Capítulo II; Oportunidad

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El reloj despertador comenzó a sonar interrumpiendo lo que yo llamo un sueño reparador. Estaba agotado, y quería que el fin de semana durara mucho más.


Tome lo necesario y entre al baño para comenzar a arreglarme, hoy no sentía ganas de nada, pues la noche anterior me acosté a las tres de la mañana intentando preparar una nueva receta que vida en internet, pero solo termine con los dedos llenos de curitas.

-No vuelvo a hacer recetas complicadas, y menos con un cuchillo en la mano.- comento a nadie en particular, para después salir de la ducha, tomar su maleta y comer algo rápidamente, pues se le hacia tarde.

Esa mañana era normal, ni mucho frío ni muy caluroso, ese clima le gustaba al castaño. Pero no era lo que tenia en mente.

Esa semana pareció transcurrir demasiado rápido. Había comenzado bien las clases, también platicado con sus nuevos amigos y ahora los conocía mejor. Se entero también que Licht era un gran pianista, y es verdad, pues lo hizo llorar cuando escucho la melodía. Pero lo que más le interesaba era Ash, ya que este de vez en cuando aparecía a comer con él y los demás, o "raptaba" a Mahiru y se quedaban hablando de videojuegos o cosas así.

El viernes Mahiru decidió cambiar el tema, y preguntó cosas a la ligera, sólo por curiosidad. En eso supo que a Ash le gustaba el negro, su comida favorita eran las papas y el helado de cookies & crean, ama los videojuegos y es de familia respetable. Además de ser la representación de la pereza en persona.

Ash no decía nada sobre ser amigos, pero Mahiru lo consideraba uno, no tan cercanos, claro, pero lo eran.

Al llegar al salón fue recibido por dos de sus amigos, los cuales sonreían ampliamente.

-Buenos días, Mahiru.- saludo Koyuki.

-Buen día a los dos. ¿Y Licht?

-¿No te dijo? Hoy tiene una audición para un concurso de piano.- Abrí los ojos de par en par, ¿por qué no me dijo nada?

-Voy a llamarlo, sera rápido.- Ambos asintieron y tome mi teléfono. Contesto al tercer tono. Ciertamente él se encontraba allí.

-Quería desearte suerte. Se que te irá bien.- dije aliviado de poder decirle.

-Gracias, medio ángel. Debo irme, estoy por pasar. Hablamos en un rato.

Colgó y pude ver que debía apurarme en volver al salón, pero no solo eso, pues la fecha de hoy era importante.

¿Tan rápido llego este día?

Regrese al aula no con mi mejor cara, me senté donde siempre y me recosté en la mesa, no quería ponerme de sentimental, nadie aquí conoce lo que sucedió y no me gustaría tener que contarlo, odio que sientan lástima por mi.

Tal vez debí quedarme en casa.

Las clases pasaron demasiado lento, y cuando por fin llego la hora del descanso, tenía planeado irme. Espere a que todos salieran y le dije a mis amigos que tenía una cita médica en la mañana, por lo que me iría.

En parte era cierto, si la tenía.

El Origen de Todo [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora