|•~Capitulo 1~•|

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4:00am

Sonó mi alarma y claramente, me levanté y la apagué, se preguntarán, ¿Por qué a las 4:00am? Ya les explico.

Me llamo Rebecca y en dos hora tengo que tomar un vuelo de hacía Québec que es en Canadá. Ya tengo mis maletas listas de ayer y todas mis cajas de mudanza ya deberían de haber llegado a la que será mi nueva casa. En mis maletas sólo tengo lo que no quise que se fuera en cajas como mi computadora, mis consolas, unos cuántos cambios que guarde para el tiempo que me quedaba aquí luego de haber enviado las cajas que fue hace una semana y evidentemente, tengo una maleta, (bastante grande a decir verdad) que sólo tiene dulces de aquí, (y créanme que esos son muchos, pero muchos dulces) de México, ya que al parecer no venden allá en Canadá.

Ahora mismo voy a ir desayunar algo, por que muero de hambre. Bajé rápidamente las escaleras ya que estaba en el segundo piso y  me encontré con unos panes con Nutella y una rica taza de chocolate caliente por que no me gusta el café, mi madre siempre me dice que es delicioso y que no entiende por qué no me gusta, pero para mi el café es asqueroso. Me senté en una silla y empecé a comer esa mezcla tan ideal, pan untado en Nutella y mi taza de chocolate caliente con unos pequeños bombones dentro, ¡esto si que es vida señores!

—Un "buenos días" no estaría de mas señorita. –No me había dado cuenta que mi madre estaba aquí, espera, ¿desde cuando esta aquí?–

—Weo dia ama. –Mala idea haber hablado con la boca llena, ahora no se me entendió nada y me hará terminar mi bocado y volver a decirlo.–

—¡Rebecca! No hables con la boca llena, termina tu bocado y vuelve a decirlo. –Se los dije, pero ¿que mas da? Por más que me lo repita, siempre termino volviéndolo a hacer, por lo menos siempre lo dice con una hermosa sonrisa. Termine mi bocado, que era bastante grande y volví a hablar.–

—Buenos días mamá, ¿Cómo amaneció la madre más linda de todas? –Le sonreí como a cada mañana luego de decir esa misma frase, a decir verdad, la extrañaré mucho, demasiado, por qué si, me voy a vivir sola a Canadá.–

—Pues, ¿Qué quieres que te diga hija? Amanecí un poco decaída. –Se me partió al alma ver como la hermosa sonrisa de mi madre desaparecía y empezaban a salir lágrimas de sus bellos ojos.–

—Mamá... No llore o si no yo me pondré a llorar igual. –Normalmente eso hubiera sido suficiente para que dejara de llorar, pero creo que hoy eso no servirá.– Oiga, madre, míreme.

Mi madre me miró todavía con lágrimas en los ojos, siempre he tratado de usted a mi mamá, siento que si la trato de tu no la respeto, pero bueno, me acerqué a ella y le limpie las lágrimas para luego abrazarla y tratar de no llorar yo también.

—Madrecita chula, cuando esté allá la llamaré muy seguido y siempre tendrá noticias de como estoy, de como me va en los estudios y todo lo que usted quiera ¿si? –Me separé de ella hasta poder mirarla a la cara y le sonreí esperando que con eso ella se sintiera mejor.–

—Ay mija, tu si sabes como levantarme el ánimo. –Seguían saliendo lágrimas de sus ojos, pero tenía esa hermosa sonrisa que solo ella sabe hacer, una sonrisa que solo le da una madre a su hija y en ese preciso instante, no aguanté más y lloré, lloré como una niña pequeña en los brazos de su madre.–

—No llores mi niña, si no luego tendrás los ojos hinchados y rojos. –Traté de parar de llorar, pero me fue imposible, será duro estar lejos de mi madre, siempre estuvimos juntas, siempre hacíamos todo juntas, nos contamos todo, ahora todo será diferente sin ella.–

Nada es lo que parece |•~ Castiel ~•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora