que cayo sobre mi mejilla...  Intente no llorar pero fue inútil, mis lágrimas salieron estaba muy enojada.

-Vete a tu habitación!!! -Grito mi padre

-Para lo que me da que me pegues!!!  Eres un cobarde!!!  -Grite mientras subía a mi habitación..

Cerre la puerta de un portazo y me recosté en mi cama... Me puse a llorar no aguantaba más estar aquí,  tocaron la puerta de mi habitación

-No quiero ver a nadie, vete -Grite a quién fuese el que estaba del otro lado de la puerta

Aquella persona abrió la puerta suavemente y entró a mi habitación

-¿Que no escuchaste que quería estar sola? -Dije a mi hermana quién cerró la puerta y se sentó al lado mío.

-Si, lo escuche... Pero soy tu hermana, no me iré de aquí y bien lo sabes. -Respondió mi hermana -Mira te traje un poco de hielo para que se pase el dolor -Hablo mi hermana pasándome un poco de hielo y poniendomelo en mi mejilla recién golpeada.