Capítulo Único

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Aburrido.

Esa era la palabra con la que TaeHyung definía la manera en que su maestro explicaba la clase, faltaban pocos minutos para terminar y lo que más deseaba en ese momento era irse a su casa a comer algo. Las manos le picaban y su pie se movía con impaciencia mientras miraba los árboles por la ventana del salón de clases, nada había cambiado desde el día anterior, seguía siendo exactamente el mismo paisaje que ha estado memorizando desde el primer día de clases cuando se sentó en ese mismo lugar que más tarde sería reconocido como suyo; se encontraba divagando sobre aquella pequeña mancha en el vidrio cuya existencia ha estado presente desde el primer día, cuando una pequeña gotita proveniente del exterior llamo su atención.

Estaba comenzando a llover por lo que pronosticaba que el metro que tomaba para llegar a su casa en un tiempo aproximado de quince minutos seria en esta ocasión la opción menos viable, ya que con el agua tardaría más en movilizarse; en cuestión de segundos termino de analizar los posibles pros y contras de utilizar dicho transporte solo para decidir que lo mejor sería caminar hasta su departamento.

La lluvia se hizo notar con gran fuerza solo por un momento, para suerte de los ruidosos estudiantes esta se detuvo justo cuando el timbre anunciaba lo que para la mayoría era el final de la jornada. TaeHyung guardo sus pocas pertenencias en la mochila antes de levantarse de su asiento, salió sin prisa de la institución ya que si bien moría de hambre, prefería evitarse la molestia de correr como todos esos animales desesperados a los que tenía que llamar "compañeros".

Las calles se hallaban un poco vacías debido a la precipitación acuosa ocurrida minutos atrás, el cielo era gris, el viento mantenía fresco el ambiente, eso sumando al exquisito olor de la lluvia convertín ese día en un paraíso para el joven de cabellos castaños. Usualmente un día así mantienen el corazón del chico en paz, pero en esta ocasión no era así, sus manos seguían temblando y su respiración se mantenía levemente irregular, eso solo quería decir que algo dentro de él estaba fallando.

Esa falla se llama desesperación, una falta de esperanza tan grande que le produce una necesidad que el desconoce. A sus veinte años, Kim TaeHyung conserva diario la esperanza de que su vida tiene que cambiar, él desea, anhela que su vida sea diferente; esta inquietud es resultado de una costumbre que lo consume poco a poco. La exasperación, aburrimiento, cansancio y desilusión son su rutina diaria, una forma de vida que lo envenena, lo asfixia, lo aniquila poco a poco y de la cual no encuentra la forma de liberarse. Quiere que todo sea diferente, puede ser el chico más listo de su salón y puede tener un coeficiente intelectual un poco más alto que el de las personas comunes, pero no sabe cómo hacer un cambio en su vida.

Ese día a diferencia de los demás, miro el cielo y mientras trataba de calmar ese hueco en su pecho que poco a poco lo estaba matando, pidió un deseo, desesperado rogo a cualquier fuerza del universo que lo iluminara y le ayudara a salir de esta. Sonrío irónico, el no creía en ningún dios, sin embargo aceptaba que existía una fuerza mayor que se encargaba de dirigir el universo, y en estos momentos le rogaba a esa fuerza que lo ayudara y pusiera algo en su camino, una señal que le indicara que era lo que necesitaba para que ese veneno dejara de atosigarlo.

Siguió su camino cuando unas pequeñas y frías gotas acariciaron su rostro, no tardaba en volver a llover y eso TaeHyung lo sabía, sin embargo, no le importaba mojarse. Caminaba sin prisa por la desolada calle cuando la lluvia empezó a caer, el chico siguió su camino despreocupado mientras sentía las pequeñas gotitas entrar en contacto con su piel, coloco su sudadera doblada sobre su cabeza en un sutil intento por cubrirse.

Dejo atras sus cavilaciones cuando un chillido agudo llamo su atención, cerca de donde estaba había una caja, se sorprendió al ver a dos cachorros de híbrido abrazados, él más pequeño había liberado ese sonido ante el miedo que le producía la cercanía del humano. Solo se detuvo ahí para observar a los bebés, lo primero que pudo notar es que el menor era un conejo y el mayor era un gato, probablemente hubieran sido abandonados por alguna persona desalmada que se aburrió de cuidar de los dos.

Lost~ (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora