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Cuando mami dijo sobre ir a una fiesta, pensé que habla de una para niños. Había fantaseado con payasos, globos y muchos dulces cuando papi estaciono el auto en esta enorme casa, pero nunca había pensado que habría solo gente grande y hombres disfrazados de pingüinos.
Debí suponerlo, ya que, el traje que llevo puesto es demasiado elegante e incómodo para jugar.
Giro mi cabeza en dirección de mi mami, ella conversa con un señor y señora.
—Mami, ¿puedo jugar? —le digo, tomó de su vestido y jaló un poco para que pueda prestarme atención.
Mami me sonríe y asiente.
Emocionado, salto de la silla para buscar a los niños que había visto hace rato, pero antes de eso, mami toma de mi brazo.
—Pero primero debes prometeme que te portaras bien y no estropearas tu traje. ¿Me lo prometes?
—Si mami, te lo prometo.
Ella suelta mi brazo y besa mi frente.
—Ve con cuidado cariño.
Mami vuelve a conversar con los señores, y sin más espera, camino sin rumbó.
Primero, entro a la cocina y solo veo gente disfrazada de pingüino. Después, busco en cada habitación que hay en el primer piso pero no hay rastro de ningún niño. Por ultimó, voy al jardín pero un señor me dice que no tengo permitido pasar y regreso a la sala principal.
Hago un puchero con mis labios, pensado en volver con mi mami.
—¡Eres un tramposo Kris!
Pero entonces, escucho risas de niños a lo lejos.
—Tu nunca mencionaste como debía hacerlo.
Sonrío y me decido por ir hacia ellos. ¡Por fin encontré niños con quien jugar!
—Pero era obvio. Debías darle un beso al suelo con tus labios, no con tu mano. Tonto.
—Tu dijiste, debes darle un beso al piso, nunca mencionaste como.
—Si, pero-
—Hola.
Los niños dejan de hablar para mirarme. Les sonrió y hago una pequeña reverencia.
—¿Quien eres tu?
—Soy Kim Jongin —me presentó —. ¿Puedo jugar con ustedes?
Los niños se mirar entre ellos, el castaño le dice algo al pelinegro en el oído y el único rubio les mira feo.
—Esta bien —dice el castaño —. Pero hay un problema... Este juego es solo de cuatro y como veras, somos cuatro.
No muy feliz con su declaración, asiento. Quizás, solo debería mirarlos jugar, ahí, sentando en las gradas de esa gran escalera.
