Capítulo 2

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-Bueno...- Dijo entonces Bendy, rompiendo el silencio incómodo que se había formado tras la pequeña riña de Oswald y Mickey. -¿Alguien me
explica donde estoy?

Oswald se pegó en la frente. -¡Oh cierto! Acabas de llegar al Páramo,
está claro que no sabes lo que está pasando. No te preocupes Bendy,
estamos aquí para ayudarte a adaptarte.

Oswald sonrió confiado, y Mickey asintió en acuerdo, pero estaba
visiblemente menos emocionado con la idea que su hermano.

-Oh... ¿de acuerdo?- Comentó Bendy frunciendo el ceño. ¿Adaptarse? No
comprendía bien de lo que estaban hablando.

-Si verás...- Comenzó a explicarle Oswald mientras le mostraba el
camino para salir del callejón. -Este lugar es el Páramo. Se podría
decir que es como un hogar para todos los dibujos que han sido
olvidados por la humanidad.

-¿Olvidados?- Preguntó Bendy sorprendido.

-Así es. En algunas ocasiones los dibujos animados son olvidados por
el tiempo, o nunca llegan a salir del todo a la luz. En este mundo
vivimos todos los dibujos que fuimos olvidados, o que fueron sólo
diseños iniciales que fueron descartados.

-Entonces... ¿yo fui olvidado?- Preguntó Bendy con algo de
inseguridad. No lograba acordarse de como acabó allí ni de donde
venía, pero la idea no le sonaba correcta. Sentía que había algo más,
pero no lograba llegar a ella.

Oswald miró con simpatía al diablillo, comprendiendo que necesitaba
tiempo para asimilar la noticia. Nunca era fácil para nadie aceptar
que habían sido olvidados, e incluso después de haberlo asimilado
seguía doliendo. -Me temo que sí Bendy, pero no te preocupes, todos
aquí te aceptaremos como parte del Páramo y podrás seguir viviendo
aquí. Todos te ayudaremos a adaptarte.

Bendy sonrió, aunque con menos ganas de lo normal. -Gracias...

Mickey por su parte estaba escuchando la conversación en silencio. Él sentía que estaba siendo irracional desconfiando de Bendy, ya que por ahora no había hecho nada sospechoso, pero a la vez no se podía quitar de la cabeza los recuerdos de aquel sueño, y le seguía pareciendo
sospechoso la forma en el que había aparecido el dibujo. Mickey nunca
había visto como llegaban al Páramo los dibujos olvidados, pero estaba
seguro que no tenía absolutamente nada que ver con extrañas máquinas
ni con esa cantidad de tinta. Por ahora se limitaría a observar al diablillo, sólo por si acaso.

Cuando llegaron a la enorme grieta que separaba Calle del Mal Norte de
Calle del Mal Sur, Oswald se detuvo para pagarle al Gremlin el viaje
de vuelta.

-Oh cierto, toma.- Dijo ofreciéndole algo de dinero a Bendy.
-Recientemente ocurrieron algunos desastres en el Páramo que causaron
bastantes daños, así que necesitarás algo de dinero para poder cruzar
de un lado de Calle del Mal al otro.

-Oh, gracias.- Agradeció Bendy, aceptando el dinero. -¿Qué pasó aquí?

-Tuvimos varios terremotos y otros problemas con ciertos enemigos,
pero eso ya es el pasado.- Le respondió Mickey, decidiendo intentar
probar y participar algo en la conversación. Oswald se sonrió
agradecido, notando que su hermano estaba intentando no dejarse llevar
por su prejuicio.

Para cuando Oswald le había terminado de explicar todo lo que veía
importante que Bendy necesitaba saber, el trío ya había llegado a
Oslandia.

-Por ahora podrás vivir en casa de algún otro dibujo hasta que te
encontremos una casa donde puedas vivir, dudo que a nadie le importe.-
Explicó Oswald.

-¡Hola Oswald, Mickey, cuanto tiempo!- Exclamó entonces una voz
conocida. Los hermanos dirigieron su mirada a la dirección de la que
había venido la voz, y vieron que se trataba de Goofy Animatrónico que
seguía igual que siempre. -¿Quién es vuestro amiguito? Nunca le había
visto por aquí, ajiak.

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