Un día más en aquella ciudad no tan poblada. Detroit cada vez se ve más y más solitario, mientras a las 6:30 a.m. el sol se asoma tímidamente entre las nubes lejanas de aquella vieja casa de madera, la cual sus moradores no desean deshabitar, por haber sido construida por el hombre que les dió significado a cada uno de sus días.
April se levanta. Sus ojos color café, como su padre, son deslumbrados por el sol a través de la ventana provocando que lo estruje con sus manos. Baja las escaleras, dirigiéndose al único baño de la residencia, dispuesta a higienizarse para hacer el desayuno.
Se escucha un ruido en seco arriba. April corre a ver qué ha pasado, asustada de que su madre se haya caido.
-Mamá, ¿estás...? ¡Oh Dios!, mamá, ¿qué pasó?- dice al ver a su madre tirada en el piso.
-No te preocupes, cariño. - dice con voz regulada, suspirando- Sólo he tratado de levantar ese cuadro, en el que estamos tu padre y yo, y me he resbalado. - April logra levantarla y sentarla a la cama.
-Mamá, por favor sólo llámame cuando necesites...
-Bah, estoy fuerte aún, no te preocupes, pequeña. Anda, prepara un café para ambas. Se te hará tarde para el trabajo - dice sonriendo dulcemente.
Luego de bajar a su madre y desayunar, la sube a su habitación y se dispone a prepararse para el trabajo.
-¡Oshell vendrá en una hora!- dice desde abajo, dirigiéndose al trabajo.
-¡Cuídate, cariño!
Pasado unas horas, llega Oshell, quien luego de saludar a Cassandra con todo el amor del mundo, la baña y se sientan juntas en la sala.
-¿Desea tejer hoy, Cassandra?
-Oh, no cariño. - acaricia su pelo rubio - esperaba que me pudieras permitir hablar contigo.
-¿Sucede algo malo? - se nota la preocupación en su tono de voz.
-Claro que no. -carcajea suavemente- quiero hacerte unas preguntas. Sobre la vida.
-Adelante, pero nada raro señorita- esto hace a Cassandra reír, lo que a Oshell le provoca una sonrisa.
- De acuerdo, de acuerdo. Bueno, ¿qué opinas que es la felicidad, Oshell?- sus ojos verdes observan la cabellera de Oshell.
- Bueno... - piensa en la respuesta que dará. - la felicidad es aquello que se siente cuando se siente completo, satisfecho con lo que tiene. - sus ojos café miran a la lejanía.
- Es una muy bonita respuesta, - sonríe - Precisa y completa. Sí, sí. Me gusta esa respuesta.
Oshell se ríe, halagada por las palabras de Cassandra. A pesar de sus cuarenta y tres años, dos hijos y su marido abogado al parecer sigue pensando con sensatez; se dice para sí misma.
- Pero Oshell, ¿crees que puede haber felicidad aún no teniendo lo que quieres?
- Bueno, no. No nos sentiríamos completos. Estaríamos en busca permanente de lo que nos haría feliz. -se interroga a sí misma, viendo desde varios puntos de vista la pregunta de la señora a su lado.
- ¿Sabes? Algo de lo que me he dado cuenta en estos años es que los humanos no nos conformamos. A menos de que alcancemos un estado pleno en nuestro interior de conexión con nosotros mismos. - hace una pausa- Aunque como generalizamos, digamos que no nos conformamos, Oshell. Supongamos que eres una adolescente de nuevo. ¿Qué querías en ese entonces? -Mira a Cassie con curiosidad.
-Bueno, en ese entonces quería ser exitosa cuando fuera mayor. Quería un marido.
- Muy bien, conseguiste graduarte. Encontraste a alguien en el camino. Luego, ¿qué pasó?
-Quería hijos, por cierto.
- ¿Y después de eso? Tienes tu familia, tus hijos. Tienes éxito en tu trabajo. Y ahora, ¿qué? - Cassie cierra los ojos, respirando hondo.
- Pues, ahora quiero una casa lujosa. -Cassie la mira, esperando más. Oshell duda de expresar lo que piensa - También que Marcos esté más tiempo conmigo. Y que mis hijos me obedezcan, por supuesto.
-¿Eres feliz, plenamente?
- En realidad. Creo que no. Siempre he esperado que ese momento llegue permanentemente. Sólo llega por momentos. - Piensa en su vida. - Pero estoy segura, que llegará cuando se cumpla lo que quiero ahora, lo presiento.
- Ay, no has entendido querida. La vida nunca será toda felicidad. Pero puedes decidir qué predomina. - Su voz aguda predomina al canto de los pájaros- pero paremos esto. Llévame arriba, por favor. Ya te puedes ir, tomaré mi siesta, April llegará en un cuarto de hora - mira el reloj mientras dice esto.
- ¿Me hablará sobre esto luego?
-Cuando desees querida. - la mira con ternura su infantil tono de voz.
Se encaminan juntas hacia arriba, con ayuda del bastón y de Oshell Cassandra sube con dificultad las escaleras. Llega a su habitación, se despide de Oshell, y luego de agradecer al día, piensa sobre cómo le explicará a su hija la verdad que cambiará todo.
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Cartas Al Tiempo
Novela JuvenilAños de experiencia marcaron su cuerpo, ojos nublados de tantas lágrimas y cabello castaño tornándose blanco y débil describen a la señora Cassandra Clarkson. Una mañana como cualquier otra, pide a su hija April que le lea todas las noches una pági...