|~•Capitulo 4•~|

10 0 0
                                    

10:00am

Escuché mi celular sonar y con difficultad tomé mi celular, contesté a como pude; era mi madre preguntándome como iba la mudanza. Le conté sobre Castiel, sobre que me ayudó a mudarme y que ya todo estaba en su lugar; se alegro que hubiera conocido a alguien tan rápido. Se despidió rápidamente diciéndome que estaba ocupada y que me llamaría esta tarde por videollamada porque mi padre y ella quieren verme. La verdad los extraño mucho, es muy solitario irse a vivir sola.

Me levanté con tranquilidad, tomando mi tiempo. Como la mudanza ya había terminado ya no tenía nada que hacer en mi departamento pero eso si, no había nada de comer. Me aliste rápidamente y me fui caminado al supermercado ya que estaba cerca. Compré mucha comida porque símplemente sólo tenía dulces mexicanos. Pedí un taxi ya que tenía muchas bolsas y no podía llevarmelas todas en mis manos. Cuando llegó el taxi, el conductor me ayudo a subir todas las bolsas y me llevó de nuevo a mi departamento. Al llegar el chico me ofreció ayudarme a meter las bolsas a mi casa lo que agradecí mucho, unas cosas estaban muy pesadas, me tomaría mucho tiempo subirlas. Cuando terminamos el chico se veía cansado, le ofrecí un vaso de agua mientras que iba por mi dinero. Pagué el taxi y le di un poco más por la propina ya que me había ayudado mucho. El taxista se despidió y se fue por la puerta, a los segundos un gran pelirrojo despeinado apareció por la puerta con una cara de enojo. ¿Y yo que hice?

—Así que... ¿Invitas a cualquier chico a entrar a tu casa? –¿Pero ahora que le pasa a este tipo? Si sólo me ayudó a meter las bolsas, solamente fue amable.–

—Sólo me ayudó a meter las bolsas del super, calmate. –Creo que nunca lo entenderé, ¡es peor que una mujer! ¿Acaso no habrá notado que era el taxista?– Sólo era el taxista.

—Que yo sepa ayudar a meter cosas a la casa de su cliente no es el trabajo de un taxista. –Se veía realmente molesto, como si le hubiera ofendido.– Hubieras podido pedirmelo a mí en vez de meter a un desconocido a tu casa.

—¿Es que acaso a ti te conozco tan bien que puedo dejar que me digas que tengo que hacer y que no? –Este chico me agota la paciencia– Nos conocimos en un avión ayer, ¡sólo ayer!

—Cómo sea. –Castiel se fue cerrando la puerta detras de él y logre escuchar cómo cerró la puerta de su departamento con fuerza. En serio, ¿Que le pasa?

Luego de que Castiel se fue me concentre en acomodar toda la comida en su lugar, tarde mucho ya que era demasiada comida: especies para hacer la comida, salsas que normalmente ocupas cuando comes, cosas como harina, arroz, azucar, sal, leche, en fin todo lo que normalmente se encuentra en una cocina y claramente... ¡NUTELLA! Cuando terminé me tumbé sobre el sofá y prendí la tele, poco a poco mis ojos se cerarron hasta que me quedé profundamente dormida.

Una hora despues

Escuchaba que llamaban a la puerta a lo lejos, ¿será en mi casa? No, no creo... Me levanté de golpe, apagué la televisión y me fui rapídamente a abrir la puerta, porque si, era aquí que llamaban a la puerta. Abrí tallandome los ojos ya que claramente me acababa de despertar de una pequeña siesta. Al ver quién era el sueño se me fue de golpe, ¿cómo un gatito pudo tocar el timbre? Bueno, lo más seguro fue otra persona y se fue dejando al gato ahí, aunque, ¿por qué lo haría? En fin, es muy lindo o ¿linda?, me da pena dejarlo afuera...

Sin que me diera cuenta ya estaba bañando a la que, al final, terminó siendo una gatita. Siempre me han gustado los gatos pero nunca he podido tener uno, creo que éso ya cambio. Al terminar de bañarla, la sequé y la puse sobre el sofá, milagrosamente no me tuvo miedo y no me razguño, creo que le cai bien. Tendré que buscarle un nombre.

Nada es lo que parece |•~ Castiel ~•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora